En La Rioja un caso de denuncias por abuso resuena desde hace varios años, aunque cobró trascendencia mediática cuando el padre libró una campaña en la que dio a conocer la identidad de la niña. Ante la inacción de la Justicia, la madre denunció en varias oportunidades, e intentó evitar que los abusos descriptos por su hija siguieran sucediendo, aunque infructuosamente: la Justicia forzó en reiteradas oportunidades a la niña a revincularse con la familia de su abuelo, al que rechaza por los episodios que describe. "El Lelo es malo, mamá", le repetía cada vez que volvía de la casa de su padre.
Su padre Matías Vergara, y su abuela paterna Roxana Carrizo (la Lela), están hoy acusados como facilitadores, ya que de los testimonios de la niña se desprende que los abusos habrían ocurrido a instancias de ellos, y que incluso habrían propiciado el encuentro de la niña con el Lelo a pesar de la prohibición de la Justicia librada en contra del “abuelito” Vergara. Los videos y audios de la niña ubican a ambos en los lugares de los hechos.
El “Lelo” (así lo llama su nieta) Vergara, no pudo ser acusado hasta el momento. Los análisis del ADN del semen detectado en la ropa interior de la niña fueron insuficientes para determinar su procedencia. El expediente describe que “en las muestras se obtuvo material genético masculino en concentraciones por debajo de lo establecido para obtener un perfil genético”. Con este flaco argumento que no afirma ni niega nada, el Lelo logró que la causa iniciada por los testimonios de su nieta quedara estancada desde hace cinco años.
La disuasión del caso tiene como responsables a muchos protagonistas del entramado de la Justicia riojana en juego. La jueza Jésica Díaz Marano tomó el expediente en el que se indica la escasez del material genético e hizo su propia interpretación. En su escrito formula que “las muestras genéticas tomadas y procesadas no son compatibles con el perfil del acusado”. La página oficial de la Justicia riojana difundió en sus redes sociales la misma versión incluso días antes de que surgiera el informe oficial que se afirma en la escasez del material para determinar la procedencia genética.
Tras una larga en incomprensible serie de injusticias en que la niña sufrió hasta el rapto violento de su padre en plena calle, y su abuela fue ferozmente golpeada, vive hoy con su madre en Buenos Aires, en donde recientemente ambas sufrieron un vergonzoso allanamiento que quedará sentado en la memoria de la inoperancia judicial. La jueza Gisela Flamini ordenó la detención de su madre y el traslado de la niña a La Rioja. El Poder Judicial de la Nación la obligó a recular, el Consejo de Niñas, Niños y Adolescentes de CABA ordenó que la niña debe continuar viviendo con su mamá en CABA, ya que no había razón para separar a la niña de su madre.
Las cinco causas iniciadas en contra del Lelo siguen hoy vigentes. No está sobreseído en ninguna de las causas. Dos de ellas están en casación en el Tribunal Superior de Justicia, y tres de ellas fueron desarchivadas. Llevan cinco años de dilaciones.
No se menciona el nombre de la niña ni de la madre en esta nota porque hacerlo sería seguir poniendo el foco en las sobrevivientes del magro accionar de la Justicia de su provincia. Aunque la necesidad de visibilizar el caso, llevó a que la nombremos Arcoíris.