No sólo el dato de inflación, sino el balance comercial de enero sorprendieron negativamente al gobierno. Sin embargo, el panorama para 2023 no es tan perjudicial, según comentan analistas consultados por PáginaI12. El efecto de la sequía sobre las exportaciones de productos primarios y agroindustriales así como las restricciones a las importaciones serán determinantes este año, lo mismo que la mejora en el balance energético. A continuación, el análisis de las y los especialistas.
El saldo comercial en 2023 no diferirá mucho del de 2022, según estimaciones de Abeceb. “Esperamos un saldo comercial en torno a los 6000 millones de dólares para este año, algo inferior a los 6900 millones de 2022, pero con caída de las exportaciones y de las importaciones”, indicó Elisabeth Bacigalupo de la consultora. En 2022 las exportaciones crecieron 13,5 por ciento interanual y las importaciones, 29 por ciento, pero venían desacelerando en el último trimestre.
Desde Ecolatina apuntaron que en enero las importaciones arrojaron un resultado próximo a los 5400 millones de dólares, manteniéndose “en los valores promedio del último bimestre de 2022, cuando comenzaron a visualizarse los efectos de las restricciones”. La evolución de la política comercial será determinante a la hora de considerar los efectos sobre el balance comercial.
Para Martín Vauthier, de Anker Latinoamérica, “la política económica seguirá postergando pagos, en un contexto de tipo de cambio real atrasado y dada la decisión de no convalidar un salto discreto en la paridad oficial”, pero “esas restricciones podrían graduarse en función de cuántos dólares entren por la vía comercial o financiera”.
Para Bacigalupo, “hay margen para seguir apretando porque en 2022 las importaciones crecieron mucho para lo que justificaba el nivel de la actividad económica: aprovechando el dólar barato muchas empresas se estoquearon en bienes de consumo, insumos y bienes de capital”. Asimismo, remarcó que “la situación es heterogénea entre sectores y empresas: algunas con términos de pago a 180, a 90 o 60 días, así que la política será sector por sector y donde haya más margen se apretará más”.
Vauthier remarcó “los costos en términos de inflación y de nivel de actividad” de esta política. Para Abeceb, las importaciones se contraerán 6 por ciento interanual en 2023, para rondar los 76.000 millones de dólares.
Por el lado de las exportaciones, las consultoras destacan el impacto de la sequía y las heladas tempranas sufridas este verano. Las pérdidas totales ascenderían a unos 10.000 millones de dólares respecto al ciclo pasado, y puntualmente las ventas agroindustriales caerán 6000 millones de dólares, señalan desde Abeceb.
Santiago Manoukian de Ecolatina indicó también que en enero las liquidaciones de divisas de la agroindustria fueron las más bajas de la serie histórica si se consideran a valores constantes: se constató el impacto de la sequía sobre la cosecha de trigo, con casi 700 millones de dólares exportados menos que en enero previo. A su vez, apunta que la caída de las exportaciones totales “respondió exclusivamente a los menores volúmenes remitidos al exterior, con menos 13 por ciento interanual en el mes”.
Por su parte, “las exportaciones totales tendrán en 2023 un mejor desempeño que las agroindustriales debido a las ventas de la industria automotriz y el sector energético”, apuntaron desde Abeceb: las primeras crecerían en 1000 millones de dólares y las segundas, en 1200 millones de acuerdo a sus estimaciones. Ecolatina apuntó además que las exportaciones de manufacturas de origen industrial (MOI) tuvieron en enero de 2023 su mejor arranque desde el año 2018.
Desde otras consultoras son menos optimistas porque advierten una desaceleración del crecimiento mundial en 2023. Según cálculos del FMI, el PBI global se desacelerará de 3,2 por ciento en 2022 a 2,7 por ciento en 2023. Para Abeceb, las exportaciones se contraerán 7 por ciento interanual en 2023 y rondarán los 82.000 millones de dólares.
Por último, respecto del sector energético el balances es favorable y ayudará a compensar en parte las pérdidas ocasionadas por la sequía. Para Anker Latinoamérica este año “se espera un ahorro de 2000 millones de dólares en el déficit energético debido a la entrada en operación de la primera etapa del gasoducto de Vaca Muerta y a la merma de los precios de importación convalidados en 2022”. Desde Ecolatina coincidieron: “El déficit se achica significativamente porque las exportaciones mejoran y las importaciones se reducen, las primeras por mayores despachos de petróleo y las segundas porque baja el precio de los combustibles y el GNL”.
Desde Ecolatina afirmaron que el gasoducto Néstor Kirchner se torna cada vez más fundamental: “Los acuerdos energéticos con Brasil (un potencial pago en monedas locales, liberalización de gas boliviano) y las estrategias por adelantar importaciones (se licitaron treinta buques de GNL, cuyos efectos en el comercio comenzarían a verse en febrero) no serán suficientes si no se llega a resultados concretos antes de la temporada invernal”.