Se llevaron a Jorgito Sands.

¿Estás seguro?

Que no estoy loco, no pongas esa cara.

Bueno, estoy sorprendida, me pareció haberlo visto…

Pensá bien. ¿Cuánto hace que no lo encontrás en la parada del colectivo? ¿Cuánto hace que no lo ves en la forrajería? ¿Cuánto hace que no le trae alimento al perro negro?

Pueden ser muchas cosas…

Pero si confiaras en mí no pondrías en duda que desapareció.

Parte de eso, de desaparecer las cosas, los libros, la gente, es la duda, es como la llamarada, la tormenta solar y los globos.

Por ahora, esto sólo queda entre vos y yo.

Tenemos que avisarle a Rosa Babel.

Que no.

Tiene derecho.

Que no. Tal vez el comandante amapola se fue por propia voluntad. Gente amapola abandona la ciudad silenciosamente.

Hay que limpiar el desastre.

Sí. Antes de que la Agencia venga a averiguar si Jorgito Sands es miembro de la banda amapola que dona dinero al merendero de doña Libertad y nos baleen las macetas del jardín.

Manejás toda esa información desde acá adentro…

Que no hace falta salir de casa para saber que desapareció. Dos caras están allí, en el sótano, exactamente donde las dejamos, y no necesito ir a verlas para que ellas estén allí. No necesito escucharlos para saber que Rosa Babel dice, “ay, por dios, somos los nuevos conejillos de Indias”.

Está bien. No alardees.

Fui asertivo y ahora tienen dificultades para subir la escalera. Si vienen a investigar, no tendremos de qué preocuparnos. No se moverán de allí. De última, puedo agregar un párrafo que diga que Rosa Babel, Lirio John de detrás del armario y el perro negro se desmayaron.

Pero el corazón les va a latir tan fuerte que los de la Agencia van a escucharlo y ya se sabe cómo terminará el cuento.

No van a venir. Qué van a sospechar de una que hace tiqui tiqui, tiqui tiqui… Y además, a mí jamás me vieron ni me verán la cara.

Jorgito no se relacionaba con nosotros y se lo llevaron. Explicame eso, por favor.

Funciona así. Son los mandamases y nosotros los mandamenos.

Qué nosotros si acá no hay un nosotros. Yo soy la tiqui tiqui y listo. No hay nadie más. Rosa Babel es harina de otro costal. Y vos…

Amiga, no te pongas así. Yo estoy haciendo mis primeros pasos demiurgos. No puedo bajar a decirles que Jorgito Sands se fue con el dios de los cañaverales. No puedo decirles de las llamaradas ni de la pseudoseñal. A estas alturas muy probablemente ya no sepan si van o vienen, o en qué línea de tiempo están.

Creés en el anzuelo silencioso para apaciguar el malestar en el sótano, pero de tanto silencio un día vas a desaparecer vos, voy a desaparecer yo y la Agencia se va a meter a escribir nuestros relatos.

¿Relatos? ¿Les pusiste una etiqueta?

Tenés razón. Textos de mandamenos que amenazan a los mandamases.

Hubo una gesta latinoamericana. Izquierda, derecha, izquierda.

Esa fue una catástrofe.

Buena fe, no desconfíes de mí. Mantendré el sótano a salvo.

Está bien. Hacé como quieras.

Te estremeciste.

Oí voces.

Pobre silencio que todavía escucha voces.

Me estoy refiriendo a cabos sueltos.

Usaremos un simulador de Jorgito Sands trayéndole alimento al perro negro. Todo va a estar bien. Ya verás. Bien amapolas. Carajo amapolas. Favor amapolas. Gritaste amapolas. Deberías amapolas. Hiciste amapolas. Mierda de amapolas en su redondo culo de estrella. Llamarada solar Clase M.1 en la región del Sol que ahora está frente a nosotros.

Yo te advierto. No tires tanto de la cuerda porque no creo que los de la Agencia pasen por alto el simulador.

Será un simulador coherente y cohesivo. Ya verás.

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