El Arete Guasu es la fiesta grande del pueblo Guaraní, etnia ancestral y fundamental para entender la vida en la gran región del Chaco, aquella que no conoce de límites internacionales ni provinciales, porque cuando estos ya habitaban, los Estados-nación eran una entidad totalmente desconocida.

Esta fiesta mayor se rige por el tiempo de cosecha del maíz, un reloj que no es calendarizado, sino que será la pachamama quien ponga el momento de inicio y fin. La tierra y sus ciclos son las que mandan y marcan los compases temporales de la fiesta.

Origen de una celebración

El Arete Guasu, o Guazú según diferentes acepciones regionales, tiene como inicio tiempos inmemoriales, conservando una tradición originaria que se transmite de una generación a otra

“Yo soy el que acá le dicen cacique del Pim Pim, pero nosotros los guaraní nos llamamos Arete Iya, que sería el “dueño de la fiesta”, comenta Walter Flores, habitante de La Loma en Tartagal. “Esto va pasando de generación en generación, y yo soy la cuarta en mi familia que estamos acá, en Argentina, porque mis abuelos vinieron de Bolivia cuando fue la guerra del Chaco”.

Walter Flores. Imagen gentileza Walter Flores

Walter agrega, “De donde vinieron mis abuelos es la gran nación guaraní, en Bolivia, y acá se juntaron con toda la gente que escapó en esa época. No querían ir para el lado de Orán, que era el de la zafra, porque a muchos los maltrataban, así que se quedaron en esta zona, en la serranía, y conformaron la comunidad de La Loma”.

La antropóloga tartagalense Marta Juarez, agrega información a la génesis de la fiesta guaraní en lo que hoy es territorio argentino, “el Pim Pim venía a ser la danza, una parte del ritual, pero lo que se llama Pim Pim es el tamborcito que se hace de madera ahuecada y con cuerito de corzuela, y adentro originariamente llevaba agua, haciendo un sonido muy bonito. Por ese sonido, nace el nombre de Pim Pim”.

En este sentido Miguel Sarmiento, oriundo de Orán, quien forma parte de una agrupación que celebra la festividad guaraní, comenta, “El Pim Pim en realidad se llama Arete Guazu. Lo que denominamos con esa onomatopeya a la música que sale del tambor. El Pim Pim es un ritmo que se remonta a los ancestros, porque es un ritual de la cultura guaraní. En este ritual el hombre guaraní llama a sus antepasados para poder bailar y poder festejar”.

Miguel Sarmiento en los corsos de Orán. Imagen: Alejandro Espeche

Continuando con los orígenes y formas de nombrar a la Fiesta Grande, Walter Flores relata, “comúnmente los españoles le dicen Pim Pim, y es por el sonido del tambor que hace un sonido particular, pero en realidad nosotros lo llamamos Arete Guasu, que significa Fiesta Grande. Básicamente es una danza tradicional que hacemos nosotros hacia nuestra madre tierra, agradeciendo por la buena cosecha que tuvimos en el año, y también es una liberación que nosotros hacemos, algo que también expresamos a través de las mascaras, cada familia tiene su estilo de mascara y su vestimenta”.

Esta fiesta, si bien hoy se la emparenta en gran medida con el carnaval tradicional, posee otros tiempos, “los originarios no tienen la celebración del carnaval, pero sí la fiesta del Arete, que se celebró estos días acá en Tartagal y en varias comunidades. Esta celebración originariamente es la fiesta del maíz, que además de ser un alimento central, se hace cuando hay disponibilidad de maíz para hacer la chicha, que es la bebida principal que se hace para la fiesta. Entonces todo comenzaba cuando ya se daba la primera cosecha del maíz”, remarca la antropóloga tartagalense.

Celebrar en la comunidad

Así como las celebraciones recorren casi todo el norte salteño, también hay diferentes formas en las cuales se lleva adelante la celebración al interior de las comunidades, las cuales resultan poco visibles para quien no sabe cuándo y dónde será el festejo. La tartagalense Marta Juarez comenta que “La comunidad anfitriona recibe a los visitantes con música, baile, comida... de todo. Después, cuando se acabó la última tinaja de chicha, viene la parte final del ritual que es el entierro”.

Pelea del tigre y el toro, parte de la celebración

Cuando la fiesta llega a su fin, la manera en la que se representa es literalmente un entierro de gran parte de los objetos utilizados durante la festividad, “Se cava un pozo al lado de un arroyo o de un río, y van como en una procesión, todos embarrados, pintados, hasta donde está el pozo para enterrar los elementos que utilizaron durante la fiesta: se entierran máscaras, instrumentos y después se meten al río, se sacan todo el barro, la pintura, y vuelven cada uno a su comunidad”, describe Juarez.

