Conexión Buenos Aires-Madrid, un programa que busca consolidar los vínculos entre dos ciudades hermanadas por su historia, desplegará artes visuales, películas, obras de teatro, música, tango, danza, charlas literarias y presentaciones de libros en la Casa de América de la capital española. Desde el miércoles 1° al 15 de marzo, se podrán visitar las muestras “La revolución de las Mariposas”, de Andrés Paredes, artista que intervino también la fachada de la Casa de América con una mariposa de diez metros por cinco, y la muestra de la Revista Sur, fundada por Victoria Ocampo en 1931. En teatro se presentarán las obras Romance del Baco y la Vaca, con dirección y actuación de Marco Antonio Caponi y texto de Gonzalo Demaría, y Rota, dirigida por Mariano Stolkiner, con actuación de Raquel Ameri y texto de Natalia Villamil. En música habrá conciertos de Daniel Binelli y César Angeleri (bandoneón y guitarra), un show acústico de Los Pericos, Raúl Lavié, que interpretará los grandes éxitos y las emblemáticas canciones de Astor Piazzolla, y diversas propuestas musicales de Daniela Horovitz, Hernán Reinaudo, Barbarita Palacios, Javier Casalla, Lucero Carabajal y Zoe Gotusso.
Esta iniciativa conjunta entre el ministerio de Cultura de la Ciudad y Casa de América de Madrid incluirá, a modo de celebración por los 40 años de la vuelta de la democracia, la proyección de Argentina, 1985, candidata al Oscar y ganadora del Globo de Oro. En el rubro literario se realizarán dos charlas: “La revista Sur y su trascendencia” y “Escribir en España, la experiencia de escritores argentinos”, moderada por Claudio Pérez Miguez y Raúl Manrique, dos argentinos que residen en Madrid, donde crearon el Museo del Escritor. Entre los libros que se presentarán se destaca Entre el corazón y la razón, cartas de José Ortega y Gasset y Victoria Ocampo 1917-1942.
Los tiempos de la naturaleza
Desde Madrid, Andrés Paredes (Apóstoles, Misiones, 1979), artista visual y diseñador, cuenta a Página/12 que empezó a trabajar con las mariposas por primera vez para la III Bienal del Fin del Mundo en Ushuaia en 2011. “Mi idea es usar insectos que pasan por grandes procesos de transformación como las mariposas, la chicharras y las libélulas. De toda la fauna que habita la provincia de Misiones, en la cual me inspiro muchísimo, elijo solo insectos que se transforman para asentar la metáfora del cambio al que todo ser humano aspira, que es reinventarse como una enseñanza que encontramos en la naturaleza. De eso se trata un poco la muestra La revolución de las mariposas, una vuelta a los tiempos de la naturaleza que son mucho más sabios y que invitan a esa transformación interna”, explica el artista.
La mariposa de 10 metros por cinco, instalada sobre la fachada de la Casa de América, está inspirada en una especie de la ciudad de Buenos Aires: la juniona genoveva hilaris. “Esta mariposa representa a los miles de migrantes que fueron de España hacia la Argentina y de la Argentina a España. La obra habla de la transformación y de los ciclos de la naturaleza, donde se representan las hospederas, los huevos y también en su etapa imago, que es la última etapa de la mariposa”, agrega Paredes. “La revolución de las mariposas es también una especie de alerta porque cada vez se ven menos mariposas por la contaminación ambiental, por el uso de agrotóxicos y porque si no está la hospedera, la planta donde la mariposa pone sus huevos, la mariposa no va a existir más. Estas mariposas nos están alertando de que estamos a tiempo de hacer algunos cambios”.
Lengua y objetos afectivos
Apenas llegó a España en 2003, Raúl Manrique, que participará de varias actividades de Conexión Buenos Aires-Madrid, decidió continuar con su proyecto de librería, galería y Museo del Escritor que había fundado junto a Claudio Pérez Míguez en Quilmes. El Centro de Arte Moderno-Museo del Escritor en la capital española tiene más de 5.000 piezas de 220 escritores. Hay objetos de Jorge Luis Borges, Carlos Fuentes, Ernesto Cardenal, Augusto Roa Bastos, Idea Vilariño, Leopoldo Marechal, Pablo Neruda, Mario Vargas Llosa, Rubén Darío, Gabriel García Márquez y Ramón Gómez de la Serna, entre otros. Se destacan la corbata que Max Aub usó cuando se casó en Valencia con Perpetua Barjau; varios sombreros de Adolfo Bioy Casares, con el nombre puesto por él mismo en el interior; el retrato que Silvina Ocampo dibujó cuando nació su primer nieto; un diario de viaje de Manuel Mujica Lainez; un cenicero de Oliverio Girondo que él mismo diseñó; la pipa de Leopoldo Marechal y la pluma de Alejandra Pizarnik.
“Son objetos afectivos importantes para el escritor que fue propietario”, define Manrique el inventario del Museo del Escritor. “Esos objetos afectivos nos dan información de cómo era el escritor. No es una cosa fetichista, como algunos dicen, porque el fetichismo tiene una pátina un poco primitiva y en realidad se trata de todo lo contrario porque el ser humano tiene la capacidad de emocionarse a través de lo que un objeto refiere. Nosotros no queremos que los objetos sean mágicos, una especie de tótem que hay que venerar, sino que nos emocionan porque fue importante para un escritor que nos hizo mejor la vida”, aclara y fundamenta con la historia de la corbata del escritor español de origen francés y alemán, Max Aub (1903-1972). “Él era socialista, estaba enrolado en el sector republicano y llegó a estar preso en dos campos de concentración fuera de España. Su casa fue confiscada, su mujer tuvo que irse con sus tres hijas a la casa de su madre y se pudo llevar algunas pocas pertenencias. Dentro de las cosas que se llevó estaba la corbata que él usó el día que se casaron”, repasa Manrique el itinerario de la corbata de Aub, escritor que se exilió en México en 1942. “Cuando su mujer y sus hijas llegaron a México, llevaron la corbata, que fue conservada por su mujer, y cuando ella murió la heredó una de sus hijas. Cuando una de las hijas volvió a España, trajo la corbata. Entonces esa corbata simboliza un momento importante en sus vidas”.