El parlamento sudafricano votó esta semana una moción para rebajar el nivel de relación diplomática de ese país con Israel, sintonizando con la denuncia que viene haciendo el Poder Ejecutivo acerca del “sistema de apartheid” que se ha instalado contra los palestinos, especialmente en Cisjordania ocupada por tropas y colonias judías. En lugar de tener embajadas mutuas, pasarán a ser oficinas de enlace.
En una declaración publicada por el Partido Nacional de la Libertad -el que introdujo el tema en el parlamento- se afirma que esta iniciativa hubiese sido apoyada por el líder antirracial Nelson Mandela: “él estaría orgulloso; siempre dijo que nuestra libertad está incompleta, sin la de los palestinos”.
Si bien este es un pequeño partido de centro-izquierda con dos diputados, la propuesta fue aprobada con los votos de otros mayores, incluyendo al histórico Congreso Nacional Africano que lideraba Mandela.
En tensión desde 1995
Las relaciones entre Sudáfrica e Israel vienen siendo tensas en los últimos años por los paralelismos que denuncian autoridades sudafricanas con el sistema de segregación racial que sufrieron los negros allí. Según Ahmed Munzoor Shaik Emam -diputado del Partido Nacional de la Libertad- “deseamos que este sea el primer paso para presionar a Israel a que respete los derechos humanos, reconozca los derechos del pueblo palestino -el de existir como Estado- y que regrese a la mesa de negociación. Y llamamos al gobierno a implementar rápido esta moción; de hecho, nuestro partido pide una ruptura diplomática, económica y militar total ”.
Sudáfrica estableció relaciones diplomáticas con Palestina en 1995 un año después del final del sistema segregacionista en favor de los blancos. Desde aquel momento el gobierno sudafricano viene criticando la ocupación de “significativas porciones del West Bank” y el desarrollo de nuevas colonias que son “claros ejemplos de violación de la ley internacional”.
Según Naledi Pandor –actual Ministra de Relaciones Internacionales de Sudáfrica- “la narrativa palestina evoca las experiencias de nuestra propia historia de segregación racial y opresión; en tanto oprimidos, nosotros experimentamos de primera mano la inequidad racial y la discriminación”. Por eso considera que Israel debería ser catalogado como un Estado de apartheid y las Naciones Unidas establecer un comité para verificar si la situación cumple los requisitos que definen a tal concepto.
Amnistía Internacional coincide
La ONG defensora de los derechos humanos Amnistía Internacional está de acuerdo con el análisis sudafricano. Y a su estilo, recurre a historias concretas para ejemplificarlo: la de las familias palestinas del barrio Sheikh Jarrah en el ocupado Jerusalén Este, las cuales llegaron allí luego de haber sido desplazados de sus casas por la fuerza, por parte de los colonizadores judíos de Israel en 1948.
En mayo de 2021, el Estado de Israel otra vez comenzó a presionarlos, queriéndoles quitar sus casas y tierras sin justificación ni indemnización, para establecer en su lugar a nuevos colonos con el objetivo de desplazar a todos los palestinos que sea posible. Allí esas familias sufren un permanente acoso de fuerzas israelíes y existe un sistema legal totalmente discriminatorio respecto a toda clase de derechos, incluyendo al de no ser desplazados de sus viviendas.
Según Amnistía Internacional, este ejemplo es representativo de una política generalizada de lo que los palestinos sufren cada día: "la discriminación, la desposesión, la represión de la disidencia, el asesinato y las lastimaduras, son parte de un sistema creado para privilegiar a los israelíes judíos, a expensas de los palestinos. Esto se llama apartheid".