“Hay momentos muy importantes en la celebración, como la pelea del tigre y el toro, que tiene su significado en el ritual y es primordial en el Arete Guasu. El tigre seríamos nosotros los Guaraní, y el toro es el español, la pelea siempre la gana el tigre. Después aparece la cruz vestida de flores del Carnaval, eso hace referencia a los jesuitas, a los que nos querían venir a imponer una cultura que no es de nosotros”, comenta con claridad el Arete Iya de la comunidad La Loma.

Esta fiesta sagrada y ancestral en los últimos años tuvo una fuerte revalorización que llegó de la mano de artistas reconocidos que se acercaron a compartir con las comunidades. “Cuando nos vino a visitar el Chaqueño Palavecino hicimos un videoclip en El Limoncito. Él se acerca al Pim Pim y desde ahí empezamos a que todo el mundo conozca un poco más. También Los Nocheros vinieron a participar y conocer lo que es la cultura Guaraní, e hicieron un tema”, comenta Walter Flores.

El Pim Pim en los rituales

Si bien hoy la fiesta del Arete Guasu, representada en el Pim Pim, puede verse en las fiestas de carnaval, resulta necesario para las comunidades aclarar que no son festividades que se emparenten.  Más bien coinciden en una estación temporal, incorporando al baile Guaraní en los corsos y festivales de carnaval que se desarrollan en el norte salteño, inclusive teniendo una categoría especifica para estas expresiones.

“Justo cuando nosotros hacemos el Arete Guasu, coincide casi en la misma fecha con el Carnaval, como la gente española lo llama, pero para nosotros no es el carnaval. Para nosotros es un ritual de la comunidad guaraní, un ritual especial de agradecimiento a la Madre Tierra”, comenta el vecino de Tartagal Walter Flores.

“El Arete Guasu se lo hace en esta época, entre enero y febrero, y cada uno le da su impronta, su tiempo”, comenta Miguel Sarmiento y agrega, “En sí no hay una fecha porque cada uno le pone su fecha, pero todos los años se realiza porque para la comunidad es algo muy importante llamar a los ancestros y bailar con ellos, es un compromiso y un amor a la cultura”.

La agrupación de la que forma parte fundamental Miguel está formada por al menos 80 personas que representan y recrean no solo el el baile, sino muchas de las tradiciones e íconos del pueblo guaraní. “Nos llamamos Ñandereko, que significa ‘nuestro modo de ser’, y es un nombre que nos representa mucho porque, como digo siempre, cuando bailo el Pim Pim me voy a otro mundo, me desconecto de la realidad, mi alma se va a otra parte, para nosotros es una gran alegría”.

Sarmiento continua con su enfática descripción, a fin de poder transmitir todas y cada una de las sensaciones que, tanto él como sus compañeros, sienten a la hora de invocar a lo ancestros, “el Pim Pim no tiene clase social y tampoco tiene momentos, porque se puede bailar en un entierro, en la pascua… el pobre, el rico, todos bailan Pim Pim."

En este sentido, el Arete Iya de la comunidad La Loma remarca, “Hasta hace un rato estuvieron tocando en un cumpleaños, nos contratan y vamos. Pero también nos contratan para los velorios, y allí vamos y tocamos. A veces me sorprendo, pero son personas que fueron a la comunidad y que cuando fallecen, los familiares nos buscan y sienten que escuchar el Pim Pim sería su deseo”.

Agrupación Ñandereko. Foto Miguel Sarmiento

Sin duda que el Arete Guasu se convirtió en una tradición y celebración mucho más amplia y extendida que solo circunscrita al pueblo Guaraní. Varias generaciones pasaron, y comunidades que se instalaron en diferentes territorios, con el tiempo fueron entremezclando y mixturándose con otras culturas, rituales y celebraciones.

La Fiesta Grande puede darse de una manera más apegada a lo ancestral, o también puede apreciarse en los grandes corsos y carnavales que se abarrotan de gente en las localidades del norte salteño. Su música contagiosa y bailable, favoreció esta expansión.

Cierto es que el Arete Guasu o el Pim Pim, como cada quien lo vibre o interprete, es una celebración que atraviesa las clases sociales y los momentos más sensibles de la vida del ser humano, democratizando desde el baile y lo ritual, expresiones milenarias de un pueblo con fuerte identidad.

La bandera del Pueblo Guaraní lleva el rojo de la sangre derramada y el verde sus montes nativos; solo queda entonces entregarse a sus ritos y simbologías, a su magia ancestral, para conocer de cuerpo presente la cultura viva de un pueblo que resiste.