El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, se comprometió este lunes a "recuperar el estrago" causado por las lluvias en el litoral de San Pablo, que dejan al menos 36 muertos y 40 desaparecidos, y reconstruir en áreas seguras las viviendas afectadas. "Puedo garantizar que mis ministros estarán dispuestos a conversar para que hagamos una alianza para recuperar, de verdad, el estrago que la lluvia hizo aquí en San Pablo", señaló el mandatario en un pronunciamiento en San Sebastián, el municipio más castigado.
Lula interrumpió sus días de descanso en el estado de Bahía para sobrevolar y conocer in situ las áreas afectadas por el intenso temporal que afectó el fin de semana al turístico litoral del estado de San Pablo, en medio de los festejos de Carnaval. Las lluvias están dejando escenas de destrucción en la región, que obligaron a más de dos mil personas a abandonar sus hogares, además de los 36 fallecidos y 40 desaparecidos reportados hasta el momento, según el último balance oficial.
"Cerca de 40 personas no han sido localizadas", confirmó a la CNN Brasil, Michelle Cesar de los bomberos de San Pablo. El mismo cuerpo informó de 14 heridos que fueron socorridos. Además hay 1.730 personas evacuadas y 766 sin hogar, informaron las autoridades que despliegan más de 600 socorristas, militares y policías en las labores de rescate. En su declaración a los medios, Lula puso a disposición de las autoridades locales recursos federales para "ayudar a recuperar" la ciudad de San Sebastián, donde se han registrado 35 de los 36 fallecidos.
Mensaje de unidad a la oposición
"Ustedes van a volver a tener un nido para cuidar a sus familias", aseguró Lula a las familias afectadas. El jefe de Estado también quiso mandar un mensaje de unidad en un encuentro público con el gobernador de San Pablo, Tarcisio de Freitas, aliado del ahora expresidente ultraderechista Jair Bolsonaro.
"Es una demostración de que es posible ejercer nuestras funciones en democracia, aunque pertenezcamos a partidos diferentes. El bien común es mucho más importante que cualquier divergencia que podamos tener", expresó Lula, al mando de un país que sigue bajo un crispado clima político luego de unas elecciones presidenciales polarizadas.
Lula pidió a las autoridades municipales encontrar una zona segura para "reconstruir" las casas que fueron sepultadas o resultaron dañadas por corrimientos de tierra durante las lluvias. "De vez en cuando la naturaleza nos sorprende, pero muchas veces también la desafiamos; por eso hay que pensar en un lugar seguro para que podamos comenzar a reconstruir las viviendas del pueblo de San Sebastián", apuntó el exlíder sindical.
Es importante que "no construyamos casas en un lugar que pueda ser escenario de otras lluvias, donde otras personas puedan morir en un deslizamiento de tierra", dijo ante los medios Lula, tocando el problema del urbanismo improvisado en el país. El mandatario también instó a trabajar de manera conjunta para rehabilitar la ruta que conecta las ciudades de Santos y Río de Janeiro, que sufrió daños importantes. "Queremos ayudar a recuperar esta ciudad", insistió.
"Lo perdí todo"
En Brasil 9,5 millones de personas viven en áreas de riesgo por deslizamiento o inundación, muchas de ellas en favelas, según el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales de Brasil (Cemaden). En San Sebastián, en cuyas playas muchos paulistas pasaban el feriado de carnaval, cayeron 600 milímetros de lluvia en 24 horas, más del doble de lo esperado para el mes.
La casa de Patricia da Silva, una empleada doméstica de 31 años, quedó destruida por la corriente de lodo y piedras que bajó por la pendiente en la madrugada del domingo en la playa de Juquehy. "Estoy muy triste, desorientada, no sé ni qué hacer", dijo esta madre de niñas de 9 y 15 años, quien agregó: "Lo perdí todo". Vanesa Cristina Caetano, de 41 años, que vive con su marido y dos hijos, expresó: "Nos asustamos. El vidrio del baño explotó con el agua. Escuchamos el agua caer con árboles y piedras. El agua entró y nos llegó hasta los hombros".
Las calles continuaban bloqueadas en al menos diez puntos, según el gobernador Tarcisio de Freitas, que decretó luto durante tres días en San Pablo y "estado de calamidad" en seis municipios para facilitar el despliegue de recursos. Además liberó siete millones de reales (1,5 millones de dólares) para tareas de rescate.
Las autoridades también enviaban agua y medicinas a las zonas aisladas. La alcaldía de San Sebastián indicó que aun hay personas entre los escombros causados por los deslizamientos. "El proceso de reconstrucción será lento", indicó el alcalde Felipe Augusto. "Es una escena aterradora", relató Augusto en sus redes sociales después de visitar un barrio en el que 50 casas se desmoronaron.
Solidaridad
Imágenes difundidas por medios locales y usuarios de redes sociales mostraban ríos de lodo y escombros, rutas arruinadas, caminos costeros hundidos y autos destrozados por los árboles caídos. Con las celebraciones del Carnaval interrumpidas en la región, personalidades locales se movilizan para ofrecer ayuda.
El chef Eudes Assis cerró por tres días su restaurante Taioba Gastronomia para preparar comida para los centenares de personas que perdieron sus viviendas. "En mis 46 años de vida nunca vi nada parecido aquí. Las personas perdieron lo poco que tenían. Es un momento de mucha tristeza", indicó Assis en Instagram, anunciando la apertura de un sitio para donaciones.
Brasil sufre fenómenos extremos frecuentes, como en Petrópolis, Río de Janeiro, donde murieron como consecuencia de fuertes lluvias más de 230 personas en febrero de 2022. Los científicos no descartan un vínculo con los efectos del cambio climático.