En un clima tenso, marcado por la disputa política y electoral que se abrió frente a la crisis de inseguridad en Rosario, el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, se presentó ante la comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados para dar cuenta de las políticas que se estaban llevando a cabo. La exposición duró casi cinco horas y giró principalmente en torno a la ola de violencia en Santa Fe, aunque el ministro también debió dar cuenta del uso de las pistolas taser, las falencias de la infraestructura judicial, la presencia del Ejército en barrios populares, el conflicto con algunas comunidades mapuches, entre otros temas. Juntos por el Cambio, que venía afilándose los dientes hace días, aprovechó la reunión para atizar contra la política de Seguridad del gobierno nacional y, de paso, ensalzar la del gobierno de Mauricio Macri. Hubo algunos que, incluso, le pidieron la renuncia al ministro, quien debió rectificar -en más de una ocasión- sus dichos respecto a que "los narcos han ganado". "Yo no me rindo, peleo todos los días por lo que necesito y creo. No nos hemos detenido un segundo", afirmó, tajante, Fernández.
La amenaza a la familia de Lionel Messi, así como el asesinato de un niño de 12 años, lograron lo que varios dirigentes santafesinos venían reclamando hace meses (o años): poner en el centro del debate político las consecuencias del crimen organizado en Rosario. La onda expansiva llegó al Congreso, que primero dictaminó, el miércoles, un proyecto para el fortalecimiento de la Justicia Federal de Santa Fe, y concluyó, al día siguiente, con la convocatoria del ministro de Seguridad, Aníbal Fernández, para que diera explicaciones sobre las medidas que estaba implementando la Nación para frenar la ola de violencia. La presencia del ministro venía siendo reclamada por la oposición hace varios meses, por lo que en el oficialismo ya se venían preparados para una ofensiva coordinada de JxC. Casi ningún jefe de bloque opositor quiso perderse la reunión: Cristian Ritondo (PRO), Mario Negri (UCR), Ricardo López Murphy, Romina Del Plá (PO), Enrique Estévez (Partido Socialista), el "Topo" Rodríguez (Interbloque Federal). La mayoría, sin embargo, se retiró poco después de dar su discurso. "Filman el video para TikTok y después se van", se quejó el santafesino Eduardo Toniolli (FdT).
"Más de la mitad de los recursos destinados a seguridad se enviaron a la provincia de Santa Fe. De 17 mil millones de pesos de inversión, 8.875 millones fueron a Santa Fe y en su mayoría a la ciudad de Rosario", precisó Fernández al comienzo de su exposición, en la que, apoyado en filminas, aprovechó para dar algunas cifras sobre su gestión al frente del Ministerio. El ministro recordó que, apenas asumió en septiembre de 2021, recibió al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, para "hacer una presencia inmediata en la provincia" y que por eso, a los pocos días, decidió el traslado de 575 efectivos de Gendarmería a Rosario.
Luego de una hora de hilvanar datos y cifras, llegó el momento de las preguntas (y, con ello, de los primeros cruces). "¿Usted puede decir que la Seguridad en la provincia de Santa Fe es una prioridad para el gobierno nacional?", arrancó, sin medias tintas, el radical santafesino Juan Martín - quien había sido el que había convocado originalmente al ministro - y denunció que había "una caída sostenida de la participación de Santa Fe en el ranking nacional de los recursos que se destinan para Seguridad interior".
"A diferencia suya nosotros no nos vamos a rendir porque a nosotros no nos ganaron los narcos. De los últimos 20 años que dijo que el narcotráfico ganó, usted ocupó distintos cargos en 16 años. A usted le ganaron", lo acusó, en tono de campaña, el vicepresidente del PRO, Federico Angelini, quien no perdió oportunidad para destacar la gestión de Patricia Bullrich - hoy candidata a presidenta - cuando era ministra de Seguridad durante el gobierno de Macri. "Cada vez se ven menos fuerzas en el conurbano", se quejó, en la misma línea, Cristian Ritondo, que compite para ser gobernador de la Provincia Buenos Aires. "Cuando expresó que los narcos nos han derrotado me sentí perturbado. Si no tiene fuerzas o cree que no está en condiciones de hacerlo lo mejor es que deje el cargo", sostuvo, mientras tanto, López Murphy, pidiéndole directamente su renuncia.
A medida que las preguntas- que eran, en la mayoría de los casos, más bien críticas a la gestión - se iban acumulando, Fernández defendía la gestión del gobierno nacional. "En Rosario en 2022 tuvo 2.011 procedimientos con 2077 detenidos. Eso no sucedió jamás", destacó, e insistió en que lo más importante en el combate contra el narcotráfico era "impactar sobre los fondos, los dólares, que sobre el producto". "Nos podrían dar una mano para sacar la ley de lavado de activos", apuró. "Estamos haciendo lo posible", ironizó fuera del micrófono el jefe de la bancada oficialista, Germán Martínez, haciendo alusión al bloqueo opositor. "Usted nos pide una mano con la ley de lavado de activos, yo le voy a pedir una mano con la implementación del Código Procesal Penal", retrucó, por su parte, Alejandro Cacace (Evolución), haciendo referencia a un reclamo que sobrevoló parte del encuentro: la falta de implementación del sistema acusatorio en Santa Fe.
No solo JxC tomó la palabra, sino que les socialistas santafesinos como Enrique Estévez y Mónica Fein, así como les tres diputades de izquierda, también aprovecharon para cuestionar al ministro por diversas políticas. Una de esas fue el anuncio de Alberto Fernández de que se enviaría al Ejército a cumplir con tareas de urbanización en los barrios populares de Santa Fe. "No tengo que ver con ese tema, estoy más cerca de pensar como usted pero no he participado", respondió el ministro, diferenciándose de la decisión del presidente.
Respecto al uso de las taser, cuyo importación fue recientemente autorizada por el gobierno nacional para la Ciudad de Buenos Aires, el ministro volvió a referirse a la compra de 100 pistolas para "grupos especiales": "Siempre es preferible, nadie dice que las vayan a usar, vamos a estudiarlas", afirmó.