Seis personas murieron en el nuevo sismo de magnitud 6,4 que sacudió anoche la provincia turca de Hatay (sur), anunció este martes la agencia pública de rescate Afad, dos semanas después del devastador terremoto que dejó más de 41.000 muertos en ese país y en la vecina Siria. Unas 300 personas tuvieron que ser hospitalizadas, ocho en estado grave, indicó el mismo organismo.
El nuevo movimiento telúrico se produjo a las 20.04 catorce días después del primero y fue seguido de unas 90 réplicas, una de ellas de magnitud 5,8, según Afad. Del otro lado de la frontera, en la región de siria de Alepo (noroeste), al menos 150 personas resultaron heridas, según los grupos de socorristas que trabajan en las zonas rebeldes en Siria. El sismo se sintió también en Líbano y Chipre, según periodistas de la AFP.
En la ciudad turca de Antakya (sur) algunos inmuebles debilitados por el terremoto del 6 de febrero colapsaron. Dos hospitales de la provincia tuvieron también que ser evacuados y sus pacientes trasladados a carpas.
Sin embargo, las autoridades han puesto este martes fin a la búsqueda de supervivientes en la provincia de Hatay, la más afectada por los terremotos del pasado 6 de febrero y que sufrió dos nuevos temblores en la noche del lunes.
Los sismos de anoche, de 6,4 y 5,8 grados de magnitud, hicieron que se derrumbasen numerosos edificios que ya habían quedado muy dañados por los terremotos de hace dos semanas.
A consecuencia de estos derrumbes fallecieron seis personas, cifra que las autoridades ya consideran definitiva, según la agencia de noticias oficial turca Anadolu, mientras que 294 personas, 18 de ellas con heridas graves, recibieron atención médica.
El saldo de víctimas no fue mayor porque desde el primer temblor, que dejó al menos 42.310 muertos en toda Turquía, ningún edificio en Antioquía y sus alrededores está habitado y la población pernocta al aire libre, en tiendas de campaña o en casas prefabricadas que se van instalando.
Al menos tres de las seis víctimas eran personas que habían entrado en edificios vacíos aún en pie para recuperar sus pertenencias, una práctica habitual estos días, pero muy arriesgada como ha mostrado el temblor de anoche.
El nuevo sismo y su réplica, con epicentro apenas a una docena de kilómetros al sur de Antioquía, han hecho inclinarse también edificios que hasta ahora parecían intactos, por lo que ninguna construcción se puede considerar segura de momento, señala la emisora turca NTV.
Según recordó este martes el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, los sismos han derribado o gravemente dañado 139.000 edificios, con casi medio millón de viviendas u oficinas en las 11 provincias afectadas.
En conjunto, tras investigar más de un millón de edificios en la zona, uno de cada diez o está derruido o debe demolerse con urgencia, ha concluido el ministro de Urbanismo, Murat Kurum.
La relación es el doble en las dos provincias más afectadas, Kahramanmaras y Hatay, donde uno de cada cinco edificios verificados está destruido.
Hatay, una provincia de 1,6 millones de habitantes con una floreciente agricultura, industria, artesanía y turismo local, es la más afectada con diferencia, con 37.000 edificios en ruinas.
Especialmente la capital provincial, Antioquía, con casi 400.000 habitantes, está tan destruida que la economía no se podrá recuperar a corto plazo, explicó el presidente de la cámara de comercio local, Hikmet Çinçin, a la emisora NTV.
De 2.000 pequeños negocios registrados, 1.700 han quedado en ruinas por los terremotos, explicó el empresario, lo cual provoca un éxodo de los supervivientes, ya que no tienen los servicios necesarios para su vida diaria.
Dos recintos industriales situados en las colinas en la periferia de Antioquía han resistido al terremoto prácticamente sin daños, pero no podrán seguir operando, porque tanto los obreros como empleados de mayor formación abandonan la zona, dijo Çinçin. La industria local busca ahora, con desesperación, trabajadores pero tendrá que cerrar si nadie se queda a vivir en una ciudad en la que por ahora no hay siquiera electricidad, concluyó.
Los terremotos, a diferencia de otros fenómenos naturales como huracanes o erupciones volcánicas, son imposibles de predecir para la ciencia en la actualidad, explicaron especialistas.
"Si se han realizado los estudios adecuados, la geología puede indicarnos cómo de grandes y dónde van a ser los terremotos, lo que no podemos determinar es cuándo", explicó Miguel Ángel Rodríguez Pascua, geólogo y científico titular del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), consignó la agencia Sinc. Según el experto, el problema para la ciencia para predecir estos eventos es la ausencia de datos históricos, especialmente sobre aquellos sismos de mayor magnitud.
Las fallas son fracturas en la corteza terrestre sometidas a grandes presiones por parte de las placas tectónicas. Allí se acumula energía por siglos o incluso miles de años, y alcanza un punto crítico, que es cuando se produce el terremoto. El sismo es una rotura de la falla y la liberación de energía elástica acumulada, ypuede durar desde segundos a varios minutos, explicaron.
Un equipo científico de la Universidad Pablo de Olavide (UPO) y de la Universidad de Sevilla (US), liderado por Francisco Martínez Álvarez y Antonio Morales Esteban, desarrolla modelos de predicción de terremotos mediante big data. Sin embargo, en el caso de los grandes terremotos los modelos estadísticos no son tan efectivos porque éste tiende a generalizar los eventos y no tiene en cuenta la existencia de la clase minoritaria, que son los de mayor magnitud.
"Aún estamos lejos de poder predecir con exactitud, acotando mucho el dónde y el cuándo, la ocurrencia de un terremoto de estas características", reconoció Martínez Álvarez.
Una vez que ya se ha producido el terremoto, los estudios geológicos aportan información muy útil a los equipos de emergencia. "Nosotros buscamos el orden dentro del caos. El paso de las ondas sísmicas deja deformaciones orientadas. Hay determinadas orientaciones en las que va a ser mucho más fácil que colapse un edificio dañado si viene una réplica", explicó Rodríguez Pascua.
Por otro lado, el seguimiento de las réplicas puede permitir predecir nuevos terremotos. "Se pueden hacer este tipo de estimaciones sobre posibles nuevos terremotos, pero no podríamos saber cuándo sería", aclaró el geólogo.
Más allá de la predicción de los terremotos, la ciencia sí puede abocarse a prevenir los efectos que tendrán estos hechos sobre la población. "Es una cuestión de organización y de inversión. Japón tiene terremotos muy importantes y no tiene los problemas que ha habido en Turquía, porque las construcciones están más preparadas", concluyó Rodríguez Pascua.