Fue el discurso de un candidato a presidente, más que el de un jefe de Gobierno. La apertura de sesiones en la Legislatura de Horacio Rodríguez Larreta consistió en un discurso autoelogioso sobre la situación de la educación, la salud, la vivienda y la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires. Mientras los carteles de los opositores porteños le recordaba la ausencia de un ministro de Seguridad, el jefe de Gobierno eludió la cuestión de Marcelo D'Alessandro, el viaje a Lago Escondido y los otros chats comprometedores. Sí mencionó a los mapuches como un problema en la Patagonia. En su discurso electoral, prometió hacer en el país lo que ya hizo en la Ciudad.  Y el ajuste no estuvo fuera de sus promesas: "Necesitamos reducir el peso muerto del Estado sobre el sector privado", aseguró. Y tuvo frases dedicadas a sus adversarias en el PRO: "El cambio no es gritar".

Se sabía que no era una sesión más. Y que, con la candidatura a presidente ya anunciada, Larreta iba a usar su apertura de sesiones para dar un mensaje electoral al país. No solo lo hizo, sino que le dedicó párrafos enteros a sus adversarios internos, eligió continuar con su discurso antipolarización y dejó algunas líneas de lo que sería su llegada a la presidencia.

Sin autocrítica

"Este es mi UPD como dicen ahora los chicos", bromeó Larreta sobre su último discurso como jefe de Gobierno, en alusión al Ultimo Primer Día que festejan los estudiantes secundario. Lo que siguió fue una descripción de la Ciudad en la que no se coló ninguna autocrítica y los temas más ríspidos no fueron ni aludidos. Sí se permitió un elogio a su antecesor, el ex presidente Mauricio Macri: "Gracias a Mauricio con quien iniciamos estas transformaciones y pudimos profundizar hasta el día de hoy".

A la hora de mencionar cómo sería su llegada en materia económica, el ajuste no estuvo ausente: "Necesitamos reducir el peso muerto del Estado sobre el sector privado porque las empresas generan trabajo, no el sector público. Para eso, hay que terminar con el déficit fiscal, bajar los impuestos, dar batalla a fondo contra la inflación que no solo angustia a millones de argentina, es una muralla contra el trabajo y la producción".

Larreta sin mover un músculo de su rostro se permitió decir que había "defendido la educación", pese a que sus opositores le siguen recordando que el presupuesto educativo pierde año a año participación en el total y rompe récords históricos hacia abajo. El jefe de Gobierno, que sin importar la falta masiva de vacantes, ya hizo de la educación una bandera, mencionó la gesta de ir contra la cuarentena por el coronavirus: "Una escuela cerrada es una tragedia. Cada día sin clases profundiza las diferencias. Peleamos por el futuro de los chicos", se vanaglorió. Y dijo sobre el país que "hay que ir más a fondo. Hay que animarse a encarar la revolución educativa más ambiciosa de la historia argentina".

Sí a las táser

En materia de seguridad, mientras los opositores le recordaban con carteles que hace 57 días que la Ciudad carece de ministro en ese área, Larreta sostuvo: "Hay que animarse a enfrentar la inseguridad en serio". "Vamos a seguir insistiendo en la necesidad del uso de las pistolas táser en la Ciudad, para que tengan más herramientas en situaciones de mucha concentración de gente. En esto no puede haber ideología", consideró. Luego lanzar números y estadísticas, prometió llevar su política de seguridad porteña "a todo el país". No dijo con qué ministro de Seguridad lo haría, ni si volverá el licenciado D'Alessandro.


También hizo otro tanto con la pobreza. "En los barrios populares de muchas provincias, hay chicos que no tienen para comer", recordó. Larreta volvió sobre su promesa de urbanizar las villas en la Ciudad, que no habrá cumplido cuando termine su mandato. Eso no le impidió decir: "Yo lo que me comprometo, lo cumplo". Ni mencionar el trabajo que hicieron como "el proceso de integración de barrios populares más ambiciosos de toda la historia". "Tenemos que terminar con el modelo de asistencialismo crónico y pasar a una asistencia sin intermediarios. Se terceriza en organizaciones sociales que nadie votó. Los planes sociales así como están hoy no funcionan", dijo sobre la política que llevará adelante en una eventual presidencia.

