Ignacio Jordá necesita un nombre que lo proyecte en la industria del sexo. Ya se desechó TNT Dinamite y Anaconda Nacho. “Cuando lo oigas tiene que hacer boing. Que se ponga dura como el acero”, le dice a su cuadrilla de amigos mientras se pavonean en la costa de Valencia. El joven entonces mira tres chimeneas industriales majestuosas, lee el nombre de la empresa y tiene su epifanía al estilo Dirk Diggler. No hay neón ni explosiones como en Boogie Nigths pero casi. “Nacho Vidal empotrado”, dice tomándose aquello que volverá célebre famoso en todo el mundo del XXX. Es apenas una escena del segundo episodio de Nacho (estreno del 3 de marzo por Lionsgate+) pero deja a las claras cuál será el tono de la miniserie dedicada a la vida y obra del mayor ícono de la pornografía española.

La producción de Bambú toma la ampulosa existencia de Nacho Vidal (Martiño Rivas de Las chicas del cable) pero para ir más allá de su propia carne, aunque parezca lo contrario. “La vida me lo ha dado todo, sexo, y drogas y un poquito más de sexo y luego más drogas, y a veces un poquito de rock & roll”, se relame al comienzo de su segundo episodio. Ya se pasó por toda la ruta del bakalao a pura marcha y su breve estadía en la milicia. Luego será el turno de las noches en la sala catalana donde comenzó a erigirse el mito. “Mientras mi familia iba a la iglesia yo encontré mi propio templo. Un lugar donde podrían venerarme como se lo hace con un ser superior, el puto amo del sexo”, se le escucha en otro pasaje.

Nacho, a su vez, va más allá de Vidal en otro sentido. Las mujeres tienen gran relevancia dentro de la trama, tanto por el papel que ocuparon en su vida como por el rol que cumplen en esta industria de cosificación implícita. Ahí está Sara Bernat, la dama que lo condujo a este rubro. “Mi personaje es de los que sabe poner los límites y que no le pasen ciertas cosas que tienen consecuencia. Toma las riendas en todo sentido”, sentenció María de Nati, la actriz que interpreta a la estrella erótica. Es así como el primer capítulo en el porno tuvo mucho que ver con el amor. “Yo tengo una mirada femenina, sé que la gente puede pensar que por mi pornografía soy un tío rudo, pero no es así. Yo he dicho que las mujeres me han utilizado en la pornografía. Las cogidas del cuello, las tiradas del pelo, me lo han pedido ellas. Y mi trabajo solo estaba bien hecho si ellas se chorreaban en la cama”, aseveró Vidal.

Y hay muchos más Nachos por descubrir en esta hagiografía impúdica al estilo de otras realizaciones españolas como Veneno y Maricón perdido. En este caso, se sigue a un sujeto que se mantiene en el candelero por hechos que van más allá de los reputados veinticinco centímetros de su pene. De ser legionario a embajador de lo erótico, pasando por la cárcel y demás contoneos con la Justicia. La cámara lo representa como un Adonis zarpado y erecto dentro de un museo pecaminoso. “Es un portento carismático, podría haber sido de un grupo GEO, un bombero de alto riesgo de montaña, es alguien que necesita adrenalina en su vida”, le confiesa la showrunner a Página/12. Sin embargo, para Teresa Fernández Valdés, la intención es “entrar en materia” sobre este negocio que mueve millones de euros al año y tiene a España al tope del ranking. “La nuestra es una sociedad que ha sido muy crítica del sexo y del porno, al mismo tiempo la consume compulsivamente”, asegura.

-¿Por qué Nacho Vidal para dar cuenta de esa búsqueda?

-Su figura es clave. Su historia da para mucho contenido, es de esas en la que la realidad supera a la ficción. Nos inspiramos en él para entrar en el mundo del sexo y del porno. No es una serie porno; es sobre el porno. Entiendo que casi todo el mundo practica sexo en su vida privada, entonces quizás hay cierto interés en conocer los motivos por los que esta industria mueve tantísimos millones y sigue siendo tan importante. Creo que hay interés en ver qué hay detrás de eso y la serie se lo muestra.

-¿Cómo se involucró Nacho Vidal con el proyecto?

-Para él fue inesperado. La gente de esta industria se siente estigmatizada, son casi marginales. Lo cierto es que él tiene mucha personalidad y sabe que no son muchos los que presumen de esto. Queríamos tomarlo en serio, pero con desenfado, darle la envergadura dentro de una serie de ficción. Le dijimos que nos interesaba él, su entorno y esto de cómo la sociedad los apunta con el dedo. Está fascinado. Está en la pantalla como goce, entretenimiento y reflexión.

-¿Qué incidencia tuvo como showrunner en la representación de la mujer en la serie?

