En Copenhagen Cowboy hay un ángel vengador que camina lento y golpea rápido. Se llama Miu, viste de azul deportivo, habla sólo cuando es preciso. El pelo corto, la mirada fija, las formas del cuerpo ocultas, la vuelven un ser cuasi-andrógino; un ángel, se decía. Pero se sabe que los ángeles tienen dos caras. Según dicen, ella trae buena suerte. Miu se deja llevar por lo que sucede, mientras se impregna y avanza hondo en el submundo criminal. El trato amable que le dispensan no tarda en revelarse egoísta. Hay algo más en ella, que apenas se entrevé. ¿De dónde viene? ¿Qué busca? ¿Nada la hiere? La nueva serie del danés Nicolas Winding Refn es extraordinaria, y más le vale a Netflix –que tanta “cosa” presuntamente novedosa produce–, habilitar su segunda temporada.

Puede decirse que Winding Refn ya tiene un estilo depurado, al que arriba luego de una retahíla de films notables, cuyo acto bautismal –y ópera prima– es Pusher (1996). En su cine hay un tratamiento de la violencia que fascina y no es gratuito, responde a una mirada que indaga en senderos tortuosos, que llevan a sus personajes a ir más allá de la peripecia que moviliza la intriga. El thriller, el noir, el terror, son algunos de los ingredientes que circulan en su obra: Bronson, Bleeder, Fear X. El sismo bisagra lo causó Drive, el admirable neo-western protagonizado por Ryan Gosling y Carey Mulligan que le hizo pisar Hollywood, adquirir notoriedad mayor, y despuntar una cualidad formal que pulió con Only God Forgives y The Neon Demon.

Entre las referencias que su cine despierta, suele citarse a David Lynch –también vale agregar a Alejandro Jodorowsky–, y está bien que así sea, es todo un halago. Así como el director de Blue Velvet, el danés ensaya una poética intimista, que perturba, y lo hace de una manera distintiva. En este sentido, el empleo de la luz símil neón, de color chicle y efecto pastiche, se vuelve extraña por parecida a un cuento de hadas al que le faltan tanto las hadas como el final feliz. Y así como sucede en Lynch, los géneros cinematográficos cobran bríos renovados con sus historias.

Tal como en sus largometrajes, la serie Copenhagen Cowboy (6 episodios) es un paso más dentro del mundo del director danés, ya ensayado en mismo formato en la anterior Too Old to Die Young (10 episodios, de duración variable). Entre las dos, hay similitudes, pero son propuestas van por caminos diversos. Eso sí, las dos son magistrales. Si en Too Old la participación de Ed Bruebaker (pluma notable dentro del mundo de la historieta) en guion hacía patente el clima de cómic y el género trabajado: un noir demente, cincelado con colores de pastel de torta y clanes familiares; algo así también hay en Copenhagen Cowboy –con guion de Sara Isabella Jønsson–, pero con la referencia misteriosa del western que el título indica.

Aquí no hay “boy” o “ranchero” alguno; sino un espíritu vengador, Miu, que evoca con su preciosa actuación de película muda la actriz Angela Bundalovic: tanto es así que por momentos su efigie es la de Elsa Lanchester en Bride of Frankenstein. Miu oficia como una samurái o cowgirl venida de algún lugar impreciso, con una misión que descubrirá en el trayecto. Así como el “Pale Rider” de Clint Eastwood, así como el driver de Ryan Gosling. Los hechos no sólo la llevan a enfrentar y confraternizar de modos impensados, sino también a descubrir quién es ella. Las preguntas son muchas, las respuestas pocas. Y todo cifrado en la acción, a la manera del viejo cine de Hollywood.

Es decir, la apuesta de Winding Refn está en los géneros, a los que recurre según la necesidad y a los que potencia poéticamente (otro director así de magistral es el alemán Christian Petzold). Y con ellos, no hace otra cosa más que narrar: elipsis, tramas paralelas, retrocontinuidad, etc. Los reescribe, los mixtura, los vivifica. Entre estas historias, hay una que corre a la par de las peripecias de Miu y cobra forma progresiva, hasta explotar como la historia de terror que es, como si otro espíritu, en este caso el del glorioso Terence Fisher (el director inglés de títulos como Horror of Dracula y The Curse of Frankenstein), reencarnara aquí, en este western metafísico. Cuando dicha historia cristaliza, el pie en el terreno fantástico es un hecho, algo que el comienzo de la serie presagia, con Miu como una “moneda de la suerte” que da bienaventuranza a quien le cae en gracia así como lo opuesto a aquel que la desdeñe.

Justamente, Miu inicia como el ángel amuleto de una “matriarca” supersticiosa (que desea, paradójicamente, ser madre), para luego plantarle cara a los hombres del clan familiar, revolucionar su burdel, y hacer justicia en un mundo de cerdos: literales y metafóricos (algo que la banda sonora también trabaja, desde una diégesis trastocada: así como Lewis Carroll lo hace en Alicia al confundir el llanto de bebé con un cerdo). Pero deberá enfrentar lo que amenaza ser un miedo mayor: una némesis que despierta cual novia de Drácula, vestida como ella y de un rojo sangre. Miu, el ángel azul, el hada que hace posible los deseos, tranquiliza dolores, enfrenta a machistas y asesinos, parece descubrirse finalmente en una bruma de bosque fantasmal. Una belleza.

Cada episodio de Copenhagen Cowboy, si bien serie, es cine.

Copenhagen Cowboy 10

(Dinamarca, 2022/23)

Serie creada por Sara Isabella Jønsson y Nicolas Winding Refn.

Dirección: Nicolas Winding Refn.

Guion: Sara Isabella Jønsson, Nicolas Winding Refn, Johanne Algren, Mona Masri.

Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck.

Montaje: Olivier Bugge Coutté, Allan Funch, Olivia Neergaard-Holm.

Música: Cliff Martínez, Peter Kyed, Peter Peter, Julian Winding.

Intérpretes: Angela Bundalovic, Andreas Lykke Jørgensen, Li Ii Zhang, Jason Hendil-Forssell, Hok Kit Cheng, Zlatko Buric.

Disponible en Netflix (6 episodios).