El Comité de Crisis de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC)pidió la colaboración de la Fuerza Aérea Uruguaya, que está rastreando la costa del país vecino entre Carmelo y el norte de Nueva Palmira, en la búsqueda de la avioneta desaparecida en el Delta el lunes pasado. También se está rastreando la zona del río Paraná hasta Paraná y la zona del río Uruguay hasta Gualeguaychú.
En ese sentido, el vocero de la Fuerza Aérea uruguaya, Michael González, informó que una aeronave C-212 Aviocar, equipada con sensores multiespectrales y personal especializado, fue asignada a la colaboración de la búsqueda de la avioneta perdida y sus tres ocupantes.
“Los rastrillajes se realizan en el río Uruguay, entre Carmelo y Fray Bentos, donde puede llegar a existir algún indicio” de la aeronave, precisó.
La búsqueda “continúa con todos los recursos disponibles y aprovechando la mejora en las condiciones meteorológicas”, afirmaron desde la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). “No estamos con mala condición meteorológica, así que estamos empleando los recursos que tenemos para avanzar con la búsqueda”, explicó Christian Veltri, vocero de la ANAC.
En tanto, en el aeropuerto de San Fernando unos cincuenta familiares y amigos de los dos tripulantes y el pasajero desaparecido aguardaban novedades sobre el operativo de búsqueda.
La ANAC informó en un comunicado que continúa la búsqueda de la avioneta en la zona del Delta, en un arco se ha extendido hasta cien millas hacia el norte de San Fernando, en la ruta que debería haber seguido el avión e indicó que se amplió el radio de búsqueda de 50 a 90 millas.
Además de lo aportado por los uruguayos, el Comité de Crisis detalló que hay tres helicópteros de fuerzas públicas, un avión Cessna de la ANAC y en la jornada de ayer se sumaron otras diez aeronaves civiles a la búsqueda y un helicóptero de las Fuerzas Armadas con equipo de rescate, por lo que en este momento “son entre 20 y 25 aeronaves que forman parte del operativo de búsqueda”, indicaron fuentes de la ANAC y agregaron que también está volando una aeronave equipada con un sistema de rastreo láser.
Por tierra, el rastrillaje lo hacen dos patrullas de Gendarmería Nacional y de Prefectura Naval. Y en el Comité de Emergencia desplegado por Prefectura Naval trabajan actualmente 21 embarcaciones y helicópteros.
El jefe de la Zona Delta de la Prefectura, prefecto mayor Víctor Duarte, explicó que la búsqueda de la aeronave se enmarca “en tres secciones del Delta, que abarca desde Campana, Río de la Plata, Río Luján y Paraná Bravo, que es en el límite con la provincia de Entre Ríos”. “Toda búsqueda de este tipo en la zona del Delta es compleja, pero la mayor dificultad acá es que en esta aeronave no hubo ningún pedido de emergencia, entonces se crea una incertidumbre y se trabaja con menor cantidad de datos”, aseguró Duarte.
Duarte remarcó, además, la comunicación permanente con la población isleña a través del sistema radioeléctrico para “poner en conocimiento de la situación a todos los buques que navegan la zona para que aporten cualquier tipo de información”.
Por último, consultado por las versiones de vecinos que aseguraban haber oído ruidos y explosiones, Duarte informó que “se desplazan medios a la zona para corroborar cada una de las informaciones, pero todavía no hubo nada concreto”.
Desde el miércoles, al operativo de búsqueda se sumó la Gendarmería Nacional, que aportó un helicóptero y efectivos para “buscar en tierra en la zona de las islas” del Delta, añadió el prefecto Duarte. “En esas islas, entre el 40 y 50 por ciento son zonas de bañados”, comentó.
La avioneta desaparecida, perteneciente a la empresa agropecuaria Aibal S.A, estaba al mando de los pilotos Matías Ronzano y Facundo Vega, ambos oriundos de la ciudad bonaerense de Lincoln, y el único pasajero a bordo consignado en el reporte es Matías Aristi, hijo del dueño de la compañía agraria. Seis minutos después de haber despegado y tras recorrer apenas 17 kilómetros la avioneta desapareció de los radares del aeródromo de San Fernando y los aeropuertos Jorge Newbery y Ezeiza, y desde entonces no hubo más indicios de su rumbo.
Ante la falta de certezas, las hipótesis que manejan los investigadores son amplias y aún no se descarta nada. “Como en esta nave no hubo un pedido de emergencia no se cuenta con los datos suficientes y se complica la búsqueda”, dijo el prefecto Víctor Duarte, en diálogo con un canal de noticias, para ilustrar de alguna manera las dificultades que tienen la Justicia y las autoridades para brindar algún tipo de respuesta.
Oficialmente nadie descartó ni confirmó la hipótesis de un cuarto pasajero en la aeronave, que empezó a circular con fuerza en las redes junto con la idea de que el localizador fue inutilizado adrede y la avioneta habría salido del país. Hay una zona en el aeródromo de San Fernando que no está cubierta por las cámaras de seguridad, lo cual alienta las especulaciones sobre un pasajero de incógnito o algún cargamento no declarado.
Mientras la búsqueda continúa, pilotos comerciales y expertos en aeronáutica se refirieron al caso y coincidieron en que por los elementos que se conocen, la avioneta “se fue del país” o en caso de que hubiera ocurrido un accidente, “fallaron los controles”.
“Estamos hablando de un avión que, pese a estar habilitado para volar, no funcionaba su transponder, no hizo un pedido de emergencia, dejó de comunicarse y, si se hubiera caído, tampoco funcionó la baliza que emite su ubicación desde el lugar del impacto. Hay dos opciones: o se fue del país o fallaron demasiados controles antes de que despegara”, dijo José Indaco, piloto comercial con más de 2500 horas de vuelo y casi 30 años de experiencia.