La búsqueda de la avioneta desaparecida el lunes pasado en la zona del Delta con tres personas a bordo continuaba ayer a la mañana sin novedad, mientras los equipos de Búsqueda y Salvamento de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), a cargo del operativo, intensificaban las tareas de rastreo.
“Las tareas se retomaron a las 8.10 por la zona ubicada entre los ríos Luján y Paraná de las Palmas. La hipótesis es que podría haber tenido un siniestro a poco de despegar”, precisaron los voceros del área de Búsqueda y Salvamento.
Los helicópteros que sobrevolaban la zona del Delta pertenecen a la Fuerza Aérea, a la Prefectura Naval y a la Policía bonaerense. La Prefectura buscaba por agua con botes semirrígidos. Y la Fuerza Aérea aportó un helicóptero MI-171 E, configurado para misiones de búsqueda y rescate. La tripulación de esta aeronave militar está compuesta por dos pilotos, un mecánico, tres operadores de grúa y tres nadadores de rescate.
Claudio Carbone, experto en aeronáutica, señaló que “la búsqueda sigue sin ninguna novedad y ahora están yendo un poco más a un patrón de búsqueda más amplio de la zona”, dijo tras expresar su desconcierto por la situación y las condiciones en que desapareció la aeronave, ya que a poco de despegar “la identificación de vuelo no salía en la pantalla de radar, por eso el control lo mandaba que vuelva a San Fernando y después se cortó la comunicación”. Y añadió que “nunca se activó una baliza de emergencia, que al caer al agua da la precisión de su ubicación, eso aparece en una pantalla de búsqueda y rescate que tiene la Fuerza Aérea en Palomar, pero eso nunca se activó”. “No es un avión chico, es grande y tendría que poder verse, por eso es raro que nadie lo haya visto”, acotó Carbone.
El avión bimotor Mitsubishi habría sido avistado a unos 1000 metros por sobre la altura a la que debía estar volando y en dirección opuesta a la que le indicaban, según un mensaje difundido por un controlador aéreo de Aeroparque a colegas.
Fuentes de la ANAC indicaron que el sector de búsqueda en la zona del Delta es de máxima complejidad por las grandes superficies de agua, fuertes corrientes y densidad de la vegetación.
Pese a haber despegado sin problemas, el bimotor nunca tuvo activado el código del transponedor –identificador del vuelo–, que es lo que permite que el radar lo registre, por lo que se le pidió en reiteradas oportunidades que intentara activarlo o, de ser imposible, volviera al aeropuerto de salida.
“El piloto pidió cambiar de código y subir a 2000 pies pero seguía sin aparecer en la pantalla. Se le pidió que regresara a San Fernando pero en ese momento dejó de comunicarse”, indicó el controlador de San Fernando. “Después de perder contacto con el bimotor (unos cinco minutos después del despegue) nos comunicamos con un avión sanitario que viajaba por la zona que nos dijo que tenía al bimotor a la vista en el radial 0.10 de San Fernando, a unos 4700 pies”, agregó. Sin embargo, aclaró que en ese momento volaba en la zona un avión de la empresa GOL rumbo a Buenos Aires, con el que el avión sanitario podría haberse confundido.
Si la aeronave avistada por el avión sanitario era el Mitsubishi desaparecido, no sólo no estaba volviendo hacia San Fernando, sino que se dirigía hacia el centro de la provincia de Buenos Aires y a casi 3000 pies por sobre la altura que se le había indicado a la que debía volar.
La avioneta desaparecida, un turbohélice bimotor perteneciente a la empresa agropecuaria Aibal S.A, radicada en Bragado, estaba al mando de los pilotos Matías Ronzano y Facundo Vega, ambos oriundos de la ciudad bonaerense de Lincoln, y el único pasajero a bordo consignado en el reporte es Matías Aristi, uno de los cinco hijos del dueño de la compañía agrícola. Tenía como destino la localidad formoseña de Las Lomitas, donde Aibal SA tiene campos. El tiempo estimado de vuelo era de dos horas y media, pero no se detalla si iba a aterrizar en el aeropuerto de Las Lomitas o en alguna pista de la estancia de Aibal, cuyos dueños son ganaderos de Bragado, en la provincia de Buenos Aires.
Autoridades aeroportuarias de Formosa informaron que el turbohélice “no había operado nunca en la provincia de Formosa” y que “no hay registro” de vuelo en la zona.
Los Aristi son una familia muy conocida en Bragado. Tienen una planta de silos, una bodega en Mendoza, y son dueños de Aibal S.A., una acopiadora de cereales que es una de las empresas más importantes de la ciudad, en pleno corazón de la mejor zona agrícola del país. Miembros de distintas ramas de la familia pertenecen a la Sociedad Rural de Bragado, a Cáritas y a otras instituciones sociales y comunitarias.