Viejas glorias de otro tiempo se reencuentran; supieron brillar en la radio, el teatro y la televisión, pero ya no las recuerdan. ¿Cómo volver al ruedo? Por allí algunas de las premisas de Las Viejas. Una comedia argentina, la obra que estrenó ayer Teatro Municipal La Comedia (Mitre 958), con nueva función hoy –y todos los viernes y sábados de marzo y abril– a las 20.30. Con actuaciones de María Franchi, Verónica Leal, Vicky Olgado y José Pierini, a partir del texto de Daniel Feliu y la dirección de Hernán Peña, Las Viejas es una coproducción entre Teatro La Comedia y Las Viejas Cooperativa de teatro.
“Cuando leí la obra de Feliu, colega de la ciudad, me conmovió profundamente. Él me la dio por otros motivos, pero en ese momento ya quise dirigirla. Esto fue en el 2020, y cuando me convocaron de La Comedia, preguntándome si tenía alguna propuesta de obra, la presenté”, señala Hernán Peña a Rosario/12. Precisamente, Las Viejas surge del programa de profesionalización La Comedia A Puesta, a través del cual se busca facilitar y acompañar los procesos de realización y producción de diferentes sectores de la comunidad artística local. “Hace 10 años, en La Comedia monté Canillita con Alicia Zanca, con motivo del aniversario del montaje original, que había hecho Florencio Sánchez. En esa ocasión conocí a la gente que trabajaba en La Comedia, ellos vieron ese proceso de trabajo, y ahora me vuelven a convocar”, continúa el director.
La modalidad que aporta coproducir con la sala abre el panorama a nuevas posibilidades para el sector; como refiere Peña: “El casting para la convocatoria de actor y actrices sumó 283 personas para 4 personajes, algo que habla también de la necesidad de estos puestos de laburo. Quienes trabajamos exclusivamente en teatro independiente, bancamos las producciones sin sueldo, pero acá se trata de una coproducción entre una cooperativa que se forma para la ocasión y el teatro. El salario es a bordereau, surge de las funciones, mientras el teatro se hizo cargo de todos los ensayos y de lo relativo a la producción. Estamos poniendo nuestro trabajo como parte de nuestro aporte, y por eso es importante que la gente vaya y compre sus entradas”.
-A priori, desde el argumento surgen varias cuestiones de interés, como la vejez, el mundo del espectáculo y el olvido.
-El mundo y universo de la obra me convoca particularmente. Si bien la leí en su momento como algo más lejano, de pronto caí en la cuenta de que tengo un papá que es actor, que está alrededor de esa edad, y de que era ésa la generación de actores y actrices que había visto toda mi vida. Es un universo que me gusta, y que trae consigo la problemática de la vejez, en el caso de actores y actrices que ya no trabajan y que en algún momento fueron exitosos o tuvieron un lugar en el espectáculo. Hay algo injusto en el trato de la vejez, suele relacionarse a los viejos y las viejas con lo patológico, como si fuera una enfermedad, como si lo bello sólo fuera lo joven y lozano. He estado charlando con gente vieja y les pasa esto de sentir que no tienen espacio, que no tienen lugar; muchos empiezan a caer en una especie de tristeza y melancolía medio crónica. La diferencia está en cuando se logra un chispazo de entusiasmo que provoca vitalidad, acción, y genera vínculos.
-¿Cómo fue trabajar estas cuestiones con las actrices?
-Esta curva que te estoy contando ya está en el texto, yo sólo le pongo un acento, pero ya aparece allí; hay desánimo en los personajes hasta que surge una chispa. La primera dificultad con las actrices fue la de encontrar el registro de actuación preciso, porque tienen alrededor de 35 años y debían caracterizar y dar vida a mujeres de 80. Técnicamente hay varios problemas, como el uso de la voz y la velocidad, así que fue un trabajo muy delicado y de detalle.
-Por relacionar, me resulta inevitable pensar en Los muchachos de antes no usaban arsénico, pero también en esas habitaciones de abuela, donde muebles y adornos remiten a otro tiempo.
-Feliu es un apasionado de los actores y las actrices del mundo del espectáculo, no faltan nombres de obras, películas, actrices y actores; todo eso sucede y es el universo que se nos presenta, pero el resto es un concepto mucho más universal, que no está solamente circunscripto al mundo del espectáculo. El humor aparece a través de las vivencias y las anécdotas, algo cautivante en los viejos y que tiene que ver con contar historias: de pronto pueden saltar a 20 o 60 años atrás. En este sentido, una de ellas está anclada; otra está parada en otro lugar, diciendo qué hacer para estar “más activa”; y la tercera es quien triangula un poco el conflicto.
Sobre la tarea de las tres “viejas” –María Franchi, Verónica Leal, Vicky Olgado–, Peña no ahorra elogios: “Cuando fue el casting, pedí un monólogo de vieja y una propuesta del personaje con 30 años, y cuando las vi fue muy fuerte, me di cuenta de que las había encontrado. Desde el lugar de primer espectador, me sorprendo y sigo cautivando con ellas en cada uno de los ensayos. No tuve que ir a buscarlas sino que vinieron a mí, es algo medio místico pero creo que algo de eso hay (risas). Hay que agarrarse de la intuición, de lo que cada uno siente”.
Otro tanto sucede con el trabajo del equipo: “Cielo Pignatta (asistencia de dirección) es casi una hermana de la vida, el trabajo que hace está en todos los destalles, sabe cuestionar las decisiones que tomo y eso para mí es una función fundamental de la asistente. Hay un trabajo divino por parte de Ramiro Sorrequieta en Vestuario, y de Maxi Arana y Rodrigo Frías en escenografía. Además, Vanesa Baccelliere escribió las canciones. Todo fue armonioso durante el proceso, nunca hubo una pelea sobre nada; siempre yendo hacia adelante”.