Una jubilada que planeaba viajar a Mendoza se convirtió en la protagonista de una historia insólita: enojada por el costo que debía pagar por exceso de equipaje, dijo que llevaba una bomba en la valija y activó el protocolo de seguridad en el aeropuerto. Ahora deberá afrontar los gastos del operativo.

El incidente ocurrió el 3 de febrero pasado, en el Aeroparque Jorge Newbery, y terminó en la justicia. La mujer se presentó en el mostrador a las 19.50, para hacer los trámites correspondientes antes de arribar su vuelo de la aerolínea Flybondi con destino a la provincia de Mendoza. Allí preguntó si podía llevar en la cabina una valija tipo carry on color azul, pero luego de pesar el equipaje la empleada le dijo que debía ser despachada en bodega porque superaba el peso permitido. Además, le informó que eso tenía un costo extra. La mujer aceptó.

Sin embargo, la cuestión no terminó ahí. La empleada advirtió que la jubilada tenía dos carteras y una bolsa, con lo que excedía la cantidad de equipaje permitido para llevar en la cabina. Se lo comunicó a la mujer, y causó su malestar por lo que ésta pidió hablar con el encargado o con una persona con mayor jerarquía.

Tras ello, llegó un supervisor que le explicó las normas de la línea aérea para el equipaje de mano. La mujer -no sin antes manifestar su desacuerdo- finalmente aceptó. Entonces, debió pagar por otra pieza que fue puesta en la cinta para despachar a bodega. Pagó ambas y siguió con los trámites para despachar su equipaje.

Después de la discusión, la representante de la línea área le formuló las preguntas de rigor sobre los objetos prohibidos de llevar en las valijas que se despachan en la bodega de los aviones. La empleada repasó de forma rutinaria: “¿Lleva explosivos, gases, combustibles, aerosoles, sustancias tóxicas, radioactivas, corrosivas?”. Para su sorpresa, la pasajera respondió: “Tengo una bomba en la valija”.

La empleada repitió la pregunta: “¿Lleva explosivos, gases, combustibles, aerosoles, sustancias tóxicas, radioactivas, corrosivas, etc.?, y la mujer insistió. “Tengo una bomba en la valija”.

Esta situación hizo que se activara el protocolo de actuación en caso de sospechas de explosivos en Aeroparque. Se dio aviso a la Guardia de Prevención de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), e inmediatamente se suspendió el check-in de la línea Flybondi y en otras empresas. Además, se evacuó la zona, y la PSA comunicó la situación a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Desde allí, se solicitó la presencia de los integrantes del Cuartel Aeroparque de los Bomberos de la Policía Federal Argentina y de una ambulancia.

A su vez, se le dio intervención al Grupo Especial de Control de Explosivos y Armas Especiales (GEDEX) de la PSA para iniciar el llamado Procedimiento Operativo Normalizado (PON). Un agente se acercó a la valija azul y mediante un dispositivo llamado Sabre 5000 buscó si había rastros de explosivos. El resultado fue negativo.

Luego de iniciado el operativo, la mujer intentó explicar que: “Todo es un malentendido”, pero ya era demasiado tarde. Las autoridades del aeropuerto dieron aviso a la Justicia y en el caso intervino el juzgado federal a cargo de Ariel Lijo, quien estaba de turno el 3 de febrero.

Ahora, la mujer está bajo investigación judicial por el delito de intimidación pública, y será indagada en las próximas semanas. Según establece el artículo 211 del Código Penal: “Será reprimido con prisión de dos a seis años, el que, para infundir un temor público o suscitar tumultos o desórdenes, hiciere señales, diere voces de alarma, amenazare con la comisión de un delito de peligro común, o empleare otros medios materiales normalmente idóneos para producir tales efectos”.

Además, desde el juzgado pidieron un informe a la PSA sobre cuál fue el costo del operativo y qué demoras se produjeron en el Aeroparque, para evaluar cuánto dinero se erogó a partir de la respuesta inesperada que dio la pasajera.