La Administración Federal de Ingresos Públicos encontró 94 empleados  reducidos a servidumbre en tres campamentos de una finca del norte salteño. Los trabajadores vivían en condiciones inhumanas y carecían de todo tipo de medidas de seguridad e higiene en una finca dedicada al cultivo del poroto, que pertenece al establecimiento El Quebrachal. Los 94 empleados vivían en carpas precarias, en algunos casos, o directamente debajo de lonas, prácticamente a la intemperie, sin agua potable ni electricidad. En tanto, los alimentos eran suministrados por sus empleadores, quienes luego se los descontaban de sus haberes.