Hace pocos días, Sasa Testa (activista, investigadorx queer, autorx además de La existencia de la Mocha Celis o la visibilidad en la invisibilidad educativa), se vio obligadx a radicar tres denuncias a No está todo dicho (FM 99.9). El hecho fue éste: tras haber participado de un informe realizado por la periodista Gisela Busaniche para Telefe Noticias, la producción del programa de radio conducido por Guido Kaczka y Marcela Tauro, sacó al aire el testimonio televisivo de Sasa. La reacción de los conductores fue tremenda: gestos burlones (el índice girando en la sien en símbolo de chifladura como se ve en el video de emisión en YouTube) y comentarios patologizantes de manual: “Esta chica no sabe lo que quiere”, “es un síndrome”, “un tema hormonal”, “se quiere hacer la distinta”. Sasa (su nombre es confluencia de Sabrina y Santiago) se define como lo que en inglés se conoce como gender fluid: “Mi vivencia personal no se siente inteligible –para usar los términos de Butler– con lo que se espera socialmente de una mujer. Y tampoco con lo que se espera de un hombre. A veces me cuesta ponerle palabras. No hay verdades acabadas, Foucault decía que la verdad absoluta no existe sino que lo que existe son juegos de verdades. A mí me entusiasma esto. La catalogación (de género) sigue sosteniendo la lógica histórica de la etiqueta binaria. La expresión gender fluid es una vivencia autopercibida en la que una persona puede pasar simultáneamente por varias experiencias de género”. Si bien estas palabras a nuestrxs lectorxs pueden sonarles más que familiares y cada “catalogación”, como la llama Testa, sea probablemente entendida como una suerte de necesidad política contra el absolutismo identitario, es evidente que algunos medios masivos aún siguen el camino de la estigmatización: “Vivimos en un mundo donde todo se cotiza, y hay discursos que cotizan más que otros y medios de comunicación que cotizan más, también: son los hegemónicos, los que dominan el mercado discursivo –explica Sasa–. Que un medio como el noticiero de Telefe, haya habilitado la voz y generado un archivo audiovisual de personalidades de la disidencia a mí me parece un giro interesante, porque ponen en el centro de la hegemonía a personas que, al mismo tiempo, las cuestionan por haber sido silenciadas. Pero lo curioso es que aún haya quienes sigan alimentando discursos que coticen en alza y que sean funcionales a sostener la exclusión. En todo esto, lo que menos importa es que yo sea Sabrina y Santiago, o que se burlen de mí, sino que la primera reacción sea el rechazo y la reproducción del discurso cliché, la parodia, la falta de respeto”.
Uno de los locutores decía que Lizy Tagliani no tenía tu “síndrome” porque ella sabía lo que quería. Lo que parecía preocuparle más era esa zona fronteriza en la que te situás…
–Si a mí me van a poner en la categoría de lo monstruoso, bienvenido sea, porque lo monstruoso muestra que existen otros modos posibles y que están ahí, a la vista de todos. En cuanto al comentario de sobre Lizy, te digo lo que pienso: hay ciertas identidades que tuvieron acceso a los medios de comunicación, como ella o Flor de la V. Pero la mayoría no, y vive en una situación de periferia. Se excluye mientras se sostiene un discurso inclusivo. Yo pongo muy en duda el hecho de que las identidades trans o travestis estén realmente incluidas.
¿Qué es lo que pediste como reparación cuando hiciste las denuncias?
–Disculpas para mí y para todo el colectivo lgbti, luego pido el derecho a réplica –eso está amparado por la ley– con ellos presentes. Quisiera tener una oportunidad para que me conozcan y que podamos pensar esta otra manera de ver el mundo. Y en tercer lugar pedí que fueran a hacer un taller de género para que puedan cumplimentar con el protocolo de tratamiento de temas de diversidad en los medios, porque existe un protocolo escrito que no están teniendo en cuenta. Ciertas personas, dicen: “hablaron desde la ignorancia”, me dicen: “tenés que entender”. Como docente me cuesta esa justificación. La ignorancia es la conveniencia de unos pocos que son los que tienen el poder, pero cuando tenés el capital para salir de la situación de ignorancia, entonces es comodidad. Un derecho es la educación, que a ciertas personas de la disidencia de género les ha sido negado.
Se burlaron de que optaste por la palabra “todes” para evitar el todos o todas…
–Sí. Dicen que no existe, pero ¿qué diría Saussure para quien la lengua evoluciona permanentemente? El lenguaje inclusivo existe, aunque no esté amparado por ninguna institución. Pero la lengua se construye y deconstruye por sus hablantes. Me escribieron un montón de personas muy dolidas, y yo quiero mi derecho a réplica no solo por mí. El hecho de haber estado en la tele fue fortuito, pero me parece preocupante que a todxs, no solo a mí, se nos siga silenciando.