Un video se viralizó en las últimas horas. En él, se ve a un efectivo de la Policía de la Ciudad que tiene reducida a una persona, acostada sobre la vereda, en plena vía pública. El policía está acuclillado a su lado, junto a un hombre con el que habla. En eso, aparece un joven que procede a sacarle las zapatillas al detenido, ante la impavidez del agente, y se va.
El video circuló en las redes y generó burlas. No faltó quien lo equiparara con un fragmento de la serie División Palermo, algo que su creador, de forma risueña, salió a desmentir. Pero, más allá de los chistes, hay algo es relevante: la parsimonia del policía.
El detenido a su cargo, no es pasible de sufrir un hurto. Le caben los mismos derechos que a cualquier persona. De hecho, aun si fuera un delito flagrante, la presunción de inocencia rige hasta la sentencia judicial. Y no está habilitado que un tercero, ante la mirada pasiva de la autoridad, le robe un efecto personal, en este caso, el calzado.
Se reprimió un delito, pero se permitió que hubiera otro delito. Lo cual no es gracioso: hace al incumplimiento de los deberes de funcionario público.
Los chistes en las redes sociales no se hicieron esperar luego del tuit de Korovsky: