Una mujer despeinada y en camisón mira a un bebé que está en su cuna mientras que en el techo hay relojes que se caen. Es una de las pinturas que se exponen en la muestra La fuerza domesticadora de lo pequeño, de Fátima Pecci Carou, en el Centro Cultural Borges, desde este jueves 2 de marzo hasta el 30 de abril. Se trata de una serie de 24 obras en la que la artista hace visible situaciones cotidianas e íntimas del puerperio. Pero no sólo el universo materno está presente en la obra de Pecci Carou sino también el valiosísimo rol de abuelas y cuidadoras. “Pintar estas imágenes nació de una necesidad imperiosa que tenía por las noches, cuando el bebé por fin se dormía o hacía sus siestas a la tarde. Empecé a volcar en pequeñas telas algunas situaciones cotidianas que había vivido durante el día como extrañeza, tristeza, júbilo o cansancio. Muchas de estas obras son de “tamaño doméstico”, es decir, las podía hacer rápidamente en la cocina o en un rincón, en algún pedacito de pared libre en la habitación porque al tener mi taller fuera de casa, tuve que adaptar el formato”, explica la artista a Las12. “Sentía una necesidad urgente de pintar al menos un ratito para salir de la alienación de estar todo el día en modo mamá. El subibaja de emociones nuevas encontró una catarsis y un sentido en las pinturas. Me permitieron mirarme con distancia para reírme, pensar o sublimar todo lo que estaba atravesando”, pone Fátima en palabras.
La invitación a armar la muestra nació de sus posteos en las redes sociales: “íbamos intercambiando mensajes relativos a la experiencia de maternar y también sobre la pintura con Andrea Racciati, quien fue mi profesora de artes en la facultad”.
El nombre de la muestra tiene su origen en una tirada que la artista se hizo con el I ching. La fuerza domesticadora de lo pequeño representa la potencia de lo frágil o lo suave que restringe, domestica y frena a otro elemento, fuerte y contundente, pero lo hace para lograr que algo bueno finalmente suceda. “Me gusta pensar que mi hijo es esa fuerza pequeña que vino a cambiarme el ritmo con el que vivía, para ayudarme a administrar la ansiedad del tiempo o la exigencia de la producción permanente”, dice Fátima.
En palabras de su curadora, Andrea Racciati, “la noche, y todo lo que provoca afectiva y emocionalmente la oscuridad, es otro de los temas abordados por Fátima. En algunas de las telas que forman este núcleo, como Cuna y pelos, Maternity trip o La hora de las brujas, las tonalidades azul-negro crean el clima nocturno donde se destaca la soledad de la figura materna y su pequeño niño. En Maternity trip, la madre se dobla y estira los brazos para calmar a su hijo, mientras que, en La hora de las brujas, la artista se autorretrata sentada, de espaldas al observador, cargando al bebé frente a una ventana. La luna se cuela en esa noche infinita y se derrama por las cortinas, navegando en el suelo de la habitación, como si fuera la blanca y tibia leche que brota de los pechos maternos”.
Fátima estudió Artes Visuales en UMSA y UBA. Completó su formación en el Centro de Investigaciones Artísticas (2015) y en las clínicas de Ana Gallardo (2013-2016) y ABE-ELE (2020). En 2021, recibió el Premio Adquisición “8M -Despatriarcalizar el Patrimonio” (CC. Kirchner Palais de Glace); en 2020 fue invitada a la 12° Bienal de Mercosur Porto Alegre con curaduría de Andrea Giunta. En 2018 ganó el Premio en Obra- Barrio Joven ArteBA, por su solo show Kunoichi (Piedras Galería) y en 2017, el 1° Premio Adquisición en Pintura (Salón Reconquista- Santa Fe).
La muestra sirve también para visibilizar, desde el arte, el complejo universo de las tareas de cuidados. Según Fátima, “para muchas mujeres (o personas gestantes) artistas la llegada de un hije puede traer un parate en la carrera, un quedar afuera del mercado o de la escena, marginadas o en el olvido. Las tareas de cuidado, mayormente tareas feminizadas, puede significar un ´no estar activas´ profesionalmente durante años y como consecuencia, tener menos visibilidad y menos reconocimiento. Vale preguntarse aún así, con estos ´obstáculos´ ¿qué nueva escena del arte podemos impartir de la mano de los feminismos?, ¿qué ritmos propios podemos intentar introducir en la máquina de la hiper productividad patriarcal? ¿Y qué nuevas materialidades o imágenes surgen de nuestro cotidiano doméstico como imágenes igualmente valiosas?”.