Los dominios de la yerbatera Martin, además de la planta y las oficinas en Rosario, comprenden un campo de 2800 hectáreas en la selva misionera, y otras 1900 en el sur santiagueño. Lo singular es que en ambas propiedades habitan desde siempre comunidades originarias.
Del campo en San Ignacio, 900 están cultivadas con yerba mate, el resto es selva. Y allí se les mantiene el derecho a la tierra ancestral a tres comunidades descendientes de guaraníes, unas 170 familias dedicadas mayormente a las artesanías. No participan del negocio yerbatero pero habitan dentro de la propiedad registrada cien años atrás por el fundador de Martin & Cía.
En Santiago del Estero no hay yerbales, pero integra el patrimonio de la quiebra. Y allí también habita desde antes de la colonia una comunidad tonocoté y otra diaguita. 60 familias criadoras de caprinos y porcinos.
La Cooperativa de Trabajo respeta el derecho ancestral de estos pueblos originarios. La abogada Marcela Macellari aventuró que el destino de estas comunidades quedaría en riesgo de otro modo. "La Sindicatura nunca registró en la quiebra lo que había en el campo de Santiago, como que no había nada. Le puso precio de 100 mil pesos a 1900 hectáreas. En esa zona, un campo así, ideal para desmontarlo y sembrar soja, como ocurre. Y a las comunidades, desalojo", hilvanó.