Empezaba 2002 y yo estaba en un hotel de Los Ángeles cuando sonó el teléfono. Era el productor discográfico Rick Rubin, que quería saber si me interesaba ir a su estudio al día siguiente para cantar con Johnny Cash. Bueno: Johnny había sido mi ídolo desde que vi por televisión The Johnny Cash Show en Australia cuando tenía 10 años. Como el niño que era quedé genuinamente transfigurado por el Hombre de Negro, como se lo conocía, excitado e intimidado por su voz oscura y grave; pensaba que daba miedo, como un delincuente o algo así. Tuvo una considerable influencia en las canciones que escribí para The Birthday Party y The Bad Seeds y, obviamente, sobre la manera en que yo las interpretaba. Así que me entusiasmaba cantar con él y le dije a Rick Rubin: "Si, por supuesto, es un honor". Le pregunté qué canción quería cantar Johnny y dijo que no importaba, que yo podía decidir. Y eso fue todo, colgó, y mi mente descendió de inmediato hacia El Peor Escenario Posible y todas las inseguridades que tenía con mi propia voz, que eran considerables en aquel momento, se aglomeraron, y me empecé a preguntar cómo mierda iba a competir con la voz de Johnny, tan profunda, tan espiritual, tan hermosa. ¿Cómo iba a ser posible que su brillo no me aniquilara?
Entré en pánico así que fui al final del pasillo, a la habitación de Warren (Ellis) y él estaba tirado en la cama en calzoncillos escuchando a Hank Williams y le dije: "Mierda, amigo, Rick Rubin me acaba de llamar y quiere que vaya al estudio a cantar una canción ¡con Johnny Cash!" Warren me dijo, "qué bueno, loco", y yo, "sí lo sé, ¿pero qué pasa si desafino? Rick Rubin dice que puedo hacer el tema que quiera". "Cantá esto", me dijo Warren, mientras empezaba "I'm So Lonesome I Could Cry" de Hank Williams. Le dije: "OK, gran idea, pero que pasa si la canto chata?".
Esa noche mi cabeza entró en alta velocidad, y daba vueltas en la cama preocupado por esto y por lo otro, por desafinar, por cantar sin matices, y no pude dormir y para cuando llegué al estudio de Rick Rubin a la mañana siguiente estaba hecho un desastre. Me senté en el control con Rick, mientras el guitarrista ensayaba los acordes de la canción de Hank Williams, todos esperábamos a Johnny.
Alguien eventualmente anunció que Johnny había llegado y nos quedamos sentados por un momento y entonces se abrió la puerta y Johnny Cash apareció al final de una larga escalera que llevaba desde la calle hasta el estudio. Inmediatamente me confundí porque Johnny ya no se parecía a Johnny, estaba increíblemente viejo y su pelo no era negro, sino blanco y parecía muy frágil. Vuelvo a ver la escena. Johnny tiene las manos extendidas frente a si como un fasntasma o un espectro o algo mientras desciende las escaleras, guiado por su esposa, June Carter Cash. Después me entero de que tiene una enfermedad que lo enceguece temporariamente cuando ingresa hacia un espacio interior desde la luz del sol. Dice con una voz rara y temblorosa: "¿Estás ahí, Nick?, ¿Estás ahí, Nick?", y yo pienso Dios santo, porque Johnny parece en serio debilitado y cómo carajos va a cantar una canción. "Estoy aquí, Johnny", le contesto. "Estoy aquí".
Johnny se sienta y le hablo un rato y cada vez que dice algo inspirador, cosa que sucede seguido, June dice: "¡Aleluia!" o "¡Alabado sea Jesús!". Johnny me pregunta qué quiero cantar y le sugiero "I’m So Lonesome I Could Cry" y Johnny me dice, "oh si, amo esa canción" y June, que me tiene enamorado, grita, "¡Alabemos al Señor! ¡Dulce Jesús!"
Así que nos sentamos en cabinas separadas y la banda arranca a tocar la canción y puedo mirar a Johnny a través del panel de vidrio y cuando empieza la música veo frente a mis ojos una repentina, radical y absoluta transformación. No estoy exagerando. Johnny vuelve a la vida. De manera bastante literal lo posee el espíritu y los años lo abandonan y empieza a brillar, y a crecer lleno de poder y poseído y cuando empieza a cantar su voz hermosa me atraviesa como una fuerza celestial y empiezo a cantar también y sueno bastante bien, y estoy muy emocionado, tengo lágrimas en los ojos, y June está ahí balanceándose y sonriendo y alabando a Jesús y Johnny canta con el corazón en la mano en su estilo oscuro y medido, y es uno de esos momentos que te marcan en el alma.
Terminamos la canción y hay un silencio, y escucho el latido de mi corazón y la sangre en mis venas y me seco las lágrimas de los ojos, mientras todos habitamos una especie de suspensión espirtual sin aliento. Todo sigue mudo. Entonces llega la voz de Rick Rubin por los auriculares. "Tenemos que hacerlo de vuelta, caballeros", dice. Y mi corazón se desploma, se cae al puto suelo, y digo: "¿Salió chato, no? Ni un matiz". Y la voz de Rick Rubin dice: "No, Johnny suena chato". Y Johnny sonríe y dice "Si, estuve un poco mal ahí Nick, lo siento mucho". Y yo digo: "Pucha, está todo bien, Johnny, nos pasa a todos". Y June grita: "¡Alabado sea Jesús!.
Ese día grabamos "I’m So Lonesome I Could Cry" y otras pocas cosas, de las que creo sólo sobrevive la canción folk "Cindy". Fue el último disco de Johnny, June murió el siguiente año y Johnny pocos meses después de ella. A veces escucho que la gente critica a Rick Rubin porque en teoría presionó a Johnny a grabar esos discos en los últimos años de su vida, lo que sea que piensen, yo vi con mis propios ojos a un hombre devuelto a la vida por el poder salvador de la música, un testamento de la profunda fuerza sanadora de esta forma de arte tan transformadora. Ocasionalmente hay cosas que tienen una resonancia especial y ese día que pasé con mi héroe y su extraordinaria esposa es uno que vivirá conmigo para siempre.
Una última cosa, que me parece conectada con esta historia. Mientras subía la colina para ir al estudio de Rubin esa mañana, vi a un tipo muy guapo, con pantalones negros y una camisa roja arremangada, apoyado sobre el capó de un auto grande norteamericano, fumando un cigarrillo. El tipo parecía salido de una película. Era Joe Strummer de The Clash. "Hola, Joe", le dije. "Hola hombre", me contestó, "¿qué estás haciendo acá?". "Voy a cantar con Johnny Cash", le dije. Joe asintió y sonrió y le dio una pitada al cigarrillo. Después me saludó lentamente con la mano, y yo entré.
*Desde hace varios años, Nick Cave se comunica con sus fans y responde sus preguntas a través de una newsletter llamada The Red Hand Files. Esta es la respuesta que le dio a Danielle en la última entrega, la 224: lella le preguntó si tenía alguna anécdota sobre cómo fue grabar con Johnny Cash.