El discurso liberal-libertario más difundido se centra en mostrar las supuestas falacias del resto de las corrientes ideológicas, como una suerte de superioridad intelectual y moral. Esto no es exclusivo de esta corriente sino de toda visión del mundo llevada al extremo.
Los comportamientos disfrazados de rebeldía parecieran conquistar ciertos adeptos cansados de la “política tradicional”. Sin embargo, el discurso está plagado de falacias y esconde consecuencias que de rebeldes tienen poco.
Una de las falacias más usadas por el discurso liberal-libertario es la equivalencia, que radica en asociar dos conceptos distintos como si fuesen sinónimos, en este caso, capitalismo y liberalismo.
Definición de qué es el capitalismo y qué es el liberalismo
Las definiciones más clásicas de ambos conceptos indican que el capitalismo es un sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, las relaciones asalariadas y la acumulación de capital.
En cambio, el liberalismo es una doctrina que señala que la mejor forma de alcanzar el desarrollo económico y la eficiencia en la asignación de los recursos es a través de un mercado libre sin la intervención del Estado. Esto quiere decir que el libre comercio absoluto no es la definición de capitalismo, sino una de las tantas ideologías que conviven dentro de ese sistema. Esta asociación errada implica que una simple intervención estatal convierte a cualquier Estado en no liberal, y por ende, en no capitalista.
Dólares, pobreza y productividad capitalista
Un ejemplo bien concreto de esta falsa asociación es que, para explicar el progreso generado por el capitalismo, los libertarios utilizan el gráfico diseñado por Max Roser, economista de la Universidad de Oxford, el cual señala que en el año 2015 menos del 10 por ciento de la población mundial vivía debajo de la línea de pobreza extrema, lo cual se asocia a vivir con un mínimo de 1,9 dólares per cápita al día, mientras que en 1820 era casi el 90 por ciento, en un contexto de enorme crecimiento del PBI.
En principio, determinar un valor en dólares al día resulta arbitrario, dado que con ese valor uno puede satisfacer las necesidades alimentarias en ciertos países, pero en otros claramente no. A su vez definir a la pobreza solo por el ingreso es un abordaje unidimensional, mientras que la problemática es multidimensional, es decir, no hay que tener en cuenta solamente los ingresos, sino por ejemplo el acceso a una vivienda digna, las condiciones de vida e incluso entender que la pobreza no debe medirse en forma absoluta sino relativa.
Este análisis se hizo durante siglos, pero si no se tiene en cuenta que a comienzos de 1800 las condiciones de vida eran muy distintas a las actuales claramente el análisis queda incompleto. Por ejemplo, en ese siglo no había redes de agua potable ni cloacas de acceso a la población en general, servicios que hoy se consideran básicos.
Los libertarios adjudican la reducción de la pobreza extrema a la capacidad productiva del capitalismo, lo cual podríamos no discutirlo o bien agregarle cierta información. En las últimas décadas, China, siendo el país con la mayor cantidad de habitantes y con el Partido Comunista en el poder, fue el que permitió que la mayor cantidad de gente saliera de la pobreza. De hecho, en 2021, el gobierno chino anunció que eliminó la indigencia en su país, en este caso considerando un ingreso inferior a 2,3 dólares per cápita al día.
Marx sobre el capitalismo en el Manifiesto Comunista
Pero más allá de este dato no menor, incluso el marxismo podría estar de acuerdo con este análisis que asocia al capitalismo con el enorme crecimiento productivo. Fue Marx quien en el Manifiesto Comunista expresó: “La burguesía (...) ha creado maravillas muy superiores a las pirámides egipcias, a los acueductos romanos y a las catedrales góticas, y ha dirigido expediciones superiores a las invasiones y a las Cruzadas. (...) No existe sino a condición de revolucionar incesantemente los instrumentos de trabajo, es decir, todas las relaciones sociales. (...) Ha creado fuerzas productivas más variadas y colosales que todas las generaciones pasadas tomadas en conjunto”.
Si vamos por más, el gráfico de Max Roser también podría darle la razón a Keynes, el principal blanco de críticas de los libertarios, quien ideó su teoría para salvar al capitalismo de sus crisis de sobreproducción. Las políticas keynesianas están asociadas a la intervención estatal que se produce después de la crisis de 1930. Desde esa década en adelante el porcentaje de pobreza a nivel global empieza a descender en forma más acelerada. Además, estos principios económicos coinciden con la llamada Época de Oro del capitalismo, que se dio entre las décadas del 50’ y el 70’.
Un último dato a tener en cuenta es que la corriente liberal-libertaria cuando menciona a un determinado país y su intervención en la economía lo asocia automáticamente a un comportamiento socialista, haciendo una ensalada discursiva que mezcla el keynesianismo con el marxismo. Si para ellos capitalismo y liberalismo son lo mismo, dado que hay intervención estatal por doquier, ningún país sería capitalista.
Lo contradictorio del discurso libertario es que para mostrar las bondades del capitalismo hace la falsa asociación entre capitalismo y liberalismo, pero luego ni bien algún Estado interviene en la economía, lo acusa de socialista. Si seguimos esta lógica delirante, a lo largo de los años estudiados por Roser sería entonces el socialismo quien impulsó el crecimiento de la economía.
* Economista, miembro de Fundus