“Si los mataderos tuvieran paredes de vidrio, nadie más comería carne”. Esta famosa frase, atribuida a Paul McCartney, la recupera el escritor y educador Diego Manusovich, padre de una singular criatura de ficción: Troy Helguera, un profesor que vive retirado en Trevelin (Chubut) y se dedica a resolver problemas complejos en todo el mundo. “Desde hace mucho tiempo apoyo una causa que trata de concientizar a la gente acerca del sufrimiento animal y la necesidad de parar con la crueldad de sacrificarlos para nuestra alimentación. El vegetarianismo es no sólo una opción nutritiva sino también un acto de justicia para con otros seres vivos de nuestro planeta”, le escribe el músico británico a Troy --personaje entrañable que es una mezcla de Jean-Jacques Rousseau, Comenio y Sherlock Holmes-- para invitarlo a Londres y sumarlo a lucha por el derecho de los animales. En la octava novela de la saga El pedagogo y la segunda revolución de Paul McCartney (Más humanos), que se presenta este miércoles a las 19 en Dain Usina Cultural (Nicaragua 4899), Manusovich extrema la aventura y hasta se da el gusto de reescribir “Let it be” en clave animalista.
El profesor Troy acepta viajar a Londres con su hijo Luis Alberto (uno de los tantos guiños diseminados sobre Spinetta en la saga), a pesar de que le aclara a Paul McCartney que él come carne. “Quiero ayudarte sin dudas, pero no ‘siento en mi piel’ la causa del vegetarianismo como entiendo y valoro te ocurre a vos”. El músico les mostrará un video de no más de tres minutos en el que cincuenta voluntarios de todo el mundo llevaron de incógnito unas micro cámaras para filmar el interior de mataderos de animales. La “catarata de muerte” impresiona a Troy y su hijo: martillazos, disparos, degüellos y descargas eléctricas. “Alejar a las sociedades de las formas del exterminio animal permitió seguir adelante con este estilo de vida. ¿Vieron que bien presentados están los cortes de carne en los supermercados? ¿Vieron qué sonrientes suelen estar las vacas, los cerdos y los pollos en las decoraciones? Todo ese show es para hacernos creer que nadie sufre en el camino”, plantea Paul. Luis Alberto propone una idea. Como los mataderos están en la periferia de las ciudades, sugiere montar un matadero de fantasía en una plaza, donde se proyectará el video. “Si el matadero queda lejos y escondido a la vista de todos, llevemos la atrocidad al centro de las ciudades”, argumenta el hijo de Troy.
En El pedagogo y la segunda revolución de Paul McCartney, ilustrado por Marcelo Mosqueira desde la primera novela de la saga, la trama merodea el género policial cuando el músico y los invitados argentinos son amenazados. El personaje de Paul es un militante comprometido con la causa animal. “La ingesta de carne no sólo es una calamidad hacia los indefensos animales, genera violencia en los seres humanos que consumen su carne. El hombre exacerba su violencia y sus peores instintos al comer carne de animales. El hombre carnívoro desarrolla su instinto dominador hacia otros seres humanos. De ahí nacen todas las mil y una formas de sometimiento”, explica Paul. Y agrega: “los dueños de los mataderos son las fábricas de armamentos… y no están dispuestos a que la humanidad deje de comer carne”.
Manusovich (Buenos Aires, 1969), egresado de la carrera de Ciencias de la Educación en la Universidad de Buenos Aires y cofundador de Foro 21, una reconocida y multipremiada productora de contenidos educativos, empezó a escribir la saga El pedagogo en 2016. Desde entonces ha publicado ocho novelas: Nace un héroe político, El caso del fin del mundo, El caso de la Venecia de Oriente, El caso de la barrabrava de Odense, El asombroso caso de la cofradía de los arquitectos, Los curiosos juegos del Papa Francisco, Y el caso del zoológico perdido y la más reciente Y la segunda revolución de Paul McCartney. “Troy es mi alter ego -reconoció el escritor en una entrevista con Página/12-. Los pedagogos somos seres ilusorios, esperanzadores a ultranza que creemos en un mundo mejor. Y el mundo mejor se construye a través de cambios culturales desde el sistema educativo formal y desde lo no formal. Troy Helguera encarna la libertad que da la madurez”.
La saga de Manusovich propicia una épica colectiva. “Cuando hablamos de desarrollo, estamos hablando de una mejora desde la equidad para todos, no para algunos. El desarrollo tiene que ver con un mandamiento colectivo. Eso es en lo que cree Troy. Un cambio social tiene que ser un cambio que implique a las mayorías”, explicó el autor, que vive en Chivilcoy. En la octava novela, como un mantra o un estribillo, se repite un frase del Lonco Quilapán: “Si se pierden los lazos comunitarios, se pierde el corazón de nuestra unión y sólo quedan piedras con forma humana”. Después de varias peripecias por Londres, a Troy se le ocurre cómo resolver la cuestión por la que fue convocado. “Lo que vamos a hacer es que el Paul McCartney que aquella vez fue protagonista de la revolución joven más impresionante de la historia, haga la revolución por segunda vez”.
¿Qué nos pasa cuando sentimos que se lastiman animales indefensos? ¿Qué engendra en los humanos alimentarnos con carne producto del sufrimiento de otro ser vivo? ¿Hay algo que decir de los poderosos que digitan que sigamos comiendo carne para seguir siendo violentos y explotadores entre los seres humanos? Quizá en la reescritura de “Let it be” asomen algunas respuestas: “Cuando veo morir/ a tantos animales inocentes/ para alimentar a unos humanos furiosos, digo:/ Déjalos ser, Déjalos ser”.