"La abyección supera la imaginación más exaltada. De todos los seres que pueblan la Tierra, la especie humana es la única con esa capacidad de degradación". Estas palabras pertenecen al escritor rumano Panait Istrati quien fue rescatado de las calles de París, donde vivía como un indigente, por Romain Rolland y superándose a sí mismo se transformó en un vocero inclaudicable del socialismo libertario.
Autor de novelas tales como Los cardos de Baragan sobre las huelgas campesinas, contra el escarnio y la explotación.
En los libros Rusia al desnudo y La otra llama denuncia los padecimientos de la mayoría de la población, los privilegios de la burocracia del PCUS y los crímenes seriales de la maquinaria estalinista, la persecución a revolucionarias y revolucionarios y el montaje de campos de concentración.
Lo dicho por Istrati en el siglo XX mantiene plena vigencia en el presente.
Un mundo cada vez más injusto y desigual en el que una minoría acumula capital material y somete a las mayorías en toda latitud a una multiplicidad de miserias, a la dominación, la explotación y la expoliación.
Estamos en la antesala de una tercera guerra mundial y ante colapso ecológico.
El cambio climático no es un mal augurio de pesimistas sino una verdad lacerante que se manifiesta en todo el planeta de diferentes formas, pero con una constante sequías, derretimiento de glaciares y otros tantos fenómenos que anticipan catástrofes en ciernes.
El capitalismo, sistema predador de vidas, debe ser resistido y combatido. Es la única alternativa para la supervivencia.
Carlos A. Solero