"La historia de Camille Claudel representa la histórica y sistemática discriminación a las mujeres, pero también a los humildes y a los pueblos sometidos del planeta. Los mismos estragos que han hecho Rodin -su hermano-, su madre y la discriminación que sufrían las mujeres, en general, y las mujeres artistas, en particular, los siguen sufriendo los pueblos humildes del planeta." La frase del dramaturgo Hugo Barcia da cuenta de la sustancia que alimenta a Camille, la maldita, notable obra que volverá a escena este domingo 5 de marzo a las 19 en el teatro El Tinglado, Mario Bravo 948.

Dirigida por Manuel Callau y protagonizada por Zuleika Esnal, la obra llega a su segunda temporada con el estímulo de galardones y menciones: la obra distinguió a Barcia como Mejor Autor de la temporada 2022 en los premios Luisa Vehil, y obtuvo nominaciones a los Premios ACE en los rubros Mejor Autor y Mejor Actriz, y en los mismos Luisa Vehil a la Mejor Dirección, Mejor Actriz y Mejor Dramaturgia. La obra es un unipersonal sobre Claudel, la escultora francesa de vida trágica que terminó sus días encerrada en un manicomio. 

"El primer castigo fue declararla loca, insana, siendo una mujer que quería esculpir sus obras en libertad", señaló Barcia a Página/12 en el estreno de 2022. "Además, experimentó la libertad de salir y ser la amante de un hombre casado como Rodin. Eso le costó la cárcel de dos manicomios, donde pasó la mitad de sus días... Ella podría haber dejado de ser quien era, convertirse en una esposa aplicada de algún señor que no amaba, dejar de pretender esculpir desnudos, aburguesarse, dejar de lado del rebelión y preservarse de sufrir más de treinta años de esa cárcel en dos manicomios. Podría haber resignado ser quien era para salvarse de eso y, sin embargo, no se resignó."

En el escenario, Zuleika Esnal entrega una performance de pura entrega, una personalidad frágil y potente a la vez. “Así como las artes y las ciencias están reservadas para los hombres, así hay países que están condenados a producir alimentos y otros países que están destinados a comérselos”, asegura la actriz. Y agrega: “La lucha no es entre hombres y mujeres, sino contra ese poder que destroza las identidades de los hombres y mujeres de la Tierra y los condena no solo a la miseria, sino a ser invisibles”.

En su primera temporada, Camille, la maldita tuvo una cosecha de salas abarrotadas por un público que produjo un curioso fenómeno: "Con esta obra me ha pasado una cosa especial", señala Barcia. "Por experiencia, en el teatro, depende del público del día la reacción que va a tener. No todos los públicos reaccionan de la misma manera. Con Camille, la maldita se da el fenómeno de que parece que siempre fuera el mismo público el que va a ver la misma obra porque todos reaccionan de la misma manera: con un silencio de misa durante la hora y piquito que dura la obra y con una explosión al final aplaudiendo de pie. Es tan llamativo el estruendo de la ovación al final como el silencio. El silencio también es abrumador."