Alumnos y docentes del Colegio 7, Juan Martín de Pueyrredón, realizaron este jueves una sentada en el patio luego de que el Ministerio de Educación no suspendiera las clases por la ola de calor. Solo en horas de la mañana las autoridades debieron llamar al SAME por cuatro alumnos y un docente que se descompensaron. Para la tarde se sumaron una preceptora y dos alumnos que tuvieron que ser trasladados al Hospital Argerich.
El hecho se repite en varios colegios de la Ciudad con la diferencia de que el Pueyrredón tiene un techo de acrílico que produce un efecto invernadero en todas las aulas. Las temperaturasen ellas superan los 40 grados. La situación ya generó casos de náuseas, bajas de presión e incluso desmayos.
Los alumnos se negaron a entrar a las aulas y se quedaron en el patio armando carteles y escribiendo un acta para presentar a las autoridades educativas. “No quieren suspender las clases desde el Ministerio de Educación y así no podemos continuar”, dijo Yoel Dibenedetto, docente y delegado gremial del Pueyrredon por UTE. El cuerpo docente está en asamblea permanente para intentar encontrar la mejor solución posible a la ola de calor que no da respiro.
Desde el Ministerio de Educación permiten suspender las clases sólo si hay cortes de luz, por eso desde la semana pasada hay continuas notificaciones desde el colegio, ubicado en Chacabuco al 922 en el barrio de San Telmo, a las familias para avisar si hay o no clases. "Ayer no había luz y les dijimos a los alumnos que no vinieran pero como a la tarde volvió los tuvimos que notificar nuevamente para pedirles que asistan este jueves", afirmó Dibenedetto.
Los alumnos ingresan y deben ser retirados a media jornada por sus familias por falta de suministro, contó el delegado. Además, muchos de los alumnos tienen más de una hora de viaje, lo que genera que no puedan ser avisado antes de que salgan de su casa.
El agua de las canillas sale caliente, siempre que esta no se corte por la falta de luz, por eso los alumnos de quinto años decidieron llevar una conservadora para mantener fría el agua que llevan de su casa.
La Ministra de Educación, Soledad Acuña, anunció la semana pasada la entrega de botellas de agua para hidratar a los alumnos y que pudieran hacer frente a las altas temperaturas. El problema es que al Pueyrredón asisten en los tres turnos un total de 900 alumnos y la cantidad de botellas de medio litro que les llegaron, recién este jueves, fueron 468.
“Entre el techo de acrílico que convierte las aulas en un sauna, los cortes de luz que obligan a no tener clases por ejemplo en el turno noche hace cuatro días y que desde Supervisión no nos contestan el teléfono y el Ministerio manda botellitas que no alcanzan, no se puede estudiar, enseñar... Nada”, concluyó Dibenedetto.
Ayuda que llega a medias
Ante la ola de calor, distintas cooperadoras de las escuelas intentaron abastecer de ventiladores las aulas pero desde el gobierno de la Ciudad prohibieron el ingreso de artefactos eléctricos no autorizados por el Ministerio.
“Son 170 mil botellas de agua natural las que entregan desde el Ministerio pero solo en la gestión estatal hay una población de 400 mil estudiantes”, sostuvo Pablo Francisco, secretario de CyMAT de UTE. En otras escuelas la situación este jueves fue similar: llegó una cantidad de botellas que no completa toda la población, pero además con el agua a temperatura ambiente, cuando los establecimientos no tienen heladeras con capacidad para ese volumen.
“Este año el presupuesto es el más bajo de la historia de la Ciudad en Educación, por eso reclamamos mayor inversión en infraestructura”, destacó.
En tanto, el secretario contó que un relevamiento de UTE determinó que son más de 500 las escuelas que no tienen una ventilación adecuada. “No dan respuestas y la mayoría de los ventiladores no andan o funcionan mal”, añadió.
Informe: Mercedes Chamli.