Es sabido que el pequeño mago del Colegio Hogwarts contagió, de la mano de la magia y la fantasía, el amor por la lectura a toda una generación alrededor del globo. Y que también fue un fenómeno extraordinario en el cine, con la saga de ocho películas que comenzó en 2001 y creció durante una década, junto a sus protagonistas. Resulta que Harry Potter también lleva a los chicos y chicas a descubrir la música sinfónica, el despliegue de una orquesta, los modos y usos de un teatro lírico. Como ocurrió el fin de semana durante las tres funciones agotadas de Harry Potter y la piedra filosofal en concierto --la última, agregada en horario matutino-- en el teatro Colón.
La Asociación de Profesores de la Orquesta Estable del Teatro Colón (que sería el elenco estable del organismo, pero en este caso organizado para atender eventos privados) fue la encargada de desplegar la música que el célebre John Williams (responsable de las bandas sonoras de otros clásicos de clásicos como Star Wars, Superman, La lista de Schindler, Jurassic Park e Indiana Jones) creó para la primera de las películas de la saga de Harry Potter. A cargo de la dirección --y también cumpliendo el rol de una suerte de maestro de ceremonias, interactuando con el público y haciéndolo participar-- se lució el inglés Benjamin Pope.
Como guía y fondo, la proyección de Harry Potter y la piedra filosofal fue en una pantalla de 12 metros de alta definición. Y lo que hizo la orquesta fue, estrictamente, interpretar lo que suena a lo largo de toda la película, de principio a fin. Muchos y muchas volvieron a ver el film por vez número mil, pero esta vez prestando atención a la música. Y así el Colón esta vez se llenó de pequeños espectadores y espectadoras que llevaron capas, varitas, anteojos y hasta bufandas de los estudiantes de Hogwarts, o fueron "hinchada" de Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw o Slytherin, de acuerdo a su casa de magos predilecta.
En la música de Harry Potter y la piedra filosofal sobresalen un tema para Harry –una fanfarria de metales muy utilizada a lo largo de la banda sonora– y otro tema central –el tema de Hedwig, la lechuza mascota del protagonista– que se convirtió en la melodía representativa de la saga, y que se repitió en todas las bandas sonoras. Cuando sonaron en concierto fueron, por supuesto, grandes momentos del espectáculo, celebrados como tales. Pero también las apariciones de cada (por entonces) pequeño actor y actriz y cada personaje: Daniel Radcliffe, por siempre Harry Potter; Rupert Grint, el simpatiquísimo Ron Weasley; la niña Emma Watson, como Hermione Granger.
Las funciones agotadas en los conciertos porteños no fueron la excepción de este Harry Potter y la piedra filosofal en concierto que ya vieron 3 millones de personas en lo que lleva de gira. El cronograma de actuaciones indica que hay pautadas casi tres mil funciones más, en casi medio centenar de países, hasta el año 2025.
Pasaron dos décadas desde el estreno de la película y todo lo que siguió con la saga. Algunos años más desde la primera edición del libro de J. K. Rowling, en 1997. En libros, en películas, y también en conciertos, la magia de Harry Potter sigue convocando multitudes.