El gobierno de Salta intenta dar un viraje conceptual en las estrategias de control que despliega sobre la pesca extractiva y deportiva. Si bien existen períodos fijados con antelación para la captura de peces, la realidad local indica que las regulaciones en materia ambiental e ictícola tienen un cuello de botella. Básicamente, resulta imprescindible atrapar a quienes no cumplen con lo reglamentado en el momento preciso en que generan el impacto negativo.
“Perseguir a quienes no respetan las normas relacionadas con la pesca no viene dando buenos resultados”, dijo a Salta/12 el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Salta, Alejandro Aldazábal. “Por esa razón, estamos apostando en un cambio: crear conciencia ambiental. Si la gente se apropia del concepto de conservación de la fauna, en este caso la ictícola, e incorpora otras formas de practicar la pesca, creemos que vamos a poder obtener mejores resultados”, amplió. Esa finalidad deseada se relaciona con la conservación de la fauna autóctona en los ríos que integran la zona alta de la cuenca hidrólógica denominada Cuenca del Plata en territorio argentino.
La extracción indiscriminada de peces en ríos tributarios al Bermejo -como Pescado, Solazuty, Santa María y Colorado dentro del departamento Orán en Salta, o Lavayén (también llamado San Francisco) en Jujuy- genera un impacto importante en toda la cuenca. Es otro factor que se suma a la degradación ambiental en desarrollo, particularmente en departamentos del norte salteño como Orán, Iruya y San Martín.
Cuantitativamente, los pescadores de fin de semana que extraen ejemplares para consumo familiar o personal, no degradan de la misma manera que quienes pescan con fines comerciales utilizando métodos prohibidos. “Aunque no está permitido redear (es decir, pescar con redes) hay gente que aún realiza ese tipo de extracción de peces en el departamento Orán”, dijo Marcelo Nieva, de la Asociación de Pescadores por el Bermejo y Afuentes, Flora y Fauna Ictícola y Terrestre. “Hace 16 años que denunciamos la matanza de peces”, recordó. Las modalidades y equipos de captura permitidos (también los prohibidos), al igual que la cantidad y medidas de los ejemplares que se pueden extraer ya fueron reglamentados en 1999, como parte de la ley provincial de conservación de la fauna silvestre (5513).
La entidad oranense lleva adelante una campaña de concientización por redes sociales. Busca vincular la práctica de la pesca con formas deportivas que se focalicen en la devolución de ejemplares. Lo último que circuló, fue un alerta sobre la pesca intensiva del manguruyú o robal. Según explicaron, a los ejemplares juveniles “mucha gente los confunde con un bagre sapo u otra especie de bagre. Terminan en una olla o, si es relativamente chico, los usan como carnada para el dorado. Por ley está prohibido matarlo”.
Se referían a la resolución 382/22 de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de Salta que prohíbe expresamente “capturar, sacrificar o retener ejemplares de las especies robal o manguruyú negro (Zungaro jahu) y robal o manguruyú amarillo (Pseudopimelodus mangurus)”. La norma provincial incluyó al dorado (Salminus brasiliensis) y al sábalo (Prochilodus lineatus) en la lista de los prohibidos. También estableció los períodos de pesca y veda durante la temporada 2022 – 2023. Según esa resolución todavía se puede practicar la captura de otros peces en sectores específicos del Dique Cabra Corral (hasta el 31 de julio) y del Dique Campo Alegre (hasta el 31 de marzo).
Marcelo Nieva brindó detalles sobre los alcances de un convenio de cooperación que la Asociación de Pescadores de Orán firmó a mediados de enero con la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la provincia. “Vamos a trabajar de manera intensa en la concientización para la conservación de la fauna ictícola. Nos van a capacitar para luego ser nosotros quienes brindemos charlas a pescadores, escuelas, colegios, y comercios de Orán”, contó.
La Asociación de Pescadores formará parte de uno de los proyectos todavía en carpeta dentro del organismo de ambiente provincial: el desarrollo de la acuicultura a escala comunitaria. El secretario de Ambiente dijo que la acuicultura todavía no fue implementada porque requiere de la cooperación con áreas espefícicas de Nación. “Desde la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura nos explicaron los pasos a seguir. Primero, adherir a la ley nacional de promoción ictícola. Luego, a partir de un relevamiento, nos brindarán propuesta para hacer estaciones de acuicultura en cursos de agua específicos destinadas a reproducir especies autóctonas”, explicó.
La adhesión provincial a la Ley 27231 de Desarrollo Sustentable del Sector Acuícola (promulgada en diciembre de 2015) ya cuenta con media sanción en la Cámara Baja provincial y espera su sanción definitiva en el Senado salteño. Desde Ambiente adelantaron que la adhesión a esa norma nacional se concretará durante los primeros meses del año. Permitirá acceder a líneas de financiamiento que se destinarán a la reproducción de especies autóctonas en ríos y embalses.
