Blas Cinalli y Ayrton Viollaz, dos de los jóvenes condenados a la pena de 15 de años de prisión por ser considerados partícipes secundarios en el crimen de Fernando Báez Sosa, descartaron ser defendidos por el abogado Miguel Ángel Pierri tras no llegar a un acuerdo económico.
Desde que los jueces de los Tribunales de Dolores dictaron la sentencia el pasado 6 de febrero, comenzó una nueva cuenta regresiva para las partes, que tienen 20 días para apelar el fallo ante la Cámara de Casación Bonaerense. Tal es así que desde aquel lunes, los padres de los condenados comenzaron a buscar nuevos abogados para sus hijos, ante una presunta disconformidad con respecto a cómo llevo adelante el caso el defensor Hugo Tomei. El plazo para elaborar el recurso vence el próximo martes 28 de febrero.
Por el crimen de Fernando Báez Sosa, cinco de los ocho jóvenes rugbiers imputados -Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi- fueron condenados a la pena de prisión perpetua por homicidio doblemente agravado por premeditación y alevosía, mientras que los otros tres, Lucas Pertossi, Ayrton Viollaz y Blas Cinalli, recibieron la pena de 15 años de prisión por el mismo delito, pero se les endilgó una participación secundaria.
En este contexto, Cinalli y Viollaz recibieron la propuesta de Miguel Ángel Pierri, pero no prosperó por un desacuerdo económico. En diálogo con Página|12 el abogado indicó que les habría pedido alrededor de 150 mil dólares para asumir su defensa y buscar una bana de las condenas. "La culpabilidad está resuelta, lo que no está bien resuelto la calificación legal", enfatizó Pierri.
Por otra parte, el abogado sostuvo que los jóvenes recibieron "propuestas de otros letrados que se ofrecen a defenderlos sin cobrar por sus servicios", por lo que como contraprestación se beneficiarán con la difusión de los medios.
Cómo es la cárcel de Campana a la que podrían ser trasladados los rugbiers
El Complejo Penitenciario de Campana tienen tres unidades: la Unidad Penitenciaria N° 21, N° 41 y N° 57. Está ubicado en el kilómetro 5,5 de la Ruta N° 6 al norte de la Provincia de Buenos Aires. Es una de las cárceles más modernas, fue inaugurada en 2019.
La Unidad N° 57 tiene una capacidad de 616 plazas, con cuatro módulos que incluyen celdas, aulas, talleres y un polideportivo central. Las salas de clase de esta unidad tienen una capacidad para 480 internos —la más grande del Servicio Penitenciario Bonaerense— y un aula taller móvil donde se dictan cursos de alfabetización digital.
Los talleres de trabajo ocupan más de 800 metros cuadrados y tienen una capacidad para 200 jóvenes. Además, cuenta con un centro educativo primario y secundario.
Se trata de una unidad modelo que aloja a internos de entre 18 y 21 años. En los últimos tiempos, y con la intención de aliviar la superpoblación carcelaria juvenil, la edad máxima se flexibilizó hasta los 25 años. Por ello, Máximo Thomsen (23), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y Luciano Pertossi (21) —los cinco condenados a prisión perpetua— más Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (23) —que recibieron 15 años de prisión— podrían alojarse allí.
Cómo pasaron los primeros días después de la sentencia
Tras el veredicto, los rugbiers regresaron a la Alcaidía 3 de Melchor Romero. Se trata del mismo lugar en el que cumplieron la prisión preventiva hasta el inicio del juicio por el crimen de Fernando.
Según revelaron fuentes de la investigación, allí fueron alojados separados en cuatro celdas con capacidad para dos personas. Además, permanecen aislados del resto de la población carcelaria, por seguridad. "Están en las mismas celdas que antes, nada cambió", dijo una fuente de la investigación.
Según fuentes policiales, la seguridad de los rugbiers es un preocupante y muy delicado para el servicio penitenciario bonaerense. "Tienen un buen comportamiento y un buen trato con el personal penitenciario que los controla", contó un vocero, quien agregó que este jueves recibirán visitas de sus familiares.
En general, se les permite la visita de dos familiares por detenido, que aprovechan para llevarles alimentos, ropa y libros o revistas.