El hombre que el 14 de febrero pasado le quitó el arma y asesinó de un tiro a la oficial de la Policía porteña, Maribel Nélida Zalazar, en la estación de Retiro del Subte C, fue procesado con prisión preventiva como autor de un "homicidio doblemente agravado" y se ordenó una "junta médica" para saber si comprendió la criminalidad de sus actos, informaron fuentes judiciales.


La decisión la tomó el juez nacional en lo Criminal y Correccional 9, Martín Sebastián Peluso, sobre el imputado del crimen, Oscar Gustavo Valdez, de 30 años, por los delitos de: "homicidio doblemente agravado por haber sido cometido con un arma de fuego y por resultar la víctima miembro de una fuerza de seguridad" en relación con la policía; "tentativa de homicidio criminis causa agravado por haber sido cometido con un arma de fuego", porque hirió a un empleado del subte en ese mismo hecho; y "daño agravado" causado en la estación con los disparos y las patadas que le dio al patrullero donde fue trasladado.

El juez Peluso también ordenó trabar un embargo por un monto de 50 millones de pesos sobre los bienes de Valdez, ciudadano paraguayo, quien hace 14 años que reside en Argentina, con domicilio en el Barrio 31 Bis de Retiro.

Una junta médica determinará si Valdez es imputable

Las primeras evaluaciones médicas sobre Valdez coincidieron que estaba orientado en tiempo y espacio. Sin embargo, el juez ordenó que se realice una "junta médica integrada por profesionales con orientación en psicología y psiquiatría del Cuerpo Médico Forense de la Justicia Nacional".

De esta manera, el juez quiere "establecer si, en función de lo que surge de la totalidad de las constancias de la causa, los registros fílmicos recopilados sobre la conducta del imputado antes, durante y después de los hechos que motivaron el inicio de estas actuaciones, las constancias sobre la evolución del estado de su salud psicofísica (…), el imputado Oscar Gustavo Valdez, tuvo capacidad para comprender la criminalidad del acto y dirigir sus acciones" y "si sus facultades mentales encuadran dentro de la normalidad".

Peluso también pide se especifique “si el causante posee indicios de peligrosidad para sí y/o para terceros" y, de ser necesario, "la modalidad de internación que resulte adecuada para su tratamiento".

A la hora de evaluar el móvil del ataque, el juez no descartó que esté vinculado a “la personalidad” violenta del imputado y a un posible cuadro de abstinencia al consumo de drogas y alcohol.

“He podido reconstruir a través de prueba testifical que el imputado sufría descompensaciones por el consumo de sustancias estupefacientes y el alcohol, que presentaba cierta destreza en el manejo de armas de fuego y que en más de una oportunidad lideró el despliegue de una actitud violenta hacia la pareja de su ex concubina, al igual que contra ella”, explicó el magistrado en su fallo.

Además, el juez recordó que durante la indagatoria, el defensor le preguntó contra quién disparó, y el acusado, con cierta incoherencia, contestó: “Sí, al que tenía a mi hijo. Al que estaba por matar a mi hijo. No lo quería ver así a mi hijo, por eso hice eso. Porque el tipo, el boliviano, tenía a mi hijo, dañándolo, lo tenía mal, como un juguete y como no soportaba ver así a mi hijo, por eso hice eso”.

Cómo fue el crimen de la mujer policía

El procesamiento fue acompañado por fotogramas de los videos de las cámaras de seguridad, donde se observa cómo Valdez le arrebató a Zalazar la pistola 9 milímetros de su cartuchera, forcejeó, y tuvo la habilidad de montar la corredera para cargar el arma y disparar.

Todo comenzó a las 10.15 del 14 de febrero, cuando Valdez llegó a la estación de Retiro del Subte C, ayudado por su pareja y un ocasional pasajero porque presentaba un dolor de cintura y tenía dificultad para caminar. En el andén, se acercaron Ariel David Figueroa -empleado de la empresa concesionaria Emova-, y la oficial Zalazar de la División Subte Líneas C, D, E, H y Premetro de la Policía de la Ciudad.

La novia del imputado explicó que se había caído de la escalera en la estación Diagonal Norte, que le dolía mucho la pierna y que no podía moverla, pero cuando le acercaron una silla, Valdez la rechazó.

Según Figueroa -quien fue baleado-, Valdez “lloraba de dolor, transpiraba y tenía el cuerpo caliente, como si tuviera fiebre”. Y agregó que “se dirigía a su pareja llorando, refiriéndole frases tales como ‘perdón mi amor, yo no quería hacer esto’”.

Ante la posibilidad de que Valdez tuviera la cadera fracturada, la oficial Zalazar le indicó a Figueroa que trajera la camilla tipo tabla para inmovilizarlo y en ese momento, Valdez se agachó, le quitó la pistola Bersa Thunder a la oficial, le quitó el seguro, tiró la corredera y le efectuó dos disparos a la altura del cuello.

Luego de que Zalazar se desplomara, Valdez efectuó varios disparos contra Figueroa y lo hirió en su glúteo derecho.

Según la resolución, Valdez luego efectuó dentro de la estación al menos otros tres disparos en diferentes direcciones, escapó corriendo por la boca del subte que da a la Plaza Fuerza Aérea, descartó en las escaleras el arma, y llegó hasta el Hotel Sheraton, donde fue reducido y detenido por dos oficiales de la Policía de Ciudad.

La oficial Zalazar era madre de dos hijos. Fue trasladada en helicóptero de emergencia al Hospital Churruca, donde falleció al mediodía mientras era operada, por las hemorragias internas y externas que uno de los proyectiles le ocasionó en el cuello y el tórax.