Desde Bolonia
Entre las incontables actividades, workshops, muestras y conferencias que tiene la Feria del Libro Infantil de Bolonia, una de ellas reunió a expositores argentinos. Allí estuvieron el escritor y columnista de este diario, Mempo Giardinelli, la coordinadora del Plan Nacional de Lecturas, Natalia Porta López, la editora de Iamiqué, Ileana Lotersztain, y el cónsul adjunto en Milán, Manrique Altavista.
La presentación del Programa Sur de apoyo a la traducción del libro argentino de Cancillería fue uno de los ejes de la mesa. "Para las editoriales pequeñas como las nuestras es fundamental que el Estado tenga estas políticas de promoción, que son imprescindibles para la producción del libros de calidad", destacó Lotersztain. Su editorial se especializa en libros de ciencia para chicos y chicas, y ha vendido derechos de algunos de sus libros con el estímulo económico que significa este programa, gracias al cual se restan los costos de traducción de este proceso.
La Coordinadora del Plan Nacional de Lecturas comentó los libros que llegarán este año a las escuelas de todos los niveles a través de este programa del Ministerio de Educación, especialmente los de la colección Historias x leer, una edición del propio ministerio, que llevará dos obras literarias a cada niña y niño que transita la escuela primaria del país, de destacados escritores e ilustradores argentinos. Son catorce libros con diferentes historias, dos por cada grado, seis de los cuales fueron traducidos a cinco de las dieciocho lenguas indígenas, y con una versión multimedia accesible -interpretaciones en Lengua de Señas y texto plano-. "Todo este esfuerzo que hace el Estado argentino tiene un gran objetivo: que crezca la cantidad de niños y niñas lectores en nuestro país", destacó Porta López.
Giardinelli habló sobre la experiencia de las Abuelas Lectoras, un hito de la fundación que lleva su nombre, que con los años se multiplicó y replicó en más de 70 ciudades de todas las provincias argentinas, y otras de México, Colombia, Chile y Brasil. "La fundación tiene un instituto de estudios, un profesorado, realiza cada año el Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura, con el orgullo de que todo se haga desde el interior sufrido del país, en este caso el Chaco. Pero ese programa es un orgullo aparte y especial", contó el escritor.
"Cuando me dieron el premio Rómulo Gallegos, pensé que si me lo había dado la literatura, a la literatura tenía que volver, así que cree una fundación donde puse el dinero de ese premio, que era mucho", contó el escritor. "Mi hermana mayor, que fue como una madre para mí, me dio la idea de crear un modo de que las abuelas cuenten cuentos a los chicos, de sistematizar ese lazo lector. Fue muy sabia: las abuelas siguen trayendo a otras abuelas a leer, y el programa no para de crecer".