Aprovechar los descuentos en todo, gastar lo justo en compras semanales o acopiar para ganarle a la inflación, buscar las promociones 2x1 y cambiar hacia segundas marcas son algunas estrategias de las y los consumidores para abastecerse de productos para el hogar. Página/12 entrevistó a comerciantes y compradores en el área metropolitana de Buenos Aires, en Capital Federal y las localidades de Zárate y Campana, para evaluar en el propio territorio qué pasa diariamente con los precios y el impacto de la inflación en el humor social.
Investigar para obtener mejores precios porque “está todo carísimo”, dice una repositora de supermercado que mira alrededor y comenta: “no sé cómo hacen para comprar”. La venta con Precios Justos no siempre es posible porque falta mercadería o hay límites de hasta dos productos por persona, y en almacenes no opera. La diferencia de precios es mucha. La inflación se aceleró pero la sensación en la calle es más desarraigada, pues comentan aumentos de 1 a 3 pesos diarios y subas de entre 8 a 10 por ciento en el mes.
A ninguno de los consultados les pasa desapercibida la inflación y hay motivos de sorpresa: “la gente aún sigue comprando”, comentan. O bien como cuenta Fernando, dueño de un almacén de la zona sur de la Capital: “En otros canales de venta puede ser que el consumo se mantenga pero acá los despachos se frenaron, y siguen aumentando los precios”. “Ahora miran el precio” dice Fernando sobre el comportamiento de sus clientes. “En las gaseosas, por ejemplo, se frenó mucho el consumo, o la leche la siguen comprando pero un pan lactal o un alfajor ya no”, asegura. Sostiene que La Serenísima es la única marca que le entrega con Precios Justos y que además sacó una segunda marca: “Está Yogurísimo con el yogurt a 350 pesos y La Serenísima o Armonía a 170 pesos”. Reconoce que sus precios son más caros que los del supermercado.
Para Raquel, que es dueña de otro almacén de barrio, “La Serenísima hace lo que quiere, sube los precios todas las veces que trae productos y no justifican porqué hay aumentos todos los días”. Para ella los aumentos más fuertes se dieron en gaseosas, lácteos y vinos. Para Darío “se vio un aumento muy fuerte de cervezas a fin de año pero eso ocurre siempre”. Él es dueño de un maxikiosco de la zona norte de la Capital y observa que “los aumentos de Arcor son por segmentos: una semana sube todo lo que es harina, por ejemplo galletitas, y a la otra aumentan las golosinas, ahora esperamos las suba en chocolates porque se viene la temporada: son ajustes de entre 8 y 10 por ciento en el mes”.
Maximiliano administra comedores empresariales y afirmó que “a comparación con el año pasado, los aumentos de enero y febrero son mucho mayores”. Agrega que “lo que más noto es aumentos en verduras, carnes y bebidas. La bebida aumentó 23 por ciento sólo en enero y después ajustaron algo más en febrero, lo mismo que la carne que aumentó 30 por ciento y las verduras”. Para Fernando del almacén “a fin de año subieron los precios como siempre pero más en noviembre que en diciembre, cuando anunciaron Precios Justos, y lo mismo pasó recientemente en febrero que después del anuncio volvieron a subir”. La dinámica es más acelerada que otros años, reconocieron.
“La gran diferencia que logro yo es con los productos de larga duración. Me estoqueo, siempre lo hago a fin de mes porque sé que al mes siguiente ese producto va a salir mínimo un 10 por ciento más. A fin de mes prefiero endeudarme, comprar y guardar que esperar al próximo mes”, asegura Maximiliano dueño de un comercio de Lanús. Son estrategias para mantener un negocio con inflación. Algo similar hacen los consumidores para cuidar sus ingresos.
Para no pagar más
Aprovechar todos los descuentos es el mecanismo de defensa de los consumidores. Se escucha a una jubilada en el pasillo de un gran supermercado de Zárate preguntarle a la repositora si hoy es día de descuento a jubilados. La Cuenta DNI del Banco Provincia es muy requerida porque los descuentos son importantes, al reintegrar entre un 10 y 20 por ciento de la compra en determinados días y comercios, y es una app sencilla. Se aprovechan los descuentos a jubilados, con las tarjetas de los bancos y las de clientes de los supermercados y las ofertas 2x1 donde los precios cambian mucho.
“Yo uso Precios Justos en productos de limpieza porque compro los más baratos, pero en alimentos, no”, aclara Juana conversando en un pasillo de un conocido supermercado de Capital Federal. Para Teresa el asunto es distinto: “bajé la calidad de las marcas, vengo a este supermercado para comprar productos de esta marca que son más baratos y en lo que es artículos de limpieza compro lo primario: lavandina, cloro. Compro en 2x1, cantidad para aprovechar oferta y la variedad de las compras se reduce”.
Juan también es jubilado y dice que “sin una ayuda los jubilados no llegamos a fin de mes, por más bonos que recibamos, tenemos servicios caros por pagar y también medicamentos, las jubilaciones nunca suben en la misma proporción que los precios”. “Los aumentos son cada semana, lo noto cada vez que vengo al almacén o al supermercado”, sostiene. Para Felipe “los aumentos son diarios, se siente de 1 a 3 pesitos cada vez que compro”. Aprovechan las promociones en los supermercados porteños. A veces compran también en el comercio mayorista y encuentran algunos precios más bajos, como en el caso del dulce de membrillo, el azúcar y el edulcorante: “el mayorista tiene Precios Justos pero de segundas marcas”, sostienen. Sobre la consulta de en qué rubros se observa un crecimiento mayor de precios coinciden: lácteos y carnes.
Lucrecia compra en supermercados en Campana pero también en almacenes de barrios y puestos en ferias, donde hace una diferencia “para tratar de mantener el consumo equiparado hacemos como una ingeniería de dónde gastar, aprovechamos todos los descuentos”. Ante la pregunta de qué rubros experimentaron mayores aumentos, advierte que “notamos incrementos en todos los productos pero lo más reciente es en carnicería y verdulería, entonces vamos a las ofertas de supermercados, ya no compramos en carnicerías”. Agrega que “buscamos precios también en frutas y verduras porque muchas veces llega a duplicarse entre un punto de venta y otro: un kilo de morrón en la ciudad está 350 pesos, mientras que en las ferias encontrás dos kilos por 200, el otro día compramos durazno en la ruta a 600 pesos dos kilos mientras en la verdulería está cerca de 900 pesos el kilo”, sostiene.
Lucrecia compra en distintos puntos de venta, almacenes y supermercados, y reclama: “si no se llega a abaratar los precios en los comercios de cercanía veo difícil que el Gobierno pueda frenar la inflación, yo vengo en auto hasta el supermercado pero no todas las personas tienen esa posibilidad para organizar sus compras”.
Precios Justos
No todas ni todos los repositores de supermercados quieren hablar con Página/12. Algunos inmediatamente remiten al jefe –que no está- para hablar del tema precios. “Veo difícil que te respondan si no sos de la Municipalidad”, sostienen. ¿Qué pasa con Precios Justos en los supermercados? “La señalética está pero no entregan productos”, señala Roberto.
La imagen general es que lo que se aprovecha en los supermercados son las promos 2x1. “Nosotros usamos los descuentos para hacer acopio y ganarle a la inflación”, señala Lucrecia. En tanto Daiana, que trabaja en un supermercado de Zárate, indica que “no se permite llevar más de dos artículos por persona en Precios Justos y eso también es una restricción”. "Antes las subas se daban en la primera semana, ahora vemos que es un poquito cada día”, advierten.