Que la alegría y las sonrisas partan de una chispa de ingenio suena difícil de asimilar. Sin embargo... ¡Eureka! Apareció de un joven perspicaz la llave para que miles de personas sientan el cambio más importante de sus vidas. El día en que Diego José Blas recibió el llamado de Claudia pidiéndole que, con su astucia, invente algo para su hijo de 12 años con parálisis cerebral detonó en el tucumano que cursaba la carrera de Ingeniería una idea sin igual. Resultó que nadie en el mundo había pensado una bicicleta postural diseñada para la rehabilitación como la que requería Ernestito y bajo esta inspiración nació la 'ErniBike' que hoy se distribuye a todo el mundo a un valor de costo, sin ganancias para la fábrica.
El presente de Diego Blas, flamante ganador de una competencia de autos todo terreno denominada South American Rally Race disputada en Catamarca, Santiago del Estero y La Rioja durante diez días con vehículos similares a los que se emplean en el Rally Dakar, difiere de aquellos años en que conoció a Claudia y Fernando Aráoz. Los padres de Ernestito, que tenía 12 años en aquél momento, habían escuchado de las creaciones con las que Diego se hacía de algún dinero para sobrevivir en su época de estudiante. Como siempre le gustó estar cerca del deporte motor, ideaba soluciones como una rampa a medida para subir motos a la parte trasera de una camioneta, por ejemplo. Había tomado la drástica determinación de vivir solo, por momentos en la casa de uno de sus mejores amigos y luego alquilando un pequeño espacio en el garage de una señora, sin siquiera ventanas. Hasta que una reunión de emprendedores le cambió la visión del mundo y se lanzó a estudiar en la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino: "Ahí me picó el bichito, tenía que emprender y me tenía que formar. Empecé a estudiar hasta cuando me cortaban la luz del departamento por no pagar, armándome de a poco", contó a Página/12 el oriundo de Yerba Buena que hoy tiene 34 años.
La bicicleta revolucionaria
Que el bienestar no se puede inventar parece ser refutable al repasar este singular proyecto. Diego Blas pensó en el llamado de Claudia y Fernando hasta encontrar la manera de ayudar a Ernestito. Un chatarrero que vendía pedazos sueltos, al peso, le dio la pieza fundamental de una bicicleta playera que sería adaptada para calzar en la horquilla una silla de ruedas postural. El sistema replica el movimiento del pedal con la fuerza de quien va detrás transmitiendo, a la vez, el flujo a los pedales donde se colocan los pies del niño que va adelante. Los resultados fueron conmovedores.
"Las piernas se movían, masajeaban el estómago y los intestinos. Lo que era imposible, como ver sonreír a un niño con estos problemas, se logró", recordó el inventor que renovó esperanzas y felicidad en más de 5.000 familias de todo el mundo. Las piernitas con músculos atrofiados se fueron tonificando y en casos muy particulares hasta hubo resultados impensados: "Recibí videos con chicos que lograron pararse después de varios meses o subiendo escaleras", remarcó Diego con la emoción del primer día, destacando también el caso de la mamá que pudo eliminar los métodos artificiales para completar el ciclo de evacuar heces digestivas en su hijo de 25 años. Había cambiado vidas con lo que llamó ingeniería de la felicidad.
"Mi viejo me enseñó el espíritu de lucha, la perseverancia, confiar en uno mismo siendo un loco conservador"
La tesis del último año de la carrera del Ing. Diego José Blas fue la ErniBike, previo a la cual había patentado el invento. Aunque el inicio fue duro, sin apoyo ni presupuesto, con los años su creación rodó por la buena senda hasta conseguir autorizaciones de contralor para las tecnologías médicas y se pudo comercializar en el mundo para atender las solicitudes que de a centenares le llegaban por las redes sociales.
"Cada vez que hacemos una innovación mandamos el último modelo a Ernestito", dice Diego, en vínculo constante con el chico inspirador que en su primera salida en bicicleta sumó a una veintena de personas que lo acompañó en la pedaleada. Es que con el tiempo se hicieron mejoras, como la incorporación de una pieza de acople y desacople de la silla de ruedas sin necesidad de herramientas complejas. Lo que nunca cambió es el valor del producto, siempre al costo de producción.
Este joven que en sus travesuras de adolescente aplicaba freno de mano para entrar de costado a las curvas con un Fiat 147 pasó hace pocos meses a ser un piloto de rally raid de verdad. Debutó el año pasado en Chepes, La Rioja, para hacer base de cara a la durísima exigencia de la que salió ganador hace pocos días en el denominado SARR 2023. "Mi viejo me enseñó el espíritu de lucha y la perseverancia, confiar en uno mismo siendo un loco conservador. Con coraje pero con inteligencia, que es lo que hice en esta carrera", analizó tras cumplir con nueve severas etapas por inhóspitos rincones del desierto argentino. Sueña con correr el Dakar algún día y remarca que cualquier objetivo que uno se plantee en la vida "se re mil puede porque aunque aparezca gente mala en tu camino también hay otra muy buena". El ingenio está en crear esos rumbos aún cuando parezcan imposibles.