“Podrían haber puesto a una mujer” dijo Pichetto, ex senador nacional, hoy Presidente de la Auditoría General de la Nación, palabras cargadas de profunda discriminación y desprecio por los derechos de las mujeres y las diversidades.

Conocimos fugazmente a la nueva Ministra de Género de la Nación en la Conferencia de la CEPAL realizada en Buenos Aires, en noviembre pasado, otro evento histórico, donde el movimiento de mujeres y diversidades demostró su capacidad para incidir en la agenda regional de derechos. Aun en los escasos meses de su breve mandato estamos viendo como la flamante Ministra Mazzina está incidiendo en la defensa de mujeres criminalizadas injustamente, dando respuestas a reclamos y demandas muy complejas. Y ha reafirmado una y otra vez los principios que nos guían en nuestra lucha feminista.

Las palabras de Pichetto se descargan como un rayo que pretende pulverizar los enormes logros que en materia de identidad de género enorgullecen a la Argentina. Las feministas hemos recorrido un largo camino de luchas, de estudios de la cuestión de la diversidad sexual y cultural. Hemos cuestionado profundamente el mandato tradicional binario (masculino/femenino) para reconocer las distintas identidades, las autopercibidas, empezando a romper el molde clásico de la heteronormatividad impuesta- diría yo- por la tradición victoriana, puesto que en otras culturas la diversidad tuvo otro tramite de reconocimiento.

La ministra es claro ejemplo de nuestro recorrido cultural, puesto que las mujeres somos diversas, plurales, con distintas identidades de sexo-género. Esta heterogeneidad nos ha permitido avanzar y crecer, generando nuevas formas de organizaciones familiares, mas democráticas, con roles intercambiables. Y esta lucha no solo amplió los derechos de las diversidades, también en las parejas y organizaciones de distinto sexo y género el avance en el cuestionamiento de los estereotipos que nos sujetaban a roles estáticos y subordinados ha permitido construir relaciones más libres y plenas.

El mensaje del auditor intenta golpear en el corazón de este proceso de profunda transformación cultural. El Ministerio toma su nombre justamente recogiendo las luchas y articulando los derechos de las Mujeres, los géneros y las diversidades para dar respuesta a esta nueva manera de sentir y de vivir en el mundo. En los Encuentros Nacionales de Mujeres, no sin debates y conflictos discursivos, se abrió paso por amplia mayoría, el cambio de denominación abriendo paso a esta diversidad incluyente de las mujeres de los pueblos originarios y las diversidades sexuales. Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans, para visibilizar las distintas orientaciones o identidades, pero con la voluntad de articular un colectivo que al permanecer unido, conserva y amplia su potencialidad.

Posiblemente Pichetto tira semejante dardo para reubicarse en la escena política, manipulando el tema como una estrategia comunicacional que las viejas y nuevas derechas, algunas fascistas incluso, están utilizando con cierto impacto. Frente a esto, no solo repudiamos sus dichos, viciados de ignorancia y conservadurismo, sino que ratificamos la voluntad de lograr mayores niveles de unidad en el gran colectivo del Movimiento de Mujeres y Diversidades, frente a los grupos antiderechos que acechan e intentan hacernos retroceder.

El camino de las luchas feministas sigue adelante recorrido por amplias multitudes sociales. En ello no hay vuelta atrás. Y la sororidad del movimiento se expresa una vez más, en este caso, abrazando a la Ministra.


María Elena Naddeo: Exlegisladora, Secretaria de género y Vicepresidenta de la APDH, integrante de la Defensoría del Pueblo CABA