Tecnología al servicio de la equidad, ¡activada! En forma de The Whole Story (en criollo, “la historia completa”), aplicación recientemente lanzada en Estados Unidos para nivelar otra desproporcionada realidad de hecho: la poquísima cantidad de esculturas públicas que rinden tributo a mujeres corajudas, valiosas, precursoras. Tan escuetas en el país del norte que, para remediar el injusto asunto, un team norteamericano decidió desarrollar la mentada app, que -al mejor estilo Pókemon GO- utiliza la realidad aumentada para emplazar elementos virtuales dentro del mundo físico visto a través de una pantalla. A diferencia del juego furor, empero, poco interesa ver Pikachus o Squirtles: celular en mano, The Whole Story permite visionar estatuas virtuales in situ de, claro, damiselas notables, incluyendo además una mini-bio que sirve de digital placa. Y aunque lo intangible no sustituye lo real, de momento es noble parche, además de simbólica chicharra para despertar conciencia acerca de la falta de representación femenina en espacios públicos… 

“Falta por lo menos problemática, en tanto menosprecia -más bien, borra- el rol fundamental que las mujeres han tenido en la historia”, anotaba la Smithsonian Mag en un artículo que precisamente advertía cuán difícil es encontrar estatuas que rindan tributo a ilustres damiselas en Estados Unidos: activistas, escritoras, artistas, deportistas, científicas. “Cuando caminás por las calles de ciudades como Nueva York o Washington DC ves estas representaciones por doquier: a menudo erguidas de pie o a horcadas de sus caballos, siempre en pose estoica. Y casi todas tienen algo en común: su género. Porque, en su gran mayoría, son de varones”, subrayaba la mentada publicación. Y destacaba cómo, en los casos en que sí aparecen señoras y señoritas esculpidas, muchas veces lo hacen como arquetipos, símbolos de conceptos abstractos (por ejemplo, “Lady Libertad”) o figuras sin nombre propio.  

De las más de 5 mil estatuas de figuras históricas dispuestas en sitios públicos en EE.UU., menos de 400 son de mujeres. Un mar de bronce vastamente masculino, que dedica a las ladies menos del 10% del metal y cincelado. Sin más, el Central Park -destino obligatorio para cualquier turista que recorre la Gran Manzana- es sonado ejemplo: tiene 22 esculturas de personajes históricos; y todas y cada una de ellas homenajean a un hombre. Sí, están Mamá Oca y Alicia de Alicia en el país de las maravillas, pero son personajes de ficción… No es casual, de hecho, que -desde hace ya ratazo- existan esfuerzos individuales y colectivos (del grupo Where Are The Women?, por caso) que denuncian la inequidad escultórica en el susodicho parque de Manhattan, proponiendo además tallar e instalar esculturas de pioneras sufragistas como Susan B. Anthony y Elizabeth Cady Stanton, incansables luchadoras por los derechos de la mujer. 

“Las niñas no pueden ser lo que no pueden ver”, explica la norteamericana Shelley Diamond, de la agencia de publicidad Y&R, firma responsable de la iniciativa The Whole Story. En colaboración, dicho sea de paso, con Current Studios, las Girls Scouts, la fundación Code Liberation, y como respuesta a los Objetivos de Desarrollo Sustentable por la paridad de Naciones Unidas. Agrega Shelley que “como no podíamos seguir esperando que las esculturas fueran creadas, tomamos el asunto en nuestras manos”. “Siendo absolutamente realistas, van a ser necesarios varios millones de dólares y muchos años antes de ver a un puñado de figuras femeninas ocupando su merecido lugar en el espacio público. The Whole Story ofrece un modo inmediato de generar conciencia y dar acceso a las increíbles contribuciones de damas que cambiaron el mundo. Esperamos que al contar la historia completa, la aplicación no solo sea esclarecedora sino, también, potenciadora”, suma la creativa Leslie Sims, de la mentada empresa. 

Por lo demás, en Nueva York, a razón de 23 estatuas virtuales ya han sido ubicadas: entre ellas, las de la música Nina Simone, la sufragista Elizabeth Cady Stanton, la aviadora Amelia Earhart, la escritora Edith Wharton, la bailarina Maria Tallchief… Además de otro tanto en Washington, en el Monte Rushmore, en Londres, Praga, Milán, Roma; esperando sumar en breve más piezas, también en San Pablo, Moscú, Buenos Aires. Aunque al ser plataforma de código abierto, promueve la app que -en cada punto del globo- locales hagan su propia contribución, diseñando y emplazando más y más esculturas de mujeres valiosas en sus respectivas ciudades.