-El hecho de ser mujer me coloca especialmente de todo lo que es sensibilizar con todo el universo femenino que rodeaba a Nacho. Hay muchos perfiles de mujeres distintas y que están basadas en mujeres reales, lo que recibieron y aprendieron de ese mundo. El caso de Sara es ejemplificador. Una mujer muy fuerte que le dice a Nacho “es hasta aquí”, habiendo sido ella el motor de que ingresara a esa industria. Otra mujer como Bellisima, que quiere abandonar el porno para renacer, hacer otra cosa de su vida y siente el estigma de la sociedad no le deja ser otra cosa más que una mujer relacionada al sexo. Hay otro elemento: Nacho siempre se muestra optimista y vigoroso. Es así. El hecho de que hayamos sido muchas las guionistas nos sirvió para hablar de sus debilidades y vulnerabilidades de un personaje como este, y no solamente de que es un semental.

-¿Y qué le diría al público en relación de esa intención?

-Muchas veces se habla de que la juventud consume porno y se convierte en referencia, o sobre qué rol asume la mujer en el porno. Esta es una serie que se trata desde una mirada femenina y entonces invitamos a todo aquel que sienta que el porno puede ser una agresión a explicar a las nuevas generaciones que efectivamente la única fuente de información no puede ser el porno porque el porno es ficción. Esto es de lo que trata la serie: de abrir los ojos al mundo y decirles “Ojo, chicos, esto es ficción. El sexo puede ser de muchas maneras, pero hay que hablar de límites, hay que hablar de consentimiento y de muchas cosas”. Y se puede hacer riéndose.

-La vida de Nacho Vidal se sigue escribiendo por estos días. ¿Hasta dónde llega este Boogie Nights español?

-Esa era nuestra intención. La historia de Nacho es infinita. Vive la vida al límite y puede morir en el intento. Toma riesgos que a cualquiera de los que vive en un marco común se te hace imposible, son quince vidas en una y tiene 50 años. Nuestra mirada está puesta en algo muy particular que es el sexo y buscamos humanizar, no para blanquear la imagen sino para entender qué pasa cuando alguien se dedica a esto. Ocho horas no es suficiente para contar. La primera temporada cuenta el ascenso de un héroe del porno. Como un niño con un pene extra grande hace una vida y obra de ello.

-¿Un XXXL de Nacho?

-Bueno, el pene ya no creo que le crezca más (se ríe). Nos quedamos en cuando él es un chaval y aún hay para contar muchas cosas más.

La palabra de Nacho Vidal, un personaje en sí mismo

"Hoy estoy a mil años luz del porno"

Teresa Fernández Valdés, Nacho Vidal y María De Nati en la presentación de la serie.

Haber participado en más de 600 películas XXX incluyendo un raid en el que estuvo con un centenar de mujeres durante cuatro jornadas. Investigado por un ritual con veneno de sapo que derivó en la muerte de un conocido. Ser detenido por blanqueo de capitales, competidor de un reality show y padre de una hija trans. Algunas de las medallas de Nacho Vidal, quien ahora puede ufanarse de contar con una miniserie en su honor (o serie en el caso de que se confirme una nueva temporada). “Llevo treinta años desde que empecé a ser el personaje y como treinta vidas”, le dijo Vidal a Página/12 durante la presentación de la serie en México.

¿Si tuvo alguna sugerencia este auténtico bocazas de la cultura pop ibérica? “Desde el minuto cero les dije que podían contar lo que les diera la puta gana. Lo único que he intentado respetar y resguardar es a mis hijos y a sus madres, porque cada uno sigue teniendo su camino y su vida. Hubo movidas que mis hijos no tienen por qué saber en una serie de televisión, sobre todo si no lo saben de mi boca. Pero fue muy fuerte ver la recreación por lo que yo había vivido. De hecho, cuando estábamos con los guiones, estaba con Teresa, me mostraban como entrecruzaban todo y muchas veces tenía que irme de la habitación a llorar, porque era revivir ciertas cosas”, reveló.

Vidal tampoco anduvo con pruritos al hablar del campo que lo encumbró a mediados de los ‘90. “Ahora mismo estoy a mil años luz de la industria pornográfica”, explicó alejado del rubro desde 2014. “No tengo nada que ver ni quiero saber absolutamente nada con una industria que es el reflejo de la sociedad en la que vivimos, que es fría y enferma. Tú ves la pornografía de ahora y no ves ni un beso. Yo necesitaba besar a la mujer. O lo más vendido o visto ahora es 'madrastra' o 'padrastro', o un niño que se folla a su mamá o a su abuela. ¿Qué te hace entender eso? Que la sociedad está jodidamente enferma. Entonces, yo no tengo nada que ver con esa pornografía”.

El homenajeado, quien ya cuenta con una biografía editada en 2000. cuando tenía 27 años, dijo que la propuesta de la miniserie lo tomó desprevenido. Creía que la intención de la productora era hacer otro “aburrido documental” que mostrara el lado humano de la pornografía. “Cuando me dijeron que querían llevar mi vida a una serie, ya me chupó. ‘La idea no es si lo vamos a hacer, sino cuán grande lo vamos a hacer’, me tentaron. ‘Si tienes los huevos para hacerlo', pensé, 'hagámoslo'. Lo atractivo es que la serie trata sobre Nacho y mi vida”, dice diferenciando ambas entidades. “Yo siempre hablo en tercera persona con él. Ok, Nacho…What’s next? Y siempre hace algo nuevo que me despabila. Estaba durmiendo en la cama y me despierto con esto”, grafica Nacho Vidal… ¿o Ignacio Jordá?