Nacionalizar

Larreta se alejó tanto de las cuestiones municipales  que terminó hablando de la guerra en Ucrania ("Quisiera reiterar mi absoluto repudio al accionar ruso", aclaró). Una y otra vez habló de llevar las políticas porteñas a lo nacional. "En nuestra Ciudad la seguridad no se negocia, la política social es generar trabajo, la ley es igual para todos, y donde hay un rumbo que se va a mantener venga quien venga a gobernar la Ciudad. Hay futuro porque demostramos que cuando dejamos de pelearnos, salimos del griterío y la chicana que genera la política, ahí aparece el cambio". No aclaró cómo se incluía en esa afirmación las constantes internas del PRO.

Pero sí eligió cerrar con su discurso antipolarización: "Los cortos períodos del políticas no se sostienen, porque se construyen desde la división, no desde la unidad. Esto es así porque la unica constante que vemos es la división. Décadas de peleas y de políticos que se dedicaron a enfrentar a argentinos contra argentinos. ¡Hay que cortarla con eso! ¡No da para más!". Y aprovechó para dedicarle una crítica -sin nombrarla- a Patricia Bullrich: "El cambio no es gritar".

 "Nos animamos a transformar la Ciudad y ahora nos vamos a animar a transformar el país", dijo pasando por alto que ya gobernaron en 2016-2019. Su cierre se pareció al de tantos discursos de Macri o María Eugenia Vidal: "Llegó el momento. Es ahora. Es hora de animarnos a cambiar el país para siempre".

Las críticas al discurso de Rodríguez Larreta

Los opositores porteños dejaron en claro que viven en una Ciudad muy distinta a la que Larreta describió.  Mientras enarbolaban carteles que decían "Larreta es mafia", fueron apuntando a los huecos que dejó en su discurso de apertura de sesiones.

"La ciudad más segura de Latinoamérica de la que habla Larreta está sin ministro de seguridad hace dos meses. Incluso trascendieron chats que demuestran el uso de patrulleros para hacer favores a jueces federales que nada tienen que ver con la seguridad de los porteños", recordó el legislador del Frente de Todos Juan Manuel Valdés, quien también advirtió que el sinnumero de estadísticas sobre seguridad que mencionó Larreta no tienen una fuente clara. Incluso, el bloque del Frente de Todos hizo pedidos para que les den precisiones y no obtuvieron respuesta.

"Sin dudar Larreta dice que crearon un Plan para enfrentar las mafias y el crimen organizado. ¿Y D'Alessandro y Mahiques? El crimen organizado está en el Ministerio de Justicia y Seguridad de CABA y su Ministro sigue blindado.¿Larreta sigue fingiendo demencia? No, #LarretaEsMafia", consideró el legislador Javier Andrade.

"La grieta que tiene Larreta es con la verdad. Habla de la construcción de 100 escuelas que nadie conoce, dice que amplían la jornada de estudios cuando quitan horas para mandar a los pibes a trabajar en Rappi; habla del subte cuando no solo no están construyendo ni un kilómetro por año sino que tenemos decenas de trabajadores afectados por el asbesto de los tenes truchos que compraron con Macri; habla de las mejoras en la salud cuando hay comunas sin hospitales y a las enfermeras que cobran 120.000 por mes ni siquiera las reconoce como profesionales; habló de la “amenaza de la soberanía en el sur” y de la Justicia cuando tiene a un ministro que se juntaba con directivos del Grupo Clarín, con jueces y fiscales en la casa del magnate Joe Lewis que tiene secuestrado el Lago Escondido", enumeró la legisladora del FIT Alejandrina Barry.

“La ciudad está acéfala y eso se nota en el abandono que crece día a día. Larreta viajando por el país y el vicejefe candidato a gobernador. El ministro de seguridad de licencia y el resto todos candidatos. Sus ambiciones personales los hacen abandonar su responsabilidad con ciudadanía”, sostuvo por su parte el legislador Matías Barroetaveña.