El éxodo de cuatro senadores peronistas es una herida en el Frente de Todos que todavía supura. Una vez recuperados del estupor - nadie en el oficialismo se esperaba ese día la carta que anunciaba la génesis de "Unidad Federal" -, la conducción del FdT buscó desdramatizar: se insistió en que ninguno de los ex compañeros de bancada pretendía jugar con Juntos por el Cambio y que no se tardaría mucho en avanzar en una agenda común. "Hay que acostumbrarse a conducir en el desorden", asegura, a quien quiera escuchar, el recién recuperado jefe de interbloque, José Mayans, quien mantiene diálogo con la mayoría de los senadores díscolos. Sin embargo, el FdT quedó expuesto y lo sabe. No solo perdió la primera minoría en el Senado, sino que ahora teme un efecto contagio en la Cámara de Diputados. De momento, el oficialismo se muestra confiado en que la unidad en la Cámara baja no está en peligro, pero a nadie se le escapa que es un año electoral y que cualquier fuga podría ser devastadora. La sesión del martes será, en ese sentido, una prueba de fuego para el FdT.
El malestar se fue acumulando durante meses, siempre al borde del estallido pero contenido a último momento. El miércoles, sin embargo, un grupo senadores oficialistas que venía quejándose en privado de la conducción del Ejecutivo, por un lado, y la agenda del kirchnerismo, por el otro, terminó pegando el portazo y, aliándose con la cordobesa Alejandra Vigo, decidió armar su propio bloque. El jujeño Guillermo Snopek (que es también el jefe de bloque), el entrerriano Edgardo Kueider, la puntana María Eugenia Catalfamo y el correntino "Camau" Espínola: si bien la excusa era la "agenda federal", cada uno de los senadores tenía sus propios motivos para romper. La mano del gobernador Juan Schiaretti tuvo mucho que ver, pero no fue lo único. Una continuidad de desplantes del gobierno nacional mezclado con nuevas aventuras electorales: la génesis de "Unidad Federal" es heterogénea y contradictoria, pero, en la práctica, acaba de dejar rengo al FdT en el Senado y se presenta como una verdadera amenaza en Diputados.
En la Cámara alta, el FdT perdió el control del quórum y deberá sentarse a negociar con el flamante bloque si no quiere que la parálisis de Diputados se le contagie. Unidad Federal tiene planeado hacer valer caro su acompañamiento sesión a sesión, y ya tiene preparada una agenda de temas - vinculados a la Energía y al Transporte - que servirán como prenda de negociación. En el FdT están que echan chispas y los acusan de "aprietes" con el mismo tono que, hace unos días, acusaban a JxC. "Eligieron el peor momento. Nosotros tenemos que estar juntos, y encima con esto la afectan a Cristina porque la Justicia va a ver que tenemos dificultades en el Senado", se lo escuchó a Mayans recriminarle a Snopek en una reunión el jueves, minutos antes de la sesión preparatoria. "No vamos a ir con la oposición, pero nos vamos a hacer sentir", le respondió Snopek.
Frente a este nuevo escenario, el FdT especula que, hasta mayo, el panorama para sesionar será complicado. Hay idea de ir avanzando en sesiones de "consenso", incluso hay conversaciones con las espadas de JxC para intentar avanzar en proyectos como la Ley Lucio. La semana próxima, Mayans, junto a Juliana Di Tullio y Anabel Fernández Sagasti, comenzará las negociaciones. "En la política, el orden no existe jamás", repite, en modo zen, el formoseño. Otros, en cambio, rumian bronca por lo bajo: "¿Nosotros somos 31 y tenemos que hacer lo que piden unos 5? ¿Por qué no se van a cagar?".
Los peligros de un efecto contagio
El temor, mientras tanto, es que los coletazos de la ruptura puedan afectar al ya delicado escenario de la Cámara de Diputados. Sin sesiones desde noviembre - y con la dolorosa experiencia de dos sesiones fallidas en diciembre -, la bancada oficialista tiene planeado despedir el período extraordinario con al menos una victoria. El martes 28 está convocada una sesión para tratar la moratoria previsional y, tras varias negociaciones con los bloques del medio, el oficialismo se muestra optimista con que podrá - esta vez sí - llegar a los 129 para el quórum. Para alcanzar este número, el bloque que preside Germán Martínez proyecta que podrá sumar el acompañamiento de los cuatro diputados de izquierda - que apoyan la moratoria previsional -, los cuatro aliados de Provincias Unidas y al menos 4 diputados del Interbloque Federal: los dos socialistas santafesinos - ya que también se tratará un proyecto de digitalización de historias clínicas que motoriza Mónica Fein - y el "Topo" Rodríguez y Graciela Camaño.
El peligro, sin embargo, es que los enojos o acuerdos electorales que motivaron el quiebre en el Senado se reproduzcan en Diputados. Como el caso de los diputados puntanos que responden a Alberto Rodríguez Saá. En el caso de Jujuy y Entre Ríos, por ejemplo, es diferente y legisladores peronistas de ambas provincias - como Carolina Moises y Marcelo Casaretto - ya han salido a diferenciarse. "Son dos cámaras diferentes, lo que sucede en el Senado no es traspolable a Diputados", afirmó una diputada. Otros legisladores, en cambio, opinan que hay un malestar en varias provincias que podría explotar en cualquier momento y, si no lo hizo hasta ahora, fue gracias al presidente de bloque. "Germán los contiene a todos, si la unidad se mantiene en gran medida es gracias a él", aseguró un diputado de una provincia del Norte. Corren, sin embargo, tiempos electorales, y el fantasma de la ruptura se irá haciendo cada vez más presente a medida que se acerque el cierre de listas.