Desde Roma
Después de días sin hacer grandes comentarios, la primera ministra derechista italiana, Giorgia Meloni, parece estar dispuesta a tomar algunas medidas más serias en relación a la tragedia de los hasta ahora 70 migrantes (16 de ellos menores) ahogados en el Mediterráneo cerca de Crotone (Calabria), cuando la nave que los transportaba se hundió el 26 de febrero. Ella había lamentado el hecho pero ni siquiera fue a Crotone para encontrarse con los familiares de las víctimas y los sobrevivientes, cosa que en cambio hizo el presidente de Italia, Sergio Mattarella.
Pero las recientes declaraciones del papa Francisco, el domingo en el Angelus del mediodía, parecen haberla motivado. Meloni convocó para el jueves a todos sus ministros a fin de realizar la reunión del Consejo de Ministros en Cutro (cerca de Crotone) y se esperan decisiones importantes.
Las palabras del Papa
“Expreso mi dolor por la tragedia ocurrida en las aguas de Cutro, en Crotone -dijo el papa Francisco el domingo- . Rezo por las numerosas víctimas del naufragio, por sus familiares y por quienes han sobrevivido. Manifiesto mi reconocimiento y gratitud a la población local y a las instituciones por la solidaridad y la acogida hacia estos hermanos y hermanas nuestros y renuevo a todos mi llamamiento para que no se repitan tragedias similares”. El Papa además reiteró su pedido para “¡Que se detenga a los traficantes de seres humanos, que no sigan disponiendo de la vida de tantos inocentes! ¡Que los viajes de la esperanza no se transformen nunca más en viajes de la muerte! ¡Que las aguas límpidas del Mediterráneo no se llenen más de sangre con incidentes tan dramáticos!”.
A las palabras del Papa se unieron las de Mattarella que, hablando este lunes en la Universidad de Basilicata, subrayó que “el naufragio de Crotone no puede quedar solo como una tragedia más que será olvidada con el pasar del tiempo”. “Las condolencias deben transformarse en opciones concretas de parte de todos, de Italia y de la Unión Europea”, subrayó el presidente.
Para Meloni “las palabras del Santo Padre representan un gran llamado a todas las instituciones. Como gobierno las hacemos nuestras y seguiremos empleando todas las fuerzas necesarias para combatir a los traficantes de seres humanos y detener las muertes en el mar”, dijo. Pero eso no le evitó críticas. “La premier salta sobre las frases de Bergoglio pero se olvida todos los años que lanzó advertencias sobre la recepción de migrantes”, recordó al diario Il Fatto Quotidiano.
Y a sus correligionarios Meloni dijo, según trascendió: “Demasiados errores, demasiadas cosas tomadas a la ligera” y convocó al ministro del Interior, Matteo Piantedosi, para una reunión. Piantedosi, al que muchas organizaciones de solidaridad y de centroizquierda indican como uno de los responsables del naufragio y piden su renuncia, deberá informar detalladamente esta semana al Parlamento italiano sobre los hechos ocurridos en el mar de Calabria.
Y aunque todavía no hay información oficial, se espera que el Consejo de Ministros que se reunirá en Cutro, decida sobre penas más duras contra los traficantes y sobre reglas escritas en relación al salvataje en el mar. Este último punto ha desencadenado numerosas críticas contra el gobierno, sobre todo al ministro de Infraestructuras, el derechista y líder de la Liga, Matteo Salvini, que tomó duras medidas antimigrantes cuando era ministro del Interior (2018-2019) y que habrían ordenado a la Guardia Costera, entre otras cosas, no actuar o actuar limitadamente ante los migrantes en el mar.
El Vía Crucis
El domingo, unas mil personas participaron del Vía Crucis en memoria de las 70 víctimas, en la playa frente al mar donde se produjo el naufragio. Fue un momento de plegaria para cristianos y musulmanes, ya que la mayoría de los migrantes provenientes de Irán, Pakistán y Afganistán son musulmanes.
El Vía Crucis llevaba delante una cruz realizada por un artista de Calabria con los restos encontrados de la nave. “Hemos querido hacer esta cruz para recordar a los inocentes muertos en el naufragio. Este drama no se borrará jamás de nuestra memoria”, dijo el padre Francesco Loprete, cura de una localidad cercana al naufragio, que organizó el Vía Crucis.
En el mar de Calabria en tanto, las autoridades navales siguen buscando a otros desaparecidos. Unos 80 migrantes fueron rescatados vivos desde el naufragio, 22 de ellos fueron enviados al hospital de Crotone para ser tratados. Los demás fueron enviados a un centro de recepción para refugiados.
La barca había partido 4 días antes del puerto turco de Smirne. El sábado la barcaza había sido detectada por un avión de la agencia europea Frontex que patrullaba la zona e informó a las fuerzas navales italianas. Pero éstas no actuaron salvando a la gente porque la advertencia de Frontex no habló de una situación de peligro, según dijeron las autoridades italianas.
Migrantes Si
Mientras algunos políticos de derecha estimulan el miedo a los migrantes y gente del Norte de Italia sobre todo, desconfían de ellos y los rechazan, en los sectores industriales se lamentan porque hay poca mano de obra. Las empresas del Nordeste no encuentran personal a causa de la caída demográfica (los italianos no tienen hijos o máximo uno y los jóvenes se van a vivir a otros países). Y eso se refiere sobre todo a los sectores del turismo (que está creciendo enormemente después de la pandemia), la construcción, la agricultura y los transportes. Y muchos de los empresarios piden extranjeros, a veces porque los pueden explotar mejor, otras veces porque hablan otros idiomas y eso es útil, y también porque son expertos y muy trabajadores.
Para encontrar una persona adecuada para asumir, se requieren cinco meses o más, dicen los expertos, ya se trate de ingenieros, técnicos u obreros. Una empresa que produce aparatos para la calefacción cerca de Vicenza (norte del país), por ejemplo, hoy tiene unos mil empleados de 30 distintas nacionalidades. Pero ahora no encuentra fácilmente nuevos empleados que sustituyan a los viejos. Por eso varias empresas del norte hablan de la necesidad de aumentar el flujo de trabajadores extranjeros y rever las normas que reglamentan esos ingresos.
Y dado que se trata de empresas que alimentan la riqueza del país, según ellos el gobierno debería tenerlo en cuenta, haciendo algo parecido a lo que hizo Alemania con los turcos y después con los prófugos de Siria. En la década del 1960, en efecto, el gobierno alemán firmó un acuerdo con Turquía para estimular la llegada de migrantes turcos a Alemania. Hoy es la comunidad extranjera más importante de Alemania con unos 3 millones de personas.