“Déjenme escucharlos cantar”, le pidió Calvin Harris a sus fans, mientras iba soltando “Feel So Close”, gesto y hit que encendieron en la noche del domingo al Movistar Arena. Si bien ya había sonado “Slide” y a continuación recurrió a uno de los pocos himnos prestados de su set, “Seven Nation Army” (máxima minimalista del grupo The White Stripes), se trataba de un single muy especial en la carrera del DJ y productor escocés. Y es que fue la segunda canción suya que logró colar no sólo en las radios, sino también en las pistas de baile de todo el mundo. Fue el que llegó para reforzar lo que había hecho anteriormente con “We Found Love”, el temazo que firmó con Rihanna. Desde ese entonces, se convirtió en figura de la música dance confeccionada para las masas. Por eso, su participación en 2012 en la Creamifields que se organizó en el Autódromo porteño fue un hito, tan sólo superado por su regreso a Buenos Aires en 2015, como parte de la edición local del festival Lollapalooza.

En los ocho años de aquella performance en el Hipódromo de San Isidro, donde compartió la chapa de cabeza de cartel de la jornada con Robert Plant y Jack White, corrió mucha agua debajo del puente. Eso se notó en esta oportunidad. Aunque en diciembre se anunció que el artista británico se iba a presentar en el Estadio Unico de La Plata el 4 de marzo, la fecha se terminó adelantando una semana, lo que pudo haber incidido en la asistencia (el plan original era un sábado, y además en periodo de pago laboral). De las tres bandejas del predio, sólo dos se encontraban habilitadas, en tanto que el Campo VIP se vio más poblado que la parte de atrás. Otro rasgo que llamó la atención fue el recambio generacional: la última vez que Harris se paró detrás de una bandeja local, el grueso del público que esta vez fue a verlo había comenzado la escuela primaria. Un contraste significativo con respecto a lo que fue el show de David Guetta en el mismo lugar, a comienzos de enero.

Sin embargo, el nacido en Dumfries en 1984 nunca paró de trabajar, ni soltó la producción elegante y exquisita que lo distingue (lo que no mermó en su posicionamiento en el mainstream). De hecho, este desembarco, que formó parte de una gira sudamericana, sucedió meses después del lanzamiento del segundo volumen de su álbum Funk Wav Bounces. Si en la primera parte intervinieron artistas de la envergadura de Frank Ocean, Travis Scott, John Legend, Takeoff y Pharrell Williams, para la secuela se prestaron Justin Timberlake, Jorja Smith, Pusha T y Dua Lipa. Pese a que no incluyó nada de sendos discos en su set, Harris no dejó de lado el single que compartió con la cantante en 2018: “One Kiss”. Fue luego de hacer sonar la colaboración que patentó con Rag’n’Bone Man, “Giant”. 

Tras los warm ups del icono argentino Zuker, el inglés Tyson O’brien y el estadounidense MK, Harris se plantó con un inicio abrumador con “C.U.B.A.”, que dio paso a “Open Wide” y a “Blame”. O sea que desenfundó temprano una artillería de himnos entre los que sobresalieron los singles para los prestó su voz Ellie Goulding, cantante fetiche. Primero apareció “I Need Your Love”, luego fue el turno de “Outside” y más tarde el tridente lo cerró “Miracle”.

En medio de todo eso, Harris ubicó quirúrgicamente algunas de las bombas que le aportó a la música dance y también al pop de las últimas dos décadas: “How Deep Is Your Love?” (con Disciples en la voz), la unión de fuerzas con Sam Smith que decantó en “Promises” o el remix que le encargó Florence + the Machine para su canción “Spectrum”. A diferencia de sus otros colegas, el artista no especuló en el arte de arengar a la audiencia. Sí tomó el micrófono es para decir “Déjenme verlos haciendo esto” o “Déjenme verlos haciendo aquello”, pero en los comienzos de su carrera también agarraba el micrófono para cantar. De hecho, así se dio a conocer en la Argentina, cuando se editó su primer álbum, I Created Disco (2007), del que destacó el single electro funk “Acceptable in the 80s” (al mejor estilo de Chaka Khan).

La salida de su disco 18 Months, en 2012, fue un punto de inflexión. No sólo para él, sino también para la perspectiva de la industria musical con respecto a la música orientada a la pista de baile. Hoy es considerado uno de los puntos de partida del EDM, género al fueron a parar desde Daft Punk (en su última época) hasta Skrillex, pasando por Diplo, y que hoy es la banda de sonido del cierre de cada noche de Lollapalooza. Justamente de ese álbum, aparte de “Feel So Close”, “I Need Your Love” y de su dupla con Rihanna, disparó “We'll Be Coming Back”, desatando uno de los tantos pogos que protagonizó entre su flamante y joven séquito de seguidores argentinos. Antes de que se acercaran las dos horas desde que puso a bailar (y a saltar) a la gente, en el último tramo de su set asomó una veta más experimental y, por momentos, estridente. Como para reforzar su rol de capitán del EDM, por si quedaba alguna duda.