El miércoles 19, el mal llamado Bus de la familia sorprendió en las calles de Chile. Es una réplica del naranja que dio vueltas por España, donde se dio a conocer como Bus de la libertad. Recorre el país vecino desde el sur hasta el Norte y tiene planificado seguir por Latinoamérica sin detenerse. Se pasea con la silueta de un nene y una nena, y la leyenda: Tengo derecho a tener papá y mamá. Nacimos hombre y mujer. Otro reza: Los nenes tienen pene, las nenas vulva, que no te engañen. Si naces hombre, eres hombre y si eres mujer, seguirás siéndolo. Un tercero exhibe: A mi hijo lo educo yo. Una moto custodia a los micros por atrás, ¿por miedo que les toquen el trasero? 

En Valparaíso las agrupaciones lgbti esperaron ver pasar el bus para manifestar su repudio; a pesar de los carteles de colores que decían “Mi amor no daña, tu odio sí”, intervino la policía y la manifestación terminó en disturbios. 

El bus de la familia (¿de qué familia hablamos?) está auspiciado por la organización ultra católica Hazte Oír, que nació en España en el 2001 con campañas contra el aborto y el matrimonio igualitario. En marzo lanzaron el siniestro bus contra lxs niñxs trans, y con odio y psicosis temen que sus hijxs decidan sus gustos, sexualidades y géneros. Demandaron a una Asociación de Familias de Menores Transexuales por corrupción de menores. Su portavoz, desde su fucking bunker, declaró: “Desde luego, yo creo en la guerrilla”. 

Frente al Parque Forestal apareció el Bus de la diversidad, coordinado por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh) dando vueltas como loco con textos de Lemebel y Mistral; lamentablemente un grupo de personas fueron detenidas después de que un policía recibiera un golpe en la nariz. La Universidad de Chile se solidarizó izando la bandera del arco iris. Dicen que el Bus de la familia viene para acá. ¿O ya llegó y no nos dimos cuenta?