Formador de intérpretes, actor y director de larga trayectoria, Marcelo Savignone es un incansable versionador de textos de Chejov y de Shakespeare. Vuelve a ellos en sus últimas dos obras: De interpretatione y la flamante Terco, que se estrenará este viernes en el marco del FIBA (repite sábado y domingo en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551). En el primero de los montajes, Savignone pone al autor de La gaviota en el centro de un diálogo que entabla con su propia historia profesional. Y en Terco, elige tres obras de Shakespeare para volver a interrogarse sobre la independencia del texto, sobre las múltiples resonancias que una obra clásica puede inspirar tanto en los actores como en los espectadores.
A punto de recibirse de licenciado en filosofía, Savignone aporta un acercamiento al teatro desde una perspectiva poco común, como ya lo había propuesto en Cuerpo, obra basada en el pensamiento de Baruch Spinoza. En breve dará a conocer su primer libro A poner el cuerpo –un diálogo sobre el teatro, la filosofía y la vida- (Atuel), en el cual da pistas sobre sus preocupaciones filosófico- escénicas. Si en De interpretatione fue Paul Ricoeur quien lo inspiró, en la obra que está por estrenarse fue el pensamiento de Immanuel Kant el que le brindó un marco teórico al intérprete, autor y director. Con música de Pedro Aznar y coreografía de Luciana Acuña, otros seis actores acompañan a Savignone en escena: Florencia Otero, Sofía Gonzalez Gil, Belén Santos, Valentín Maderos, Guido Napolitano y Milagros Coll.
En Terco, fragmentos de escenas y textos de Rey Lear, Hamlet y La tempestad forman un entramado de acciones que representan las ensoñaciones de una persona hospitalizada. Aclara Savignone que aquel que no haya leído o no conozca las obras no tendrá ningún problema para entender la historia, ya que se darán en escena las claves necesarias como para que todos puedan seguir sus alternativas. “Es una obra muy física”, advierte el actor en la entrevista con Página/12, “y además de la palabra tiene otros atractivos, como el movimiento y la música”.
-¿Cómo se origina Terco?
-Que el arte ayuda a sanar y a procesar experiencias podrá sonar cursi pero yo creo profundamente en eso. Vengo de un largo proceso de duelo por la muerte de mi padre y esto allí apareció sin pensarlo. La obra se basa en el paso del tiempo y los fragmentos de Shakespeare arman la historia de una persona internada que está en proceso de revivir momentos de su pasado. Es un juego de capa sobre capa, como si fueran matrioshkas.
-¿Por qué se llama así la obra?
-Me gustan los nombres bien concretos para mis obras. En este caso, tiene que ver con el personaje de Lear, que se aferra tanto a la vida que no quiere irse por nada. En términos del conflicto shakesperiano, la pasión es un lugar para quedarse, un espacio de posesión, de terquedad.
-¿En qué se hermanan tus últimas obras?
-En la expresión de la noción del tiempo. Una está ligada a la confesión, la otra al transcurrir temporal. Creo que es un tema constante en mí y en mis obras. Por eso me encanta Henry Bergson cuando plantea que todo es duración, que el pasado es contemporáneo con el presente y que el futuro se está escribiendo ahora mismo.
-Quien no haya visto tus obras puede creer que el tuyo es un teatro lleno de conceptos…
-Yo le pongo el cuerpo a los conceptos: todas las nociones filosóficas están por detrás. Me baso en la filosofía porque quise componer teatro desde otro lugar y para esto lo académico me ayuda. En esta obra, me propongo que se vea el giro copernicano del que hablaba Kant, cuando dice que el sujeto compone el objeto. Así, el espectador compone la obra tanto como el personaje protagónico le da forma a la materia que representan las obras de Shakespeare.
*De Interpretatione, Teatro Belisario (Corrientes 1624) los sábados a las 22
*Terco, Sala A del Centro Cultural San Martín (Sarmiento 1551) 3, 4 y 5 de marzo.