En el Camarín de las Musas (Mario Bravo 960) los viernes y domingos a las 15, las Hermanas Misterio ofrecen un servicio muy particular: en Servicio de respuestas ofrecen responder a todas las preguntas que los más chicos quieran hacerles. Antes de la función, un cofre espera para recibir todas las consultas. “Nos parecía que la curiosidad no estaba abordada en la dimensión que tiene para un niño”, explican las “hermanas” Mercedes Torre, Victoria Baldomir y Carolina Ferrer en diálogo con PáginaI12. De manera lúdica y con mucho humor invitan a formar parte del espectáculo: “La participación es real, ellos construyen el material y es un momento vertiginoso de qué es lo que pasa en ese momento con lo que preguntan”, se entusiasman. “Intentamos siempre responder con un poco de verdad y un poco de juego. Es un momento álgido para nosotras porque nunca es de la misma manera, no tenemos manera de ensayarlo. Es el momento de la improvisación pura, que es el juego.”

Con música en vivo interpretada por las hermanas y Cecilia Bienati y una puesta en escena sencilla con la que construyen diversos mundos, las Hermanas Misterio realizan, cada una por su lado, un recorrido para responder una pregunta universal: ¿cuál es el sentido de la vida? “Es la pregunta de Monthy Python y de la humanidad entera”, ríen las tres. Y la usan para mostrar que no todas las preguntas tienen una respuesta inmediata, sino que sirven para transitar caminos de búsqueda sin un destino cierto. “A veces el adulto no tiene las respuestas, y es más interesante que asuma que hay cosas que no sabe. La idea es que a partir de la pregunta se abra un camino. Para conseguir la respuesta uno tiene que andar, meterse a descubrir la respuesta”, afirman casi a coro. En esta búsqueda las Hermanas Misterio se cruzarán con una poetisa sin inspiración, un asustador que no asusta y una reina a la que todos desobedecen que las ayudarán a intentar responder esa pregunta imposible. Con ellos descubrirán que no todo es lo que parece, y que nunca hay que dejar de jugar. “Se revierte la autoridad de formas graciosas, se pueden hacer chistes, y no pasa nada”, adelantan.

Fanáticas de Hugo Midón y Les Luthiers, las artistas proponen en cada función enfrentarse a todo tipo de preguntas: desde de dónde vienen los bebés o por qué mi tío no combina nunca bien su ropa, hasta dónde van los sueños cumplidos o por qué hay chicos pobres. “Lo que más nos costó fue ver qué hacemos cuando no sabemos qué responder. ¿Qué pasa con eso? Y lo que pasa es que queda abierta la pregunta”, dicen. Cómo no pueden contestar todas durante la función, las tres despiden a los espectadores en la puerta del teatro por si alguien se quedó con las ganas de saber algo. “Un nene salió enojado porque no habíamos contestado su pregunta, y a la salida el padre nos dijo que él quería saber cómo se fabrica la paciencia”, recuerdan. Dicen que le contestaron “comiendo chocolate”. “El asunto era que el nene quería pedirle al papá que tuviera un poco más de paciencia con él, porque le dijo que tenía que comer más chocolate. ¡Ahí entendés un montón de cosas! Se van con alguna tranquilidad, eso está bueno”, concluyen.