Según el SIPG (Sistema de Indicadores con Perspectiva de Género) el porcentaje de mujeres intendentas en funciones a noviembre de 2022 era de 6.7%. Hoy, en marzo de 2023, de 135 intendentes, solo 9 son mujeres: 6,6%. Cuatro de ellas son intendentas interinas a raíz de las salidas a distintos cargos por parte de sus sucesores, todos masculinos: en Malvinas Argentinas, María Gianini por Leonardo Nardini, en Lomas de Zamora Marina Lesci por Martín Insaurralde, en Merlo Noelia Correa por Gustavo Menéndez y en Vicente López Soledad Martínez por Jorge Macri.
Las cinco restantes son Mariel Fernández en Moreno, Mayra Mendoza en Quilmes, Blanca Cantero en Presidente Perón, Marisa Fassi en Cañuelas y María Gianini en Carlos Tejedor.
La ministra Estela Diaz opina que este es el desafío más grande en términos de paridad en la provincia. "El gran desafío es que más mujeres sean electas en nuestros territorios. Las intendencias son un lugar central de la política, y es un proceso de acompañamiento que no se resuelve por mecanismos de acciones afirmativas directas. Creo que forma parte de una transformación más profunda de la institucionalidad y de la política en torno a formas más democráticas, más colectivas de debate, de tomas de decisión en las representaciones, que tiene que producirse en general. Es un fuerte desafío de la política", afirma.
En Argentina, la Ley 27.412 de Paridad de Género en Ámbitos de Representación Política fue sancionada en 2017. La ley obliga a que las listas partidarias estén conformadas en un 50% por mujeres, buscando que exista igualdad de género en los cuerpos de representación política. Antes de esta, en 1991 se había sancionado la 24.012, que trataba de garantizar al menos el 30% de las listas de candidatos.
Además de a nivel nacional, 22 de las 24 provincias cuentan con leyes de paridad para la elección de los y las integrantes de sus cámaras. Corrientes fue la última en incorporarla a su constitución, mientras que Tierra del Fuego y Corrientes todavía no poseen normativa propia.
A pesar de las leyes, la paridad sigue siendo un sueño en Argentina. En agosto de 2021, el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y el Ministerio del Interior de la Nación junto con organismos como la IDEA y la ONU Mujeres comprobaron mediante el Índice de Paridad Política (IPP), que si se analizaba en profundidad la composición del poder, la paridad no es un precepto constitucional en la Argentina.
Las leyes solamente amparan al Poder Legislativo, que actualmente cuenta con los números más altos de paridad. Sin embargo, en el Poder Ejecutivo, la paridad brilla por su ausencia, al igual que en la justicia, que sigue estando en manos de varones. A nivel menos macro, los datos muestran que el problema se traslada también a las gubernaciones provinciales.
¿Cuál es la situación de la Provincia de Buenos Aires? ¿Cuáles son los desafíos más grandes a la hora de hacer cumplir la paridad?
Como ya informó Buenos Aires/12, la Gobernación bonaerense a través de sus ministerios elaboró índices de diversidad para que sirvieran de base informativa a fin de orientar las políticas públicas hacia la sociedad y dentro de cada uno de los tres poderes del Estado provincial.
Poder Ejecutivo
Aunque la provincia posee su propio Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género, y Diversidad Sexual, conducido por Estela Diaz, y la Vicegobernación está a cargo de Verónica Magario, su gabinete continúa teniendo una conducción mayoritariamente masculina.
De los 15 ministerios que conforman el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, solo 5 están encabezados por mujeres (el 33%), sin contar a Florencia Saintout, Presidenta del Instituto Cultural, una virtual ministra que agrandaría ese porcentaje. El puesto de mayor poder de decisión del gabinete de Kicillof lo ocupa Martín Isaurralde (Jefe del Gabinete de Ministros). De los restantes 10 puestos de decisión, como la Asesoría General de Gobierno o la Tesorería General de la Provincia, únicamente uno tiene al frente a una mujer (Agustina Vila, Secretaria General). Si continuamos para abajo del poder político, la brecha se angosta. El 60% de las Subsecretarías están lideradas por hombres.
La situación actual del gobierno bonaerense es diferente a la que tenían hace una década. En ese entonces el gabinete de Daniel Scioli contaba con 10 ministerios, de los cuales 2 estaban conducidos por mujeres, apenas el 20%.
Sesgo
Ximena Cardoso Ramirez es integrante del área de políticas de ELA (Equipo Latinoamericano de Justicia y Género), y es experta en temas referidos a participación política de las mujeres, en especial sobre paridad/cupo, violencia política y políticas de cuidado.
"La diferencia entre las designaciones de este tipo tienen que ver con que, al no estar legisladas, quedan a discrecionalidad del/a dirigente/a político/a. Muchas veces, lo que termina pesando más son las alianzas personales, conveniencias políticas y no se suele tener en cuenta la importancia (y el beneficio) de tener gabinetes balanceados en cuanto a diversidad(es) de género(s)", afirma Ximena en relación a la decreción de puestos políticos en el poder ejecutivo de la provincia.
"El sesgo de género suele funcionar de manera que las carreras de mujeres en política quedan invisibilizadas. En los diversos estudios que realizamos, las mujeres políticas suelen tener más experiencia de militancia y en cargos electivos, más estudios de grado y pos grado, sin embargo a veces pesan más otro tipo de negociaciones", señala, refiriéndose al proyecto Mujeres en el poder, plataforma que monitorea la participación femenina en espacios de decisión y realizó, entre otros, el informe "Sexo y Poder: ¿quién manda en Argentina?".
Poder legislativo
El poder legislativo presenta el panorama más favorable en términos de paridad en la Provincia. A nivel nacional, contamos con los numeros más altos de mujeres ocupando bancas (44.5% en total entre las dos cámaras). La Legislatura bonaerense cuenta con 43 diputadas (46%) y 20 senadoras (43%). Los números son similares para los consejos deliberantes: 46.8% de mujeres son concejalas en la Provincia de Buenos Aires.
Una década atrás, las mujeres sólo constituían el 28,3% de la Cámara Baja y el 30,4% de la Alta. Existe un incremento significativo, a pesar de no alcanzar de manera total la paridad. Sin embargo, estos números están directamente relacionados a las normativas existentes de cupo, que influyen solamente a los puestos de poder legislativo. Además, a pesar de que quizás las mujeres son (casi) la mitad de las diputadas y senadoras, es raro verlas liderando partidos o presidiendo bloques.
"El poder legislativo tiene la ventaja de que se somete a voto y a consideración popular", afirma Estela Diaz ministra de las Mujeres, Políticas de Género, y Diversidad Sexual. Con respecto a los pocos espacios de liderazgo ocupados por mujeres, Diaz opina que se debe a la historia de responsabilidades y trayectorias, ya que los varones tienen permitido construir una trayectoria en el tiempo.
"No solamente encabezan, sino que tienen más rotación y más permanencia. Los trayectos de las mujeres en política suelen ser más cortos, y suele ser más duro para ellas los enfrentamientos públicos, los encarnizamientos de los medios de comunicación. Eso dificulta la continuidad, ya que hacer carrera política todavía significa un mayor costo para las mujeres", afirma.
Poder judicial
Por su parte, el Poder Judicial presenta un panorama más que desfavorable para las mujeres, en un rubro donde la perspectiva de género es fundamental.
La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires está presidida por una mujer, y los restantes tres integrantes son hombres, lo mismo que el procurador Julio Conte Grand. A pesar de ser el 20%, una mujer ocupa el puesto de mayor autoridad. No es lo que sucede en los cargos en tribunales y juzgados. Según el SIPG, el porcentaje de ministras es del 25%, y las magistradas 38,9%.
Es decir que únicamente una minoría de mujeres participa de la toma de decisiones clave para su grupo poblacional, en causas como femicidios, abusos sexuales y violaciones, entre otras. En cambio, si se observan los puestos de funcionarias y personal administrativo, las mujeres son mayoría: 61,5% y 59,6%.
"Existen algunos mecanismos de concurso que promueven una mayor igualdad de género en el acceso a cargos judiciales pero son escasos, dispares en cuanto a fueros y jurisdicciones. En ambos casos suelen prevalecer sesgos de género a la hora de los asensos, lo que evidencia un techo de cristal en donde las mujeres aunque tengan experiencia y curriculum, sulen quedar en los escalafones de menor jerarquía", afirma Ximena Cardoso Ramirez con respecto a las dificultades que presenta el poder judicial para las mujeres.
Además, en el Poder Judicial se mantienen ciertas estructuras de la división sexual del trabajo, como el amplio número de mujeres que se dedican a ser juezas de familia, mientras que existen pocas opten por el derecho penal.
El resto del poder
En la misma línea, los ámbitos socialmente aceptados como "de mujeres" son los únicos donde prima la mayoría, aquellos que están relacionados a los roles de cuidado o a la sensibilidad: la salud, la educación, el arte, la cultura.
"Por el contrario", afirma Ximena desde ELA, "el ámbito de la economía (considerando grandes empresas y cámaras empresarias) sigue siendo un espacio casi exclusivamente masculino, de la misma manera que los ámbitos sindicales (considerando las grandes centrales sindicales), donde aún cuando existe una ley de cupo sindical que tiene casi 20 años de vigencia, se ha registrado incluso un retroceso en el acceso de las mujeres a los lugares de máxima decisión".
Las palabras de Ximena se corroboran mediante números: en 2010, el Índice de Participación de las Mujeres en los sindicatos era del 5%. En 2020, del 3%.
"El sindicalismo no es ajeno a lo que pasa en cualquier sector", afirma Diaz, que lleva consigo una larga trayectoria sindical. "Hay una militancia de mujeres muy fuerte, que ha ido creciendo y produce mucha articulación, que construye agenda y defendiendo derechos. Eso tiene que ser cada vez más visibilizado. Me parece que es con más participación y politización de nuestra sociedad, creo que el desafío es que cada vez se crea más en la política como herramienta de transformación. Y que es con el protagonismo de las mujeres, no solamente desde los lugares de base sino desde la decisión".
Según datos de ELA, en 2020 el Índice de Participación de las Mujeres (IPM) en puestos 1 de decisión fue de 18%, aumentando solamente un 2% con respecto a 2010. En 10 años, el avance fue muy lento. Los obstáculos para que las mujeres accedan a puestos de toma de decisión son diversos. El más global de todos es la distribución de las tareas de cuidado: la desigual distribución del tiempo que le ocupa a varones y mujeres y la poca cantidad servicios públicos disponibles accesibles impiden que las mujeres puedan disponer de su tiempo para desarrollarse en un ámbito laboral y ascender.
Los números demuestran que la manera en la que se definen las cuestiones de poder no ha cambiado significativamente. Si el futuro es con igualdad de género, todavía queda un largo camino por recorrer.