La vacuna argentina contra la covid, bautizada Arvac “Cecilia Grierson”, ingresa en la última etapa de los ensayos clínicos y es una noticia inédita para la ciencia y la tecnología del país. La fórmula vacunal servirá para inmunizar a la población frente a variantes como Ómicron y otras que estén circulando. Incluso, se producirá una versión bivariante, con la capacidad de conferir protección a la sociedad local ante más de una variante en simultáneo. De obtener resultados alentadores, serán enviados a Anmat para su aprobación y luego, en una instancia posterior, podría iniciarse su fabricación en serie.
“Haber avanzado en esta fase II/III es un ejemplo de articulación virtuosa entre diferentes instituciones que componen el sistema científico y tecnológico argentino. Además, combina distintos aspectos de investigación básica y aplicada. Es la primera vez que Argentina accede a esta instancia”, dijo Daniel Filmus, ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCyT), que participó de la comunicación de los avances junto a la ministra de Salud, Carla Vizzotti, y Fernando Peirano, titular de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, en el campus de la Universidad Nacional de San Martín. “Tal como ocurrió con los kits de detección del covid y con los barbijos, si bien las investigaciones de base se originaron en el sector público, el escalamiento de la producción se basa en el apoyo privado y eso también hay que destacarlo”, sostuvo el titular de la cartera.
Como explicó Filmus, se trata de la fase II/III y estará a cargo de Gonzalo Pérez Marc. “Los principales objetivos que supone un proyecto como este tienen que ver con los tiempos. Es la primera vez que un estudio de esta magnitud se realiza en Argentina, en un momento en que el virus no circula tanto. Es liderado por el Estado nacional, por lo que es un desafío enorme, que nos tiene que producir orgullo y alegría”, apuntó el médico, que tiene amplia trayectoria en la realización de ensayos clínicos y que, en 2020, lideró el desarrollo de otras pruebas similares, como la de Pfizer. En esta etapa se evaluará inmunogenicidad (la capacidad de generar anticuerpos frente a las partículas virales) y seguridad (evitar la generación de efectos adversos) en 1.782 personas que se enrolarán como voluntarias en el procedimiento.
La vacuna es diseñada por el equipo de la Universidad Nacional de San Martín que coordina Juliana Cassataro, en conjunto con el Conicet y el Laboratorio Pablo Cassará (una institución con plantas capaces de elaborar 50 millones de dosis). Para su financiamiento, cuenta con el apoyo del MinCyT y de la Agencia. Peirano comentó al respecto: “Nada de esto se puede hacer sin los científicos y sin el conjunto de elementos de gestión que dan sostenibilidad. El Ministerio de Salud y la Anmat han colaborado muchísimo; sin la guía de Carla Vizzotti, de Laura Toledo, directora del Fonarsec, no se hubiera podido escalar la idea y avanzar en los estudios preclínicos”. Y continuó: “Argentina está demostrando que está pudiendo articular sus sistemas: la universidad, los científicos, las empresas, la investigación clínica y la decisión política que hace que todo esto pueda llevarse adelante”.
Resultados promisorios
La Arvac puede almacenarse entre 2 y 8 grados y está basada en proteínas recombinantes, al igual que otras de uso habitual como la de HPV y la Hepatitis B. Asimismo, presenta una ventaja crucial: su fórmula puede actualizarse con facilidad (aproximadamente 90 días) en caso de ser necesario. “Es una vacuna bivalente que va en consonancia con lo que vienen realizando todos los laboratorios del mundo", detalló Pérez Marc. Y completó: "Una plataforma que tiene la chance de convertirse en una referencia en la región”.
En fases anteriores, la tecnología desarrollada por científicas y científicos locales exhibió resultados alentadores. Mientras que en la fase I fueron inyectadas 80 personas, la fase II (de mayor complejidad) cuenta con dos etapas: en la primera (que comenzó el 10 de enero y sigue en curso), recibirán su pinchazo de Arvac 232 personas en CEMIC y Clinical Pharma, dos centros de la Ciudad de Buenos Aires; y en la segunda, que este lunes se inicia, se requerirá de la participación de 1.782 individuos, que se acercarán a recibir la vacuna en alguno de los 10 centros disponibles.
Los centros seleccionados están distribuidos en CABA, La Plata, Mar del Plata, Córdoba, Mendoza y Salta. Como requisitos excluyentes, quienes se acerquen deberán tener más de 18 años y haber sido inoculados hasta tres veces previamente (esquema completo y hasta un refuerzo).
Faro regional
“Es la primera vacuna que se desarrolla en Sudamérica. No solo permitirá sustituir importaciones, sino también exportarla a los países de la región. Estamos trabajando para que esta fase pueda realizarse en distintos países de América Latina, con el objetivo de que los entes reguladores equivalentes a Anmat, puedan aprobarla para su utilización”, destacó Filmus. De concretarse, la ciencia argentina cumpliría con un hito: es la primera vez que una vacuna será 100 por ciento desarrollada en territorio doméstico. Desde aquí, como anuncia el ministro de CyT, se podría dar un paso fundamental y pasar de ser importadores a exportadores. Una tecnología con valor agregado que colocará al país como faro regional en la producción de bienes estratégicos.
Así es como la ciencia, finalmente, cumple su meta: establecerse como un engranaje productivo de la nación. Para ello, la articulación público-privada es clave: además del Conicet, la UNSAM, el MinCyT y la Agencia, participan el Laboratorio Pablo Cassará y otras 20 instituciones del país. “Es importantísimo poner en manos de los ciudadanos del país el derecho a la salud sin esperar a que nos vendan o no vacunas”, indicó Filmus.
Además de la Arvac Cecilia Grierson, también hay otras vacunas en carrera que recibieron financiamiento del MinCyT. Son la fórmula monodosis desarrollada por un equipo del Instituto Leloir; la Argenvac, del Conicet y la Universidad Nacional de La Plata; y un proyecto más del que participan especialistas del Conicet, el INTI, el INTA y el Instituto Leloir.