“Nosotros todavía no tomamos la dimensión que la acuicultura tiene”. “Podemos generar pequeños embalses en comunidades para que todos sus miembros puedan incluir, con mayor regularidad, carne de pescado en sus dietas”, dijo Aldazábal. En una primera etapa, el gobierno salteño implementará las primeras estaciones dentro del departamento Orán, y luego en jurisdicciones municipales próximas al Dique Cabra Corral, en el sur del Valle de Lerma. El desarrollo de la acuicultura como política de estado nacional se concretó a través del Programa Nacional de Desarrollo Acuícola Sustentable (PRONADACS), en marcha desde noviembre de 2021.
La presión extractiva sobre ecosistemas complejos
El biólogo especialista en fauna ictícola Felipe Alonso brindó otra perspectiva sobre la acuicultura: “En Brasil, la experiencia fue desastrosa. La gente cavó pozos o construyó piletones donde sembró peces que se habían importado de otros ambientes”. Completó la escena con la acción de las lluvias torrenciales, a veces acompañada de inundaciones, que desbordaron los piletones contruidos. “Los ejemplares exóticos se mezclaron con la fauna autóctona", lo que "generó un impacto no deseado dentro del ambiente de la Amazonia”.
En opinión de Alonso, la siembra de peces es poco recomendable. “La mayoría de las especies que habitan nuestros ríos (por el norte argentino) tienen una capacidad de reproducción muy alta, dejan miles de huevos por cada hembra. Si se recarga un ecosistema, por ejemplo, con manguruyú, el problema es que se introducen más ejemplares de una especie depredadora”, explicó. Las variaciones genéticas de una misma especie que habita en diferentes ambientes es otra variable que no se suele tener en cuenta. “El manguruyú también está presente en Brasil y Bolivia, por lo que sus características genéticas pueden ser diferentes con las del noroeste argentino. La introducción de ejemplares para mejorar una población, suele perder de vista cuestiones biológicas”, agregó.
Para el biólogo, planificar modificaciones en ecosistemas “depende de mucho estudio y mucha información que (en el caso de los acuícolas) no existe, y no sólo en norte argentino, sino en toda Sudamérica”, advirtió. “Tenemos que entender que los problemas de conservación de la fauna ictícola en toda la Cuenca del Plata se relacionan con la contaminación, las represas, la modificación del hábitat, la destrucción de humedales”.
Agregó que la alteración del hábitat de los peces es brutal y es uno de los grandes problemas de fondo. “La mayoría de las especies tienen una enorme capacidad de reproducirse, el problema pasa porque no les estamos dando las condiciones para que se desarrollen”. Punto seguido, recordó otra variable que pocos suelen tener en cuenta. “Se debe planificar en función de la cuenca hidrológica, no de una región fitogeográfica. Los peces y las especies acuícolas, tienen una lógica diferente. Ríos como el Bermejo o el Pilcomayo tienen su naciente en la Puna de Argentina y Bolivia donde hay minería, y todos los desechos que caen a los ríos puede terminar impactando en poblaciones de peces de la provincia del Chaco”.
El investigador de CONICET con lugar de trabajo en el Instituto de Bio y Geociencias del NOA (IBIGEO), no desconoció las políticas de manejo a nivel nacional y provincial orientadas a planificar la extracción de recursos pesqueros. "Argentina se encuentra en una situación desafiante, porque el avance de la frontera agropecuaria no tiene precedentes. Tenemos una de las tasas más altas de deforestación en Argentina, pero en Salta en particular. Es un contexto complejo que se suma a la gran demanda de dólares para exportación a partir de la matriz agroexportadora. La presión para incrementar la superficie agrícola genera una situación ambiental aún más complicada”, continuó.
Sobre los humedales y la protección definitiva de esos ambientes que aún espera tratamiento legislativo en el Congreso nacional, Alonso planteó un escenario poco auspicioso. “En términos de pagar deuda, primaría una ley muy laxa que permita avanzar sobre los humedales en una forma rápida”, especuló. “Si se pierden esos ambientes, también se perderán muchas especies. En el largo plazo, significará para nosotros, seres humanos, una calidad de vida cada vez más deteriorada”, advirtió. “Los fenómenos naturales actualmente en desarrollo, nos muestran que no podemos escapar de la naturaleza, porque nos avasalla. De continuar destruyendo los entornos donde vivimos, incluso vamos a perder seguridad alimentaria. No podemos rifar nuestro futuro para pagar pasado mañana una deuda ilegítima”.