El expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su antigua aliada, Nikki Haley, buscarán seducir esta semana a miles de conservadores reunidos en las afueras de Washington para examinar a los aspirantes republicanos a la Casa Blanca. La Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), que se extenderá por cuatro días desde este miércoles hasta el sábado, constituye una vidriera a escala nacional tanto para los dirigentes de ese signo ya instalados como para las estrellas en ascenso.
El encuentro se publicita a sí mismo como la "reunión de conservadores más grande e influyente del mundo". Se espera que una serie de líderes de ultraderecha extranjeros de primera línea, entre ellos el expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el ex eurodiputado británico y líder del Brexit Party, Nigel Farage, se dirijan a la convención, aunque muchos potenciales candidatos para 2024 no se harán presentes.
Es probable que el discurso de apertura de Trump el sábado repita la consigna "Make America Great Again" (MAGA, "Hacer a Estados Unidos grande otra vez"), que lo llevó al poder en 2016, abordando la seguridad fronteriza, el derecho a la libre portación de armas y otros predominantes temas conservadores. Aún se sabe si el magnate inmobiliario dirá algo sobre rivales como Ron DeSantis, Mike Pence y Nikki Haley.
Con algunos conservadores cuestionando el valor de la CPAC, el principal asesor de Trump, Jason Miller, dijo que los principales medios de comunicación están atacando la conferencia porque Trump "va a tener allí una presencia dominante". Miller sostuvo que buscan distraer la atención por el hecho de que Trump "es el líder del movimiento conservador, el partido republicano y las encuestas de cara a 2024".
Se espera que Haley, exembajadora de Trump ante Naciones Unidas, argumente a su vez que el "Grand Old Party" (GOP), el "viejo gran partido" republicano, necesita una nueva generación de líderes, libres de la mancha del reciente fracaso electoral y capaces de inspirar a nuevos votantes. Se trata de un claro mensaje de la exgobernadora de Carolina del Sur de 51 años al presidente Joe Biden, de 80 años, pero que también podría aplicar a Trump, de 76 años.
¿Renovación generacional?
Para Margaret Susan Thompson, profesora de política e historia en la Universidad de Syracuse, "Nikki Haley tiene que moverse en la muy delgada línea entre diferenciarse de Donald Trump y seguir atrayendo partidarios, que aún constituyen la gran mayoría de los activistas de la CPAC y de los participantes en las primarias del partido republicano". Thompson asegura que Haley parece estar enfocándose en el tema de la edad, pero "dada la base GOP/MAGA, sesgada hacia los mayores, necesita ir con mucho cuidado en ese terreno".
Trump anunció su candidatura tres meses antes que Haley, que lo hizo a mediados de febrero, pero su campaña es criticada por su inercia, la falta de una visión política clara y los constantes escándalos que lo acompañan. El cúmulo de controversias que rodean al expresidente, desde los malos resultados de los principales candidatos que ha respaldado hasta las múltiples investigaciones que lo acechan, plantean dudas sobre la posibilidad de que siga organizando a los republicanos.
"Hasta ahora, en la mayoría de sus mítines y discursos ha mirado hacia atrás, centrándose en la 'elección robada' de 2019, en lugar de lo que pretende hacer en el futuro", dice Thompson, quien agrega: "Desde mi punto de vista, esa no es una forma de ampliar su base de apoyo". Sin embargo, la fuerza persistente de Trump en las encuestas perturba a sus críticos.
El exmandatario continúa superando con claridad a muchos de sus rivales, como el gobernador de Florida Ron DeSantis y el exvicepresidente Mike Pence. Según el último sondeo de la cadena Fox News, el 43 por ciento de los votantes en las primarias republicanas apoya la candidatura del expresidente para las elecciones presidenciales de 2024. A Trump le sigue DeSantis, con 28 por ciento, y Haley y Pence con siete por ciento cada uno.
DeSantis y Pence, ausentes
Los delegados a la CPAC escucharán a más de 100 oradores, en su mayoría pro-Trump, incluidos exsecretarios del gabinete, varios senadores republicanos y numerosos miembros de extrema derecha de la Cámara de Representantes. El programa de este año incluye a la representante Marjorie Taylor Greene, republicana de Georgia, quien pide un "divorcio" nacional entre estados rojos y estados azules.
También en la agenda de CPAC está el representante Jim Jordan, republicano por Ohio, quien está realizando una serie de investigaciones sobre la administración Biden. Completan la lista el exsecretario de Estado Mike Pompeo y el director de la campaña presidencial de Trump en 2016, Steve Bannon. Por la región no faltará la palabra del expresidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y la de su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro.
Pese a estas presencias, gran parte del firmamento del partido republicano, incluidos DeSantis, Pence y los líderes del comité nacional y del Congreso, se niegan a peregrinar a National Harbor, la localidad en Maryland que alberga la convención. "DeSantis está fustigando al CPAC porque sabe que Trump es dueño de ese espacio", dice Rick Wilson del Proyecto Lincoln, un grupo de conservadores anti-Trump que se atribuyen parte del crédito por la derrota del líder republicano en 2020.
La ausencia de muchos nombres importantes se produce después de que el organizador de la CPAC, Matt Schlapp, negara recientemente las acusaciones de agresión sexual contra un miembro del personal de la campaña republicana en Georgia.
La conferencia tradicionalmente termina con una "encuesta informal" sobre las preferencias de los asistentes respecto a la nominación presidencial republicana. Trump se viene quedando con todos los sondeos realizados desde su elección en 2016, alcanzando el 69 por ciento de los votos el año pasado, frente a solo el 24 para DeSantis.