“Clases o tiros”, rezaba el mensaje amenazante que apareció escrito ayer, a centímetros de las escaleras de ingreso a la escuela Tomás Espora, de Casiano Casas y Superí. La intimidación que se podía leer en el suelo, se dio en la misma semana que fue baleada la escuela de Grandoli y Ayolas, en barrio Tablada, donde ayer la comunidad educativa hizo una abrazo solidario. "Lamentablemente conocemos de tiros (en la zona), pero no queremos que esto se haga cotidiano", dijo una de las directivas.
El texto que se podía leer en la vereda de la escuela de barrio Rucci sorprendió a directivos, estudiantes, madres y padres. Se trata de un establecimiento que contiene a 500 alumnos y alumnas, donde trabaja un centenar de docentes. La N° 1.254 está ubicada en Superí al 2400, donde muchas personas fueron a retirar a sus hijos e hijas a media mañana de ayer, cuando comenzaban a enterarse. “Los chicos se fueron de la escuela, todos con temor. Estoy mal, nerviosa y angustiada. Los mandamos a estudiar no a que los maten. No se puede creer lo que está pasando. Mi nena viene a la tarde pero no la voy a mandar”, dijo una mujer.
Si bien las clases no fueron suspendidas, sí se hizo la denuncia policial y tomó intervención la Fiscalía. Un patrullero policial se apostó frente del edificio. En la misma cuadra donde funciona la comisaría 30°.
Carolina Jeandrevin, directora de la escuela, aseguró. "No estamos acostumbradas a estas cosas y no nos vamos a quedar quietas. Seguiremos trabajando para que esta situación mejore".
Casi al mismo tiempo, en barrio Tablada decenas de personas se reunieron para abrazar a la institución que el domingo a la noche fue impactada por balas. Alejandra Spósito, directora de la Escuela N° 6.430, dijo en LT8: “Fue una amplia convocatoria de toda la comunidad y nos sentimos muy acompañadas. Vimos con las autoridades cuáles son los próximos pasos para seguir adelante con el funcionamiento de la escuela. Nuestros chicos conocen de tiros y de balas, lamentablemente, pero que no se nos haga cotidiano, que quienes tienen que darnos respuestas de un proyecto social para estas barriadas, lo empiecen a elaborar. Estamos reclamando seguridad, para que los niños puedan venir a la escuela con tranquilidad".
También hubo personal de la secundaria que funciona en el edificio y agradeció el acompañamiento que "trae aire fresco", y que "si bien el dolor está, esto nos llevó a dejar de pensar en nosotras para pensar en la comunidad completa. Queremos que cada uno de los derechos de estos chicos y chicas estén garantizados. Esto nos desmoronó en un segundo".