El caso de dos gemelxs argentinxs que cayeron de un balcón en España conmocionó al país esta semana. El hecho ocurrió en la localidad de Sallent, en la provincia de Barcelona. Lamentablemente en ese trágico acto falleció Iván. En estos días, leí en muchos lados que se referían a él por el nombre asignado al nacer, que es femenino. Por este motivo, el Observatorio Contra la Homofobia de Barcelona pidió a los medios que trataran la noticia con sensibilidad y por favor modificaran los comunicados donde se refieren a Iván en femenino y o por su deadname, un término que puede traducirse desde el inglés como «nombre muerto» para designar el nombre de nacimiento de una persona trans o no binaria antes de asumir su actual identidad.
Quizá la decisión editorial pueda ser polémica para algunes, dado que solo hay constancia de que deseaba que la gente lo conociera como Iván por testimonios indirectos. Sin embargo, estoy segura de que muchxs otros simplemente no tomaron conciencia o incluso consideran que la transición de género es un fenómeno absurdo, antinatural, una moda de época. ¿Por qué les cuesta tanto comprender que existen diferentes identidades de género y orientaciones sexuales? ¿Los medios son conscientes del daño que hacen? ¿Cuantxs nenxs muertxs más necesitan para tomar conciencia? ¿Creen que es ingenuo querer ocultar las infancias tras? Las infancias trans son una deuda pendiente.
¿Cómo no llamarlo así después de ver el testimonio de su abuelo, que reconoció que él muchas veces había minimizado los reclamos y las acciones de lucha de la comunidad LGTB, y que ahora podía entender la importancia? Todavía hay mucha gente que no sabe que cuando nos referimos a una persona trans adoptando el nombre que elige para ser reconocidx, estamos respetando su deseo e identidad. El primer paso para aceptar su derecho básico a ser libre empieza por ahí. Si eso falla, estamos rechazando y despreciando, y eso tiene consecuencias muy graves. Para que quede claro: los datos señalan que el riesgo de suicidio se multiplica por ocho entre los adolescentes trans que se sienten muy rechazadxs. Lxs chicxs trans que deciden no seguir en este mundo, no se tiran solos: son arrojados por el acoso, el odio de una sociedad transfóbica que desprecia las identidades travestis, trans y que descuidan las infancias trans.
La historia de Iván me lleva a un viaje sin escalas a lo más profundo de mi memoria emotiva. Me hizo recordar esos años oscuros, llenos de incertidumbre y fantasmas, que aumentaban mis inseguridades. Sin referentes en quien verme reflejada o información que mostrara mi identidad de una manera amorosa, llegué a pensar que en el mundo no había un lugar para las personas como yo. Como todxs sabemos, la adolescencia es una etapa complicada y difícil para la vida de cualquier ser humano. Imaginen, o mejor sean empáticos, y pónganse en el lugar de una persona trans.
Sí, un calvario, todos los miedos juntos: el despertar sexual, la imagen que te devuelve el espejo, lo que puedan opinar la familia, les amigues y la escuela, la consideración de lxs maestrxs, la presión de intentar cumplir con los estereotipos de belleza hegemonía, la necesidad de encajar en un binarismo, el juicio de la religión, el odio del machismo. Querer ser invisible o tener ganas de desaparecer es una situación que hemos atravesado casi todxs los seres humanos durante la adolescencia. Las identidades travestis y trans muchas veces vivimos toda nuestra vida en esas coordenadas.
La construcción de la identidad trans es un camino que cada une decide transitar y lo hace con sus tiempos y a su manera, pero siempre es un acto de mucha valentía. Les aseguro que en un evento como este no hay nada liviano ni mucho menos puede ser producto de una moda.
Es necesario que desde los medios de comunicación asumamos la responsabilidad y el rol activo que cumplimos a la hora de contar historias como la de Iván. Es preciso, además de urgente, que nos formemos para que haya una real perspectiva de género y diversidad sexual en la prensa argentina. Como es fundamental el compromiso de cada ciudadane, esta responsabilidad es compartida. Este mutuo compromiso es la herramienta fundamental para garantizar el respeto por los derechos para las infancias y adolescencias travestis, trans y no binarias.
Querido Iván: te pido perdón por las burlas, por las lágrimas derramadas en silencio, por los abrazos que necesitaste, por los besos que nunca darás, por las cartas de amor que no escribiste, por las miradas cómplices con la persona que te gustaba, por los sueños sin cumplir, por este mundo inhumano, cruel y desigual, en nombre de todxs lxs que te hicieron daño. Perdón, ojalá estés en un mundo donde los arcoiris surjan de los corazones y no de las tormentas.