En la postpandemia, la recuperación del trabajo -una recuperación marcada por la informalidad y los bajos ingresos- permitió que trabajadores que se ganaban la vida sin patrón ni derechos laborales salieran de la economía popular. Sin embargo, las oportunidades fueron desiguales para varones y mujeres. Así lo muestra un informe del Centro de Investigaciones Citra (Conicet-Umet), con datos contundentes: mientras que los varones de la economía popular descendieron 4,3 puntos porcentuales, las mujeres tan solo lo hicieron en un 1,5 pp.
El conjunto de la economía popular es mayoritariamente femenino, pero tras la pandemia esta característica se acentuó. Este fenómeno es un reflejo de las dificultades que encuentran las mujeres para acceder al mercado laboral. En la medida en que no son absorbidas por el mercado formal, se ven obligadas a generarse ingresos por su cuenta. Entre los jóvenes, la economía popular está siendo la puerta de ingreso al trabajo; esto se acentúa si se es mujer.
El Centro de Investigaciones Citra (Conicet-Umet) comenzó a medir el número de trabajadores de la economía popular en el 2020, y realiza actualizaciones trimestrales.Se basa en los microdatos de la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, es decir que procesa información oficial. Esta nota corresponde a los datos del primer trimestre de 2022, los últimos disponibles. Veamos lo publicado por Citra:
Un sector feminizado
Las mujeres encuentran más trabas para acceder a un empleo. Por esto, son mayoría dentro de la economía popular, un 54,31 por ciento contra una presencia menor de los varones (45 por ciento).
María Inés Fernández Alvarez es una de las autoras de la medición, junto a Sandra Wolanski, Santiago Sorroche, Ernesto Mate y Belén Santín Ruffo.
“Los datos evidencian la capacidad de la economía popular de generar trabajo ahí donde el mercado formal expulsa y la incidencia de este sector socio-laboral en la economía del país. Refuerzan el peso mayoritario de las mujeres en la economía popular, que se proyecta de manera aún más significativa si tenemos en cuenta que la EPH no considera el trabajo no remunerado de cuidados. Este trabajo que es realizado mayoritariamente por mujeres y disidencias sexuales dentro de la economía popular e incluye tanto la atención cotidiana de los familiares a cargo como tareas comunitarias que resulta fundamental para sostener la vida en los territorios”, señaló a Página/12
Limpieza por hora, lo que más creció
La actividad que más creció entre las mujeres de la economía popular de marzo de 2021 a marzo de 2022 fue la limpieza de casas particulares. Citra mide a las trabajadoras con menos de 35 horas de trabajo semanal; en esta actividad el número se duplicó.
El servicio doméstico de ocupación no plena creció un 98,5 por ciento, pasando de 219 mil trabajadoras a 435 mil. Se trata, recordemos, de trabajo en negro, sin derechos laborales.
Hay que aclarar que no quiere decir esto que la limpieza por horas sea la actividad más realizado por las mujeres de la economía popular, ya que son más numerosas en el trabajo por cuenta propia.
El mito "viven del Estado"
Contra el prejuicio instalado, entre los trabajadores de la economía popular sólo el 23 por ciento tiene ingresos que provienen predominantemente del Estado.
El 77 por ciento de las personas que integran la economía popular tienen como principal ingreso su trabajo en el mercado.
La idea de que son planeros, que no quieren trabajar, que viven del Estado, es un mito. Recordemos que el monto de un plan Potenciar hoy es de 32 mil pesos. Nadie vive con eso, la ayuda del Estado es sólo un complemento.
Jóvenes
La economía popular está integrada mayoritariamente por jóvenes. En la comparación interanual (de marzo de 2021 a marzo de 2022), sin embargo, su participación en la economía popular se redujo más que la de los trabajadores adultos.
Esa reducción fue de 8 puntos porcentuales; mientras que en 2021 el 45 por ciento de los jóvenes de la PEA trabajaban en la economía popular, para marzo de 2022 esa proporción se redujo al 37 por ciento.