Desde Londres
La finalísima del Bafta este domingo 19 para mejor película extranjera está entre Argentina, 1985 y la super-nominada favorita alemana, Sin novedad en el frente. O entre los dos gigantes detrás de ambas, Prime Video y Netflix, que han invertido en los últimos meses cuantiosos fondos en publicidad en su campaña en el Reino Unido para promover las películas transmitidas en sus plataformas. Además de un prestigiosísimo premio, el más importante después del Oscar en lengua inglesa, el Bafta es la tradicional antesala de la estatuilla de Hollywood. ¿Qué chances tiene Argentina, 1985? ¿Qué impacto tendría una victoria en el Bafta para obtener el Oscar a la mejor película extranjera?
Argentina, 1985 es la primera película original argentina de Prime Video, coproducida por Kenya Films (productora de Ricardo Darín), Infinity Hill y La Unión de los Ríos. Desde su lanzamiento el año pasado en el Reino Unido y mundo, Prime Video desplegó avisos de página entera en los principales periódicos británicos para promover el film, algo sorprendente dado el exiguo interés que despierta Argentina más allá del fútbol, el tango, el Malbec y las islas Malvinas, un hecho que los británicos recuerdan, pero prefieren olvidar. “Es una gran película y es muy bueno que tenga los recursos necesarios para hacer una fuerte campaña via Amazon Prime Video. Para que una película llegue a los votantes de las academias del Oscar o el Bafta se necesitan enormes recursos materiales. Yo diría que un millón de dólares para empezar”, dice a Página/12 una miembro de Bafta, la productora y guionista argentina basada en Londres Paula Álvarez Vaccaro.
La otra superpotencia, Netflix, lanzó una ofensiva publicitaria superior en términos económicos en el Reino Unido, donde la compañía calcula que corre con ventaja por motivos culturales e históricos: una película sobre la Primera Guerra mundial (mucho más cercana a la sociedad británica) frente a otra sobre un juicio emblemático a una junta militar en un remoto país sudamericano. En la revista de cine Screen, consumida ávidamente por la industria y los cinéfilos, Netflix sacó un desplegable de avisos sobre Sin novedad en el frente que, según algunos baqueanos cinematográficos, podría haber costado unos 10 mil dólares.
La embajada argentina en Londres entró también a este ring de la finalísima. Entre otros eventos, el 9 de febrero el embajador Javier Figueroa y la agregada cultural Alessandra Viggiano Marra organizaron una recepción en la embajada donde se realizó una conexión en simultáneo con el debate sobre la película que tenía lugar en el Charlotte Street Hotel de Londres. Este debate fue coordinado por el famoso actor británico David Tennant y contó con la participación por zoom del director Santiago Mitre y Ricardo Darín. En el panel londinense se encontraban Peter Lanzani y una de las productoras del film, la argentina Victoria Alonso. Tanto en el debate en la sala del lujoso hotel londinense como en la recepción de la embajada argentina se encontraban muchos de los miles de miembros que forman parte del Bafta, decisivos para la votación final.
Los alrededor de ocho mil miembros tienen derecho a voto en las distintas categorías. En la de “Film not in the English Language” el jurado está formado por todos los miembros que se hayan anotado para votar en ese rubro. “Por eso la campaña es fundamental. No son sólo los medios. Son las presentaciones, los eventos, se necesita un capital considerable. Hay un elemento claramente subjetivo. El voto dependerá de la visión y opiniones de los miembros que se hayan anotado para elegir la ganadora en esta categoría”, señala Paula Álvarez Vaccaro.
Pequeña historia del Bafta
El Bafta se creó en 1947 como parte del enorme esfuerzo de reconstrucción nacional que siguió a la Segunda Guerra y que transformó la sociedad británica con la creación del Estado de Bienestar, el impulso a una nueva movilidad social y un intento de que el ex imperio, destronado por Estados Unidos, encontrara un nuevo lugar en el mundo.
En esos años se hizo famosa la pregunta what means to be British today? ("¿Qué significa ser británico hoy?"). El hoy se refería al acelerado proceso de descolonización que ponía fin al mayor imperio que la historia había conocido, “donde nunca se pone el sol”. A este fin todo servía: el Rolls Royce y la Corona, su histórica reputación en las ciencias y las artes y hasta los malabares de James Bond.
El Bafta original comenzó con tres categorías de premios: hoy consta de 25. La de “Film not in the English Language” (FNIEL) surgió recién en 1982 en un intento de darle proyección universal al premio. La película de Santiago Mitre es la quinta nominación que obtiene una película argentina. La primera fue en 1997 con La lección de tango de Sally Potter, una coproducción Argentino-británico-francesa. En 2010 fue nominada con El secreto de sus ojos de Juan José Campanella. En 2004 con Diarios de motocicleta de Walter Salles y en 2015, con Relatos Salvajes de Damián Szifron, saltó de la nominación a ganar el Bafta. Dato interesante para lo que viene en marzo: El secreto de sus ojos no ganó el Bafta, pero después se llevó el Oscar a la mejor película extranjera.
Con 25 categorías puede haber soluciones salomónicas a las inevitables diferencias de criterio. Sin novedad en el frente ha tenido 14 nominaciones que incluyen desde Best Film (en competencia con películas en inglés y otros idiomas) y Best Film not in the English Language hasta mejor dirección, sonido, actor, etc. Argentina, 1985 solo compite por la mejor película extranjera y tiene respecto a la alemana una ventaja: no es una remake. Algunos baqueanos de estas lides consideran posible que una nueva versión de una película que ya se hizo no tiene tantas chances como un film original.
Los británicos, que apuestan a todo –desde caballos a elecciones presidenciales–, tienen más números puestos en Sin novedad en el frente que en Argentina, 1985. Pero como siempre, sea en el cine, el fútbol o la vida en general, puede haber tapados.
Los tapados
Hay otras tres películas que buscan el codiciado premio a la mejor película en otro idioma que el inglés: la irlandesa The Quiet Girl, la coreana Decision to leave y la coproducción Corsage.
The Quiet Girl es la opera prima de Colm Bairéad, basada en la novela Foster de Claire Keegan, y se concentra en la descripción de un mundo adulto en plena desintegración desde una perspectiva infantil. La coreana Decision to leave de Park Chan-wook (director de The Handmaiden) es un thriller psicológico a la Hitchcock con más de un giro en la trama y la psicología de los personajes con la fascinante Tang Wei, protagonista de aquel deslumbrante film de la guerra civil china, Lust and Caution.
Corsage, de la austríaca Marie Kreutzer, se basa en la vida de la Emperatriz Isabel de Austria en 1877 con referencias históricas que apuntan a lo que décadas más tarde explotaría en la Primera Guerra mundial. Las tres películas han tenido excelente crítica en la prensa británica, pero a juicio de muchos especialistas, les falta la densidad histórica y la actualidad de Sin novedad en el frente o Argentina, 1985.
En el caso de Corsage no contribuirá a su causa que el 13 de enero el actor Florian Teichtmeister, que interpreta al Emperador Franz Joseph I, fue acusado de posesión de pornografía infantil. En los últimos años el Bafta se ha visto sacudido por el movimiento #MeToo. El actor y productor Noel Clarke, multipremiado por los Bafta, fue acusado de abuso por más de 20 mujeres en la industria cinematográfica. En los medios hubo denuncias de que Bafta había hecho la vista gorda a los abusos, algo negado con vehemencia por la organización.
Ayer, hoy y mañana
En la subjetividad de los miembros de Bafta que voten estará casi inevitablemente presente el actual contexto político global. Sin novedad en el frente trae a colación la guerra Rusia-Ucrania que ha dado vuelta el tablero geopolítico mundial en los últimos 12 meses.
Argentina, 1985 apela a otro fantasma que está recorriendo las democracias desarrolladas desde Donald Trump y el Brexit hasta los virajes a la derecha y extrema derecha de la Unión Europea como se ve en Polonia, Hungría y la Italia de Giorgia Meloni. Este fue el mensaje que resaltaron tanto el embajador Javier Figueroa como el director Santiago Mitre durante la presentación simultánea la semana pasada en la embajada argentina y el debate por video. “La democracia no se puede tomar por garantizada. Hay que pelearla. Nosotros nos enfocamos en el tema de los derechos humanos para que no se pudiera decir esta es una película de izquierda o derecha. Esta es una película sobre derechos humanos y la importancia de la democracia para garantizarlos”, dijo Mitre.
El Reino Unido no está indiferente a este debate. Con un gobierno conservador que tras 13 años consecutivos en el poder está cuestionando las obligaciones que tenía respecto a los derechos humanos cuando era miembro de la Unión Europea y en el que el recientemente nombrado vicepresidente del Partido Conservador Lee Anderson acaba de recomendar una reinstalación de la pena de muerte, abundan los editoriales y las advertencias de políticos de que “no hay que subestimar los peligros que corre la democracia”. La Argentina de la dictadura es un ejemplo extremo de las consecuencias.
“Está claro cuáles son los dos grandes candidatos, pero es imposible anticipar el resultado. El factor humano acá es vital. ¿Quiénes son los miembros del Bafta que se apuntaron para votar en este capítulo de mejor película no en inglés? Es diferente si son todos señores blancos de más de 60 o 70 años o si, ahora que el Bafta en los últimos años ha buscado una mayor diversidad, hay gente más joven con otra visión del mundo. Un enigma. Yo soy optimista. Como el día antes de la final con Francia. Si me preguntabas quién ganaba, decía Argentina. Pero nadie podía asegurarlo”, señala Paula Vaccaro.
Más allá del resultado de los Bafta, la película es otro escalón para la visibilidad del cine nacional en un Reino Unido siempre más proclive a priorizar lo que viene de las ex colonias. A principios de este siglo películas como Nueve Reinas fueron un extraordinario éxito en una época en que la competencia por la audiencia se daba en los cines y el streaming era ciencia ficción: estuvo más de tres meses en cartel, notable para una película extranjera. El llamado “nuevo cine argentino” y películas como La ciénaga de Lucrecia Martel tuvieron un momento de apogeo en esa misma época. En 2015 Relatos Salvajes hizo capote en el Reino Unido y fue calificada por la crítica de “genial”, “fantástica”, “refrescantemente novedosa muestra de cinismo y horror”
Ricardo Darín es el actor argentino más identificado por los especialistas y aficionados al cine en este país. Este septiembre la Editorial de la Universidad de Edimburgo va a publicar Ricardo Darín and the Construction of Latin American Film Stardom, de la argentina Clara Garavelli, catedrática de cine en la Universidad de Leicester. “Me asombró lo sencillo que fue publicarlo. Me fijé en internet, mandé la propuesta a la sección correspondiente de la editorial, la analizaron y decidieron su publicación. No conocía a nadie. Creo que muestra el interés creciente que hay en lo que pasa en el resto del mundo de este país que durante mucho tiempo vivió como una isla”, señala a Página/12 Garavelli. Curiosamente, el libro no encontró todavía editoriales en lengua hispana a pesar de ser el primero que se va a publicar sobre Ricardo Darín, sin lugar a dudas el actor argentino más conocido a nivel global.