Al menos 100 palestinos resultaron heridos ayer en nuevos enfrentamientos con la policía en la Explanada de las Mezquitas en la Ciudad Vieja de Jerusalén, después de que la situación se calmara tras la retirada de las medidas de seguridad en los accesos por parte de Israel.
Los heridos recibieron el impacto de balas de goma de la policía israelí o respiraron gases lacrimógenos, informaron los servicios de rescate. La policía dispersó también a los palestinos utilizando porras, según medios locales. Unas 100 mil personas se habían congregado en la Ciudad Vieja, según datos palestinos. Miles de ellos entraron a raudales para rezar tras el fin del boicot al lugar santo, que ellos llaman Haram al Sharif (Noble Santuario) y que los judíos conocen como Monte del Templo.
La autoridad religiosa islámica en Jerusalén había llamado antes a los fieles musulmanes a volver a rezar en la mezquita de Al Aqsa, después de que Israel retirara los últimos dispositivos de seguridad. En protesta por su instalación, los musulmanes llevaban días rezando en las calles. “Todas las medidas de control en los accesos han sido eliminadas, lo que supone una victoria para nuestro pueblo”, dijo ante periodistas en Jerusalén Abdul Athim Salhab, presidente del Consejo Islámico. El movimiento radical islámico Hamas también habló de una victoria histórica para los palestinos. Los palestinos celebraron la decisión en las calles.
Sin embargo, cuando miles de personas llegaron a la explanada para la oración de la tarde, la situación se salió de control, entre otras cosas porque estaba cerrada una de las puertas de acceso, lo que molestó a algunos. La policía finalmente la abrió, pero de todas formas, no pudo evitar que la situación escalara. De acuerdo con una portavoz policial, los palestinos lanzaron piedras contra la policía. Las banderas palestinas que habían sido izadas en las mezquitas fueron retiradas por la policía. Una vez dispersados los palestinos, se volvieron a cerrar las puertas de acceso del Monte del Templo.
La decisión de retirar las medidas de seguridad le había valido numerosas críticas al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Miembros de partidos de derecha que forman parte del gobierno criticaron duramente lo que calificaron de capitulación. Además, existe el temor de que la violencia vuelva tras el rezo de hoy, después de que el partido Al Fatah, del presidente palestino Mahmud Abbas, y Hamas convocaran un nuevo “Día de la Ira”. Ambos partidos celebraron ayer una sesión especial del Parlamento liderado por Hamas en la Franja de Gaza, por primera vez desde el 2007, y pidieron un encuentro de emergencia en El Cairo para apoyar a los palestinos en Jerusalén.
Las autoridades israelíes habían instalado arcos detectores de metal en la Explanada de las Mezquitas, entre otras medidas, después de que tres árabes israelíes mataran a dos policías israelíes en el lugar el 14 de julio. Los palestinos protestaron contra la medida por considerar que se trataba de un intento de Israel de lograr más influencia sobre el Monte del Templo. Las medidas israelíes desataron una ola de violentas protestas, que dejaron cuatro palestinos muertos y otros cientos de heridos en enfrentamientos con la Policía israelí. Además, tres israelíes fueron asesinados a puñaladas por un palestino en su casa en un asentamiento judío.
En una visita a los familiares de las tres víctimas israelíes ayer, Netanyahu se expresó a favor de la pena de muerte para terroristas en casos especiales. El atacante palestino fue herido por los disparos de un vecino y se encuentra en custodia policial. “Le he dicho a la familia que es hora de implementar la pena de muerte para terroristas en casos de peso”, escribió Netanyahu como epígrafe a un video de la visita que difundió en su página de la red social Facebook. El primer ministro dijo que si bien la pena está fijada en la ley, es necesaria una decisión unánime de los jueces, pero éstos quieren conocer la posición del gobierno israelí. Su posición como primer ministro es que (el autor) debe ser ejecutado en caso de un crimen tan despreciable, para que no pueda sonreír más. Hasta ahora, Israel sólo empleó la pena de muerte en un caso, el del criminal nazi Adolf Eichmann, ejecutado en 1962.
Israel ya había quitado el martes los detectores de metales, la medida de seguridad más polémica, y ayer eliminó también las barreras de metal, vallas y cámaras instaladas en el lugar. En relación con la crisis, Netanyahu pidió también ayer el cierre de la oficina en Jerusalén de la emisora de televisión qatarí Al Yazira por su cobertura de la crisis.
La escalada de violencia alrededor del principal lugar sagrado del islam en Jerusalén no sólo preocupa a los palestinos, sino también a la ONU (que ya advirtió sobre el peligro sobre no solucionar la crisis antes de hoy) y la Liga Árabe. Esta organización regional se reunió ayer en Egipto para rechazar las medidas y agresiones ilegales de Israel contra los palestinos en la ciudad de Jerusalén y la Explanada de las Mezquitas. Todo está preparado para una nueva jornada de tensión.
Incluso antes que la celebración palestina terminara con enfrentamientos, represión y heridos, el comandante de la Policía de Jerusalén, el general Yoram Helevi, había advertido que esperaban intentos de lastimar a civiles y oficiales israelíes, según el diario The Jerusalem Post: “Nos nos pongan a prueba mañana. Nadie debería sorprenderse si hay heridos del otro lado. Llamo al liderazgo del otro lado a calmar el clima. De nuevo, no nos pongan a prueba”.
La Explanada de las Mezquitas o Haram al Sharif (Noble Santuario) alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa y es el tercer lugar más sagrado del islam. Sólo los musulmanes pueden rezar en su interior. Sin embargo, el lugar también es sagrado para los judíos, que lo llaman Monte del Templo, al ser el sitio donde sitúan dos templos bíblicos, el segundo de ellos destruido en el año 70 por los romanos y del que quedan los restos de un muro lateral, el Muro de las Lamentaciones, donde tienen permitido